MH-17: conclusiones

Tras ver las diferentes versiones que existen sobre el derribo del vuelo MH-17, la del JIT/Bellingcat, la del ministerio de Defensa ruso/Almaz Antey e incluso las más conspiranoicas, es momento de hacer una conclusión resumen sobre este caso, lo más importante del cual es la pérdida de 298 vidas humanas, con una gran cantidad de niños entre ellos.

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MH-17: conclusiones

Caso no tan único

El derribo de un avión civil por parte de militares no es, por desgracia, un caso único. Podemos consultar una detallada lista al respecto. Pocos países se libran de este tipo de incidentes. La propia Rusia/URSS tiene casos, incluso la Ucrania independiente tiene un suceso similar al derribar por error durante unos ejercicios de defensa aérea un Tu-154 ruso en 2001 sobre el Mar Negro. Quizás el caso más parecido fue el del derribo del vuelo IR665 de un A300 de Iran Air  por un misil anti-aéreo lanzado por el USS Vincennes, un crucero de la marina norteamericana. 

Es curioso que en ambos casos, el norteamericano y el ucraniano los pagos fueron similares, unos 200 mil dólares a los familiares de cada persona asesinada, y en ambos casos sin reconocer ningún tipo de responsabilidad legal al respecto. Es decir, se pagaba como buena voluntad, pero no se reconoce la culpa por el incidente. Ello evita cualquier tipo de futuro proceso legal al respecto. 

MH1

Por todo ello el MH-17 no es tan único, pero sí lo es al producirse el derribo sobre un territorio con un conflicto calificado como híbrido, donde el estado ruso participa de forma activa, pero sin un reconocimiento legal por su parte. El presidente ruso ha reconocido de manera tácita que Rusia apoya a los sublevados del Donbass, pero no participa desde el punto de vista legal en el conflicto. Por ello el MH-17, en caso de demostrar que Rusia ha participado de un modo u otro en su derribo, sería una manera bastante clara de demostrar que el país sí participa en la guerra del Donbass.

Propaganda o información

Por ello las versiones sobre el MH-17 se han convertido en un arma arrojadiza dentro de la guerra informativa entre Rusia, Occidente y Ucrania. El caso se ha politizado (por decirlo de alguna manera) hasta los extremos. Desde todos los lados algunas personas piden a gritos llevar a los presidentes del país al tribunal internacional de La Haya, a Putin si se demuestra que Rusia es culpable, o a Poroshenko si se demuestra la culpa ucraniana. 

El análisis del caso parte de esa búsqueda de responsabilidad máxima y no del deseo de encontrar a los responsables finales de cada punto de los sucedido. En esa búsqueda se omiten datos o se crean problemas a las investigaciones paralelas. No se colabora, se compite.

Corte Criminal Internacional en La Haya

Críticas

Por ello no es de extrañar que tras años de investigación haya algunas voces que señalan que no todo va bien. Es el caso del Primer Ministro de Malasia quién este verano ha señalado que la investigación está convirtiendo a Rusia en el chivo expiatorio. Estas palabras vienen a raíz de nuevas pruebas aportadas por Bellingcat junto al JIT sobre los supuestos responsables directos del derribo, cuatro ciudadanos rusos que participaban en la organización de las fuerzas rebeldes del Donbass. 

Bellingcat, grupo que se posiciona como grupo de investigación independiente basado en métodos OSINT - de fuentes abiertas, es quién más ha aportado al caso. Sin embargo, sus métodos no son los declarados por ellos, OSINT, sino en gran medida se basan en las informaciones de los servicios de seguridad ucranianos, quienes le proporcionaron gran cantidad de imágenes de foto y vídeo, así como grabaciones de conversaciones telefónicas. 

Igualmente sus métodos, posiblemente bastante eficaces en teoría, de investigación digital forense, son a día de hoy difícilmente defendibles en un juicio. El propio ministerio de defensa ruso da algunas pruebas de ello en su presentación. 

Sin entrar en la gran cantidad de informaciones falsas publicadas por medios rusos, la versión aportada por el ministerio de defensa ruso sobre el misil tampoco está exenta de lagunas. Los documentos aportados son falsificables y solo su estudio completo por parte de investigadores independientes, algo que no se ha producido, podría quizás aportar más claridad.

Tampoco son fiables los datos de radar aportados hasta ahora. Los datos completos no se han entregado a las autoridades internacionales y solo se han mostrado unas muestras que si bien apoyan la versión rusa, pueden no ser reales. 

Sistema antiaéreo BUK M

Todo esto sucede por la falta de colaboración entre dos de las partes implicadas en el caso. La tercera, Ucrania, por ahora se posiciona en el grupo de los países del JIT, pero no acaba de aclarar todas las dudas que hay sobre ella ¿Por qué la zona de guerra no estaba cerrada si allí se producían derribos de manera contínua? ¿Dónde están las conversaciones entre la torre de control de Dnepropetrovsk y el avión? ¿Y las declaraciones del controlador aéreo?

Todo esto deja claro que existen todavía muchas dudas más que razonables que no han sido aclaradas por ninguna de las investigaciones o datos publicados. Tampoco nadie habla de una culpa compartida por el suceso independientemente de quién haya derribado el avión. La mayor culpa recae en los lanzadores de ese misil, ya sean los milicianos, o supuestos militares rusos, señalados por Bellingcat, ya sean militares ucranianos como indica el ministerio de defensa ruso, sin embargo, hay otras dudas que tampoco pueden ser ignoradas, como el por qué ese vuelo estaba allí y con qué intención.

Es un gran drama lo sucedido y nada le va a devolver a los familiares a sus seres queridos, 298 tragedias. La politización y el uso del caso en la guerra informativa seguirá haciéndoles daño. A este paso ni siquiera la compensación económica que se les debe pagar podrá llegar en un tiempo cercano.