Tanatoturismo: viajar visitando los lugares más oscuros del mundo

Los turistas visitan ciertas zonas en las que el sufrimiento humano estuvo presente de algún modo. Dentro de esta extraña modalidad de ocio, Chernóbil o Auschwitz se están convirtiendo en los destinos preferidos
Turistas españoles ante el reactor nº 4 de Chernóbil. Foto: Juan Teixeira.
Tanatoturismo: viajar visitando los lugares más oscuros del mundo

La moda por inventarse nuevas formas de turismo que llamen la atención de los viajeros a lugares cada vez más sorprendentes está llegando a límites muy oscuros. Si al famoso turismo gastronómico se le han sumado competidores tan novedosos como el turismo deportivo o el enoturismo, parece que al afán por descubrir lugares de una manera diferente se le ha unido ahora una nueva tendencia un tanto macabra. Nos referimos al tanatoturismo, o lo que es lo mismo, viajar por el mundo para visitar aquellos lugares que guardan historias relacionadas con la muerte. Aunque parece que esta nueva modalidad de turismo cada vez atrae a más seguidores, las críticas también han caído fuertemente sobre este sector. El debate sobre si esta modalidad convierte en espectáculo al sufrimiento humano está abierto, incluso algunos artistas como el israelí Shahak Shapira han decidido hacer proyectos críticos para mostrar como el afán por buscar la mejor foto en lugares históricos que esconden sufrimiento humano, está sobrepasando el límite del respeto a las víctimas. Así Shapira ha creado el proyecto Yolocaust, en el que muestra imágenes “combinando selfies del Memorial del Holocausto en Berlín con imágenes de los campos de exterminio nazis”, para que se tome conciencia sobre este tipo de comportamientos tan frívolos. 

 Yolocaust, proyecto del artistas israelí Shahak Shapira para que se tome conciencia sobre este tipo de comportamientos tan frívolos

Los campos de concentración son un claro ejemplo de destinos de tanatoturismo, aunque cada vez son más los lugares relacionados con la muerte que son visitados por turistas que acuden a ellos buscando nuevas alternativas y experiencias o simplemente por el morbo que suscitan esos sitios. La necesidad por conocer cosas extremas ha hecho también crecer el interés por visitar lugares con alto riesgo radioactivo como Chernóbil o zonas de conflictos como Bosnia y Herzegovina y aunque muchos aseguran que este modo de viajar es una frivolidad que banaliza la tragedia, hay quienes defienden que visitar esos lugares es la mejor manera de contactar con la realidad y empatizar con el sufrimiento humano de los que allí perdieron la vida.

Chernóbil

El estreno de la producción “Chernobyl” en HBO, ha sido uno de los culpables del aumento del interés por lugares relacionados con catástrofes. La curiosidad que ha levantado la serie por conocer la ciudad ucraniana de cerca, ha hecho que el turismo oscuro haya aumentado de manera considerable en esa zona y se calcula que unas 100.000 personas la visitarán este año. El desastre de la central nuclear ha llamado la atención no solo de los “tanatoturistas”, sino que gran número de “influencers” y “youtubers” han decidido acercarse hasta el lugar para comprobar “in situ” que ocurrió allí y de paso obtener la imagen perfecta para gustar más a sus seguidores. Aunque este afán por visitar la zona radioctiva no es nada nuevo, si que su interés se ha multiplicado el último año. Desde 2010 la empresa Chernobylwel ofrece viajes para que los turistas puedan visitar  las ciudades fantasma de Chernóbil y Prípiat, normalmente el número de reservas era muy escaso, pero este año han aumentado de manera descontrolada. Según la agencia, en junio del 2018 realizó 4 reservas de este tipo de viajes y el mismo mes de este año hizo unas 150.

Auschwitz

Localidades como la francesa Oradour-sur-Glane se han convertido en símbolo de la crueldad nazi y a ellas acuden miles de personas anualmente para visitar los restos de poblaciones que fueron masacradas en la época de Hitler. Pero uno de los lugares más escabrosos y conocidos de la historia del nazismo es el campo de concentración de Auschwitz. Los tanoturistas quieren conocer de primera mano lo que sucedió en aquel lugar, pero no solo ellos, ya que la importancia histórica que tiene todo lo que ocurrió entre los muros del campo ha levantado desde siempre el interés de la sociedad en general.

 

Pero no todos los que acuden a esa zona lo hacen con el respeto que se merecen quienes allí perdieron la vida, e incluso desde la propia institución del Memorial de Auschwitz se han adelantado a pedir respeto cuando se visite el lugar donde fueron asesinadas más de un millón de personas.

La antigua Yugoslavia

Algunas zonas de conflicto también se han convertido en lugares de visita turística obligada para aquellas personas que quieren conocer de cerca el sufrimiento de otros. En este sentido encontramos a territorios como algunos de los enmarcados en la ex Yugoslavia, lo que hoy es Bosnia y Herzegovina, en donde la guerra causó la muerte de miles de personas durante los años 1992 y 1995. Por ejemplo el War Hostel en Sarajevo, ofrece a sus huéspedes alojarse en un lugar marcado por la guerra acompañados por un superviviente. Habitaciones con colchones muy finos tirados en el suelo o decoración con armas y carteles de guerra son los detalles característicos de este hotel que como dice su gerente Arijan Kurbasic, "no está destinado a crear nostalgia por un periodo de crueldad, sino para educar a las nuevas generaciones sobre la dureza que supuso el conflicto".

Beds-at-war-zone-themed-hostel-in-Sarajevo-Bosnia-and-Herzegovina El War Hostel de Sarajevo permite a los turistas alojarse en un lugar ambientado en el conflicto (WAR HOSTEL)

En la capital también hay visitas guiadas que permiten conocer de primera mano lugares como la Avenida de los Francotiradores, por donde los habitantes tenían que pasar sin saber si recibirían algún disparo que acabaría con sus vidas. Otro punto que atrae a los visitantes es el Mercado de Markale, que fue el escenario de la muerte de 68 personas tras la explosión de una granada y este lugar también se ha convertido en uno de los preferidos por los turistas que visitan esta zona de conflicto.

Whitechapel : el barrio de Jack “El Destripador”

Whitechapel es un barrio que está situado a unos cinco kilómetros del centro de Londres y el cual se hizo famoso porque en el año 1888 se cometieron en él varios asesinatos de mujeres. El conocido como Jack “El destripador”, mataba y extraía los órganos de sus víctimas y algunas compañías han pensado que esto es un buen gancho para el turismo oscuro y por eso ofrecen tours para visitar las calles del barrio londinense donde el famoso asesino llevó a cabo sus crímenes. Incluso algunas agencias como Strawberry Tours ofrecen rutas gratuitas por un lugar que como ellos mismos afirman, está de moda.

“Ahora una zona de moda de Londres, pero un lugar que fue descrito como el infierno cuando tuvieron lugar los asesinatos”, STRAWBERRY TOURS.

Hotel Cecil en Los Ángeles

Se le conoce como uno de los lugares embrujados más emblemáticos de la ciudad de Los Ángeles ya que en su interior se han cometido numerosos crímenes. Se inauguró en 1927 y en la década de los 50 y 60 se produjeron entre sus muros varios asesinatos y suicidios. Uno de los asesinos más conocidos de Estados Unidos, Richard Ramírez, estuvo alojado un año en el hotel, tiempo durante el cual cometió 13 asesinatos y unos diez años más tarde otro asesino en serie, Jack Unterweger, también se alojó en él. En el año 2013 una turista canadiense, Elisa Lam apareció muerta en uno de los tanques de agua del hotel y aunque al principio se habló de un suicidio, algunas personas atribuyen su muerte a “energías misteriosas” después de que se hicieran públicas unas imágenes de la joven antes de morir. En ellas aparece la chica como si estuviera huyendo de algo o intentando huir, gesticulando y hablando sola. Las leyendas, la curiosidad y el morbo hacen que el hotel sea un lugar ideal para que se alojen los tanatoturistas.

El pueblo viejo de Belchite

Pero tampoco tenemos que irnos tan lejos para visitar lugares que han sido escenario de episodios de sufrimiento. En Zaragoza hay un pueblo en ruinas que recuerda una de las etapas más duras de España. En el año 1937 Belchite presenció uno de los enfrentamientos más sangrientos de la Guerra Civil española ya que allí se libró la “batalla de los 13 días” que enfrentó a los dos bandos y que dejó el pueblo sumido en la tragedia. Se dice que los cadáveres de los miles de combatientes caídos en combate fueron quemados en sus calles porque no daban a basto a enterrarlos todos. De los más de 3.000 habitantes del pueblo solo quedaron la mitad y entre los combatientes hubo casi 5.000 muertos. Hoy en día las ruinas del pueblo son visitadas por cientos de personas y el hecho de que algunos expertos aseguren que entre sus ruinas todavía está la presencia de quienes allí perdieron la vida, hace que sea un destino ideal para los "milennials" que buscan nuevas emociones.

El parisino “Cementerio de Animales” 

Pero no solo se está poniendo de moda visitar lugares en los que el sufrimiento de las personas ha estado presente, sino que también existen sitios en los que la muerte de los animales llama la atención de aquellos que buscan destinos nuevos, diferentes y oscuros. Cerca de París hay un cementerio que atrae la curiosidad de los tanatoturistas y es que en él hay enterrados unos 70.000 animales, algunos tan famosos como el pastor alemán Rin Tin Tin o Moustache, el perro que acompañó a Napoleón durante algunas batallas. Perros, gatos, monos, aves, peces, caballos o incluso un león son tan solo algunos de los animales que descansan en este peculiar lugar diseñado por el arquitecto Eugène Petit. El cementerio fue fundado en 1899 y allí hay miles de tumbas espectaculares con las fotos de diferentes mascotas. Aunque en la actualidad su uso como cementerio de animales ha decaído, los turistas que buscan rincones diferentes en París acuden a él para ver las tumbas, sobre todo porque desde el año 1987 fue declarado monumento histórico.

 

Está claro que todas ellas son zonas con gran valor histórico, en las que años atrás hubo sufrimiento y que parece frívolo visitarlas por el simple hecho de dejar patente a todo el mundo que “yo he estado ahí” o por conseguir la mejor foto del lugar. Pero queda claro que si a día de hoy esos lugares siguen existiendo, es porque son la mejor forma de recordar lo que en ellos pasó y poder reflexionar para evitar que sucesos tan dolorosos como los que allí se vivieron vuelvan a ocurrir. Eso si, siempre visitándolos desde el respeto y la cordura y teniendo en cuenta que cuando se pisen, el postureo debería quedar fuera de ellos.