La primera nave espacial que cartografió globalmente la Luna fue lanzada de la Tierra el 25 de enero de 1994.

Clementine, una misión conjunta del Departamento de Defensa y la NASA, mapeó sistemáticamente la superficie de la Luna durante 71 días, recogiendo casi dos millones de imágenes. Por primera vez, los científicos podrían colocar los resultados de los estudios de muestras lunares del Apolo en un contexto regional y, posteriormente, global.

Clementine recopiló datos especiales, como imágenes térmicas de banda ancha, alta resolución y rastreadores de estrellas para una variedad de estudios especiales.

Pero además de este nuevo conocimiento de los procesos y la historia de la Luna, la misión provocó una nueva ola de interés en los procesos y la historia del satélite terrestre, lo que a su vez estimuló el compromiso de regresar allí con máquinas y personas. Los humanos nos asomamos a las zonas frías y oscuras de la Luna cerca de los polos y nos paramos al borde de una revolución en la ciencia lunar.

Fuente: Airspacemag