ENTREVISTA

Represión en Bielorrusia: el caso de Olga Zolotar y Sergei Gankevich

El 9 de agosto de 2020, el Presidente de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko renovó su mandato presidencial por sexta vez al obtener el 84.17% de los votos. La oposición catalogó como fraudulentas las elecciones y miles de personas se echaron a las calles durante meses. Lukashenko optó por reprimir la acción popular y detener a cientos de personas. Una de esas personas es Olga Zolotar, de 38 años, que vive en Minsk con su esposo Sergey Gankevich y es madre de cinco hijos. Se encuentra detenida desde el 18 de marzo, por “crear una organización extremista” y “coordinar las protestas locales”. Denuncia que estas acusaciones son falsas y su abogado afirma que ha sido torturada en tres ocasiones. Su marido también estuvo detenido durante 10 días, bajo acusaciones falsas según los conocedores del caso. Para saber más, desde EULIXE hemos entrevistado a Anna Rosanova, ex profesora de Sergei Gankevich, el marido de Olga, ciudadana rusa y conocedora del caso.  

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Olga Zolotar y Sergei Gankevich. Captura de pantalla del video del servicio de prensa policial. Fuente: Spring96
Represión en Bielorrusia: el caso de Olga Zolotar y Sergei Gankevich

-¿Cómo describirías a Olga y a Sergei?

El marido, que se llama Sergei Gankevich, fue alumno mío y lo conozco desde hace tiempo. Lo podría describir como una persona muy pacífica y muy apolítica. Él no está involucrado en política. Tiene un pequeño negocio, y entiende que si entra en política le pueden llegar a perjudicar con inspecciones laborales o mediante otros métodos de presión.  Es una persona muy inteligente. Ve que hay una dictadura militar y que es muy difícil cambiar algo mediante las protestas.

Su mujer, Olga, es todo lo contrario. Es muy activa. Eso sí, siempre ha defendido que, para cambiar las cosas, hay que actuar pacíficamente. Nunca ha hecho nada ilegal. Tampoco ha incentivado a nadie para que lo haga. Es creyente y tiene un grado en Filosofía y Ciencias Sociales. Sergei y Olga forman una familia con cinco hijos. La hija mayor tiene 17 años, y la menor solo cuatro.

-¿Qué hay detrás del compromiso político de Olga?

Tal y como mencionaba anteriormente, Olga es muy activa hablando en términos políticos. Cuando llegaron las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020, ella se inscribió como observadora independiente, es decir, estaba al tanto de que no ocurriera nada ilegal. Sin embargo, tal y como ocurrió en muchos otros colegios electorales, a los observadores independientes de su colegio (incluida ella) no se les permitió seguir el recuento de los votos.

Olga quedó muy afectada por lo que ocurrió en las elecciones del 9 de agosto de 2020. Después de los comicios, Olga continuó con sus actividades sociales, y se ofreció como voluntaria en los tribunales, ayudando a la gente de diferentes maneras. Antes de la detención del 18 de marzo, fue arrestada en tres ocasiones brevemente, aunque en una ocasión pasó 48h bajo arresto. La detenían por cualquier hecho que podría catalogarse como una tontería. Por ejemplo, es una ocasión, estaba limpiando un cartel que le habían echado pintura negra y la detuvieron por ello. En las otras dos ocasiones tampoco había nada que justificase su detención.

-¿Qué nos podrías contar sobre su detención?

A Olga la detuvieron el 18 de marzo y sigue en prisión desde entonces. El servicio de prensa de la Dirección de Asuntos Internos del Comité Ejecutivo del Óblast de Minsk informó de que Olga fue detenida “por actividades de protesta activa”. Afirmaron que era la “administradora” del chat del patio local y la “organizadora” de eventos masivos no autorizados, las llamadas “fiestas del té”, “caminatas”, “conciertos”.  Dijeron que Olga “organizaba” estos eventos desde el verano pasado y que participó activamente en ellos. También afirmaron que “en repetidas ocasiones”, la policía recibió quejas de los residentes locales de que los participantes en “eventos masivos no autorizados” “interferían” con la comodidad y el descanso. Los policías defendían que bajo la excusa de realizar estas actividades se instigaban las protestas.

El 29 de marzo, Olga fue acusada de “crear una formación extremista o liderar tal formación o una subdivisión estructural incluida en ella” (Artículo 361-1 del Código Penal). La sanción prevista es este artículo prevé un castigo en forma de restricción de la libertad por un periodo de hasta cinco años o prisión por un periodo de tres a siete años. Todas estas acusaciones que se vierten sobre Olga son absurdas.

Es verdad que Olga era muy activa y que no tenía mucho miedo, pero nunca ha hecho nada ilegal ni ha empujado a otros a hacerlo. Es probable que, aun sabiendo que su actividad política tenía riesgos, pensara que al ser madre de cinco hijos no la detendrían.

El mismo día de su detención, es decir, el 18 de marzo, su marido Sergei fue citado para una interrogación. Sin embargo, le detuvieron y estuvo bajo arresto diez días. Se basaron en acusaciones falsas. Nada tenía sentido. Le detuvieron por, supuestamente, colocar una bandera blanca, roja y blanca [se usa como símbolo de la oposición al régimen de Lukashenko] en su casa. Él, sin embargo, no colocó ninguna bandera. Le explicó al tribunal que no tenían banderas en casa, y más aún que no las colgaban de la ventana. Por tanto, sugirió que los propios agentes lo colgaron para incriminarle. En el procedimiento de acusación se observaron numerosas irregularidades. No se preocupan ni de fabricar bien las pruebas. Durante los diez días que estuvo detenido, los cinco hijos tuvieron que estar con sus abuelos.

-¿Cuál es la situación actual de Olga? ¿Cómo se encuentra?  

Actualmente Olga está en prisión, en una celda con una chica de 19 años y otra mujer que está embarazada. Como ella hay muchas mujeres. Hay bastantes madres de familias numerosas detenidas. No las conozco, pero me parecen mujeres estupendas. A las autoridades bielorrusas no les importa su situación.

A día de hoy, Olga está reconocida como presa política por las organizaciones de derechos humanos de Bielorrusia. Sigue siendo una persona muy tranquila. Afirma que no siente rabia hacia las personas que la han dañado a ella y a su familia. Dice que siente lastima por ellos y que ora por ellos para que se den cuenta del daño causado y para que rectifiquen. Ella es creyente, como mencionaba al inicio. Incluso los curas han firmado una petición en su favor.

Su abogado afirma que ella ha denunciado que ha sufrido torturas en tres ocasiones en los interrogatorios. Según mencionan algunos medios de comunicación, su abogado le vio muchas heridas, contusiones en los brazos y en el cuello y en otras partes del cuerpo. No es la primera persona que dice que en la prisión torturan físicamente.

-¿Te gustaría subrayar algo más?

Sí. Mira, yo si te digo la verdad, soy bastante apolítica, pero me gustaría denunciar que actualmente hay muchas mujeres, incluidas varias periodistas, detenidas en Bielorrusia [47 de los 323 presos políticos son mujeres]. Muchas de ellas han sido detenidas por nada, y los juicios han sido una farsa. A mí como madre me afecta que hayan detenido a una madre de cinco hijos sin hacer nada. Como madre me afecta bastante si te digo la verdad. Que detengan a las mujeres y a las embarazadas, que las peguen y las torturen y que no ocurra nada, me parece horrible.

Después de las elecciones, miles de personas se han manifestado contra Lukashenko durante varios meses y no se han registrado casos de violencia por parte de los manifestantes. Lo que está pasando en Bielorrusia es absurdo. Rusia, por ejemplo, no es el Estado más democrático del mundo, pero Bielorrusia es una dictadura militar. El caso de Olga ha salido en numerosos medios de comunicación, sin embargo, viendo la situación, ciertos amigos hemos estado hablando y creemos que es importante contar lo que está ocurriendo en el país.