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El nuevo talibán y el viejo opio

La decisión del nuevo gobierno afgano de luchar contra el narcotráfico abre un nuevo capítulo en la larga relación entre el Talibán y el opio, la que ha sido muy fluctuante desde la aparición de los rigoristas en el universo afgano.
opio
No es extraño el incremento de la producción de opio y sus derivados en Afganistán tras la invasión norteamericana, si tenemos en cuenta el crecimiento de esa “empresa” en los años de la guerra contra Vietnam, donde en lo que se conocía como el Triángulo Dorado, un punto tripartito compartido por Birmania, Laos y Tailandia, la producción de opio se disparó alcanzado los mismos niveles de producción que hoy tiene Afganistán, dividendos con los que la CIA ha financiado sus operaciones. Crédito: Reforma.com
El nuevo talibán y el viejo opio

Por Guadi Calvo - nuevarevolucion.es

Desde hace décadas el país centroasiático se convirtió en el mayor productor mundial, con más del ochenta por ciento, lo que ya en el año 2000, había provocado que el por entonces Príncipe de todos los creyentes el mullah Omar, había emitido una fatwa que condenaba a muerte a productores, consumidores y traficantes, para poner un freno a la “industria” que se había desarrollado a lo largo de la guerra antisoviética y la guerra civil que le continuó posibilitando que los campos de adormidera se extendiera a otras provincias como las de Nangarhar, Balkh, Faryab y Takhar, más allá de Helmand epicentro tradicional de la producción de opio.

La fatwa redundó en que la producción bajará un 94%, alcanzando a comercializar solo 185 toneladas, lo que comenzó a multiplicarse de manera inmediata tras la invasión norteamérica, sólo en 2002 la producción ya había vuelto a trepar a 3400 toneladas. Extendiendo las áreas de cultivo de 70 mil en 1994 a 250 mil en 2019, con cuyos beneficios los talibanes, en gran parte, pudieron financiar la guerra contra los nuevos invasores. Según algunos datos, en los mercados fronterizos con Tayikistán, el valor de un kilo de heroína, era equivalente al de más de 35 fusiles Kaláshnikov. En el 2020 la producción había alcanzado 6300 toneladas de opio, de lo que se extrae cerca de 290 toneladas de heroína pura. Más allá que los Estados Unidos, intentaron terminar con el negocio, destruyendo cultivos y más de quinientos laboratorios, con un resultado muy pobre si se tiene en cuenta que invirtieron durante quince años ocho mil millones de dólares.

El anuncio, en agosto pasado, tras la toma de Kabul, del portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, sobre que se detendría la producción de drogas, sumado a la histórica sequía que vive el país, alteró los “mercados”, que han llegado a duplicar los valores.

Por lo que para muchos agricultores más allá de los riesgos, si los organismos internacionales no los asiste con la construcción de represas, proporciona semillas para otros cultivos y ayuda técnica, obligatoriamente volverán a cultivar amapola, que sigue siendo ya no solo la mejor salida, sino en la mayoría de los casos la única. Ya que los campos, para cubrir la demanda están teniendo tres cosechas de adormidera al año, en vez de una.

Irán un muro

A lo largo de los veinte años de guerra el tráfico monitoreado por el talibán, ha aceitado sus mecanismos, los que ahora de todos modos será muy difícil de interrumpir los circuitos que, desde las zonas de producción en Afganistán, alcanzan Medio Oriente siguiendo hacia Europa y en algunos casos deriva a puertos de Mozambique. Después de haber cruzado a la provincia pakistaní de Baluchistán, la que cuenta con una extensa y porosa frontera con Irán, responsable de incautar más del 90% del opio a escala global, el 26% de heroína y el 48% de la morfina, y que más allá de los casi cuatro mil hombres de seguridad que han muerto y otros doce mil que han sufrido heridas en combate contra el narcotráfico, las más 50 mil bandas que han desbaratado a un costo de 700 millones de dólares en todos estos años. Desde puertos pakistaníes otros cargamentos son derivados al sudeste asiático y Japón.

No es extraño el incremento de la producción de opio y sus derivados en Afganistán, tras la invasión norteamericana, si tenemos en cuenta el crecimiento de esa “empresa” en los años de la guerra contra Vietnam, donde en lo que se conocía como el Triángulo Dorado, un punto tripartito compartido por Birmania, Laos y Tailandia, la producción de opio se disparó alcanzado los mismos niveles de producción que hoy tiene Afganistán, dividendos con los que la CIA ha financiado sus operaciones. Creando un verdadero sistema de exportación de droga, que llegaba a los Estados Unidos en aviones del ejército norteamericano, red que se conoció como Air América, utilizando incluso las body bag en que se transportaban a los soldados muertos en Vietnam, lo que para muchos la CIA ha repetido en mayor escala en la guerra contra el talibán. Lo que explicaría la pandemia que los Estados Unidos están sufriendo por la utilización de opioides lo que está dejando unos cien muertos por día.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.