La comunidad científica se rebela: empieza la huelga climática

Esta semana el movimiento Scientific Rebellion (rebelión científica) ha iniciado una serie de movilizaciones basadas en la “resistencia civil no violenta”. El colectivo, formado por miembros de la comunidad científica, realizará acciones en 25 países entre el 4 y el 9 de abril: “Ya no basta con seguir esperando a que los gobiernos lean nuestras publicaciones y comprendan la gravedad y la emergencia de la crisis climática. No han estado a la altura, por eso optamos por la resistencia civil no violenta”.
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Estamos orgullosos de anunciar que cientos de científicos rebeldes llevarán a cabo acciones directas no violentas de desobediencia civil en 27 países de todo el mundo en nuestra semana de rebelión del 4 al 9 de abril - @ScientistRebel1
La comunidad científica se rebela: empieza la huelga climática

En estos días, desde este colectivo llamaban a la “mayor huelga científica y académica global de la historia” en demanda de una “acción inmediata y radical” ante la emergencia climática. Según denuncian, el calentamiento global ha llegado a un punto de no retorno y “ya no es posible limitar el calentamiento a 1,5ºC”, el principal compromiso del acuerdo de París. “Nuestros gobiernos no han estado a la altura”, dicen desde Scientific Rebellion. 

“Ya no basta con seguir esperando a que los gobiernos lean nuestras publicaciones y comprendan la gravedad y la emergencia de la crisis climática. No han estado a la altura, por eso optamos por la resistencia civil no violenta”

Según este colectivo de científicos, los informes hablan de “un momento de inflexión”, donde los daños causados en el planeta son “irreversibles”. En las próximas décadas se esperan “los peores escenarios, los cuales suponen una amenaza existencial extremadamente grave tanto para nosotros como para la mayor parte de formas de vida que habitan la biosfera”. 

La huella humana en el planeta, dicen, no se limita al cambio climático. La “sexta extinción masiva”, que hace que cada día desaparezcan decenas de especies animales y vegetales, es otro de los efectos más preocupantes para los miles de científicos firmantes. La crisis del covid-19 es otra las consecuencias de la acción humana sobre el planeta, una pandemia “originada en una zoonosis relacionada con la deforestación”. La contaminación por plásticos, pesticidas, nitratos, metales pesados han llevado a la humanidad a superar unos cuantos “puntos de no retorno”.

Peor que la ficción

La reacción frente a esta emergencia climática ha mostrado una “absoluta negligencia e incapacidad al abordar esta situación, y no hay señales de que lo vayan a hacer”. A menos que haya una “fuerte presión” por parte de la sociedad civil. Un papel de los movimientos sociales que es “clave”, según el propio IPCC. Para Valérie Masson-Delmotte, paleoclimatóloga y co-directora del grupo I del IPCC, la película No mires arriba se queda corta: “Nuestra realidad como científicos es mucho peor que esta ficción”. La conclusión de este colectivo es cada vez somos más conscientes de lo que está ocurriendo, pero no hacemos nada al respecto: “Miramos arriba, pero no actuamos”, se puede leer en el texto firmado por más de mil científicos y científicas que trabajan en España.

“Miramos arriba, pero no actuamos”, se puede leer en el manifiesto de Rebelión Científica, en referencia a la famosa película protagonizada por  Leonardo Di Caprio 

 

Para seguir las acciones de desobediencia, desde Scientific Rebellion llaman a participar en la huelga académica y científica esta semana. Otra forma de participar es a través de la “desobediencia educativa”, hablando en las clases sobre la crisis climática.

La semana de acción climática se produce en un contexto informativo marcado por la guerra de Ucrania y la crisis energética acelerada por el conflicto. Las noticias que llegaban desde la Antártida, donde se han registrado temperaturas nunca vistas, hasta 40º por encima de lo normal, ha servido de recordatorio de que las nuevas crisis no anulan de forma mágica las anteriores. Casi siempre las empeoran. En el Ártico, las temperaturas registradas en las estaciones meteorológicas cercanas al Polo Norte repetían la misma situación inédita: temperaturas de 30º por encima de lo normal, según relataba Greenpeace. 

 

Fuente: elsaltodiario.com