Realidades de Kolymá, el trabajo de los presos de Stalin y su importancia

Los campos de trabajo de la URSS son una fuente de mitos y leyendas. Normalmente se utilizan para atacar o desprestigiar a la URSS y/o las ideas de izquierdas. Últimamente además cada vez más veces se equiparan a los campos de exterminio nazis. No queda duda de que fueron un terrible componente de un sistema autoritario, pero hay que analizarlos en profundidad para poder comprender mejor su naturaleza y sobre todo su funcionamiento. Por ello analizamos un caso que se ha puesto de actualidad en Rusia por la discusión pública al respecto, los campos de trabajo de Kolyma.

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Realidades de Kolymá, el trabajo de los presos de Stalin y su importancia

Es un hecho conocido que las autoridades de la URSS en las primeras décadas de su existencia y sobre todo en la época estalinista utilizaban de forma muy extendida la mano de obra de los presos. La elaborada red de carreteras y la infraestructura ferroviaria del país que ocupaba la sexta parte de la superficie terrestre fueron construidas tanto por los profesionales y trabajadores remunerados como por millones de presos que se enviaban de cárceles a los campos de trabajo forzados, poco mejores que los de concentración. Uno de los campos de trabajo más grandes y notorios fue el de Kolymá, en Lejano Oriente de Rusia, en el que extraían oro, estaño y wolframio.  Los medios rusos en el último año han producido unos documentales provocativos afirmando que más de un millón de personas pasaron por el campo de Kolymá y muchas de ellas nunca volvieron, fuera por las condiciones de trabajo y manutención inhumanas o por las operaciones de exterminio. Las películas han causado revuelo en la sociedad rusa. En este material intentaremos desmentir algunos mitos alrededor del famoso campo.

El campo de trabajos forzados de Kolymá llevaba el nombre oficial Sevvostlag (Campo de trabajos forzados del Noreste) y formaba parte del consorcio Dalstroy que se creó con el fin de obtener en el menor tiempo posible la cantidad máxima de oro y usar su infraestructura como base para una mayor explotación a largo plazo del territorio. El objetivo de desarrollo se ajustó en cada etapa del desarrollo de la organización. Cabe mencionar que la minería de oro en el noreste de Rusia había comenzado mucho antes. En la península de Chukotka, desde 1906, los empresarios estadounidenses estuvieron extrayendo oro con métodos industriales durante tres años. En Kolymá (la región histórica que hoy en día está dividida entre tres regiones administrativas diferentes), según las memorias registradas en los años 20-30, los buscadores de oro comenzaron la prospección en 1916. La primera entrega del metal precioso se documentó el 9 de octubre de 1928. 

La región de Kolymá en el mapa de la Rusia actual

La explotación de los yacimientos de oro por los buscadores no podía alcanzar los objetivos geopolíticos de fortalecer las fronteras orientales de la URSS. Debido a la Gran Depresión en Occidente a principios de los años treinta, la relación entre los precios del oro y la maquinaria industrial era excepcionalmente favorable para que la Rusia soviética, que había empezado la industrialización a gran escala, comprara con el oro exportado las instalaciones y vehículos en los que tenía una gran necesidad. Dalstroy continuó la minería de oro en la región, pero con métodos organizativos, represivos y políticos fundamentalmente nuevos.

El primer documento que cimentó las bases de la nueva empresa fue el decreto sobre Kolymá, aprobado el 11 de noviembre de 1931 y firmado por el mismo Iósif Stalin. El decreto era tan secreto que, después de su aprobación, fue eliminado de los protocolos del Politburó y se mantuvo durante muchos años en una de las cajas fuertes de la oficina del jefe supremo de la URSS, el Secretario General del partido.

Según cuentan los investigadores, todo apuntaba a que el nuevo trust era de carácter único, ya que acataba directamente los órdenes  del Comité Central del PCUS y no los ministerios y agencias intermediarias, como en el caso de otras empresas. Tal precedente no existió en la historia del país soviético ni antes ni después de Dalstroy. Otro de los rasgos era una unidad especial que crearon los servicios de Seguridad Pública especialmente para la vigilancia y control en las instalaciones del campo. La primera división especial constaba de 150 agentes de seguridad. Sevvostlag (la dirección del campo de trabajo de Dalstroy) no se subordinaba al GULAG, como todos los demás campos de la URSS, sino únicamente recibía de allí a los presos como mano de obra. 

El primer director de Dalstroy, Eduard Berzin

Los trabajadores de Dalstroy dieron los primeros pasos en la tierra de Kolymá en febrero de 1932. Los jefes de la KGB, junto con el administrador general del consorcio, Eduard Berzin,  llegaron junto con los prisioneros y sus guardias a la bahía de Nagáyevo (que posteriormente se convirtió en la capital de la región, Magadán). 

El campo en ese momento solo contaba con 17 edificios. Pronto una nueva ola de presos  comenzó a llegar a Kolymá en barcos de vapor. Según las órdenes que llegaban de las minas, los trabajadores fueron trasladados en automóviles en grupos de 20 o 25 personas a las zonas cercanas al puerto (trabajos costeros, la construcción de la autovía) o campamentos de la administración de  minas en lejanas y extensas áreas montañosas. Pronto el número de los trabajadores superó mil personas. 

En octubre del mismo año Stalin firmó el segundo decreto de Kolymá. El punto clave de este documento fue la introducción de un nuevo concepto administrativo: "distrito de Dalstroy". De hecho, este distrito, cuyo territorio en 1937 llegaba a un millón de kilómetros cuadrados,  se convirtió en un estado independiente donde en lugar de la Constitución y la Carta del Partido, lo que condicionaba la vida de los residentes eran las órdenes e instrucciones del comandante superior. El destino de los reclusos, así como los empleados libres, muchas veces dependía completamente de las cualidades personales de un jefe. Según las memorias de los antiguos represaliados que había estado en los campamentos de Dalstroy, todos los cambios en el expediente personal de cada uno de ellos dependían, casi siempre, de los deseos y estados de ánimo, de la naturaleza de este o aquel empleado de la administración del campamento.

Dalstroy existió de 1932 a 1956 y, como cualquier gran empresa, pasó por diferentes fases de desarrollo político y económico.

Uno de los edificios de Sevvostlag, el campo de trabajos forzados de Dalstroy

En los primeros dos años de actividad la organización conservaba los rasgos de la antigua empresa de prospección de oro en la que participaban mayormente los empleados; desde 1934 se utilizó el trabajo de los reclusos. El desarrollo minero e industrial comenzó con la cuenca del río Alto Kolymá, pero después de cinco años cubrió todo el valle del río Kolymá y sus afluentes más grandes. El área de actividad se expandía conforme al conocimiento geológico del territorio.

En la primera etapa de desarrollo, el consorcio Dalstroy era una granja artesanal ribereña en el taiga, cuya población  se dedicaba a la minería aluvial de oro, la pesca, la producción de leña, madera y ladrillo, la panadería, la producción de molinos, la confección y el transporte de ganado. Durante este período, las condiciones de vida de los presos  fueron relativamente favorables, en comparación con los sucesivos años, ya que ellos recibían una manutención mejorada, tenían la posibilidad de ser liberados anticipadamente si cumplían con las normas de producción. El programa de asistencia a los colonos (ex presos) con préstamos y maquinaria  reflejó un intento de crear una plantilla fija en la zona. A base de industrias que permitían cubrir las necesidades básicas de los colonos y sus familias se crearon aldeas colonizadas a lo largo de la costa del Mar de Ojotsk. Los residentes de las aldeas proveían al consorcio de sus productos agrícolas y pescado.

La inversión del estado era grandiosa: en los primeros cinco años fue creada la infraestructura básica (Magadán y el puerto marítimo de  Nagáyevo, así como 600 km de autovía en cuatro años) y rutas de desarrollo de la minería (carreteras hasta las minas), una extracción de oro intensiva (la minería de oro llegó a ser la industria con la mayor tasa de crecimiento en la URSS en 1937).

El aislamiento político y geográfico no salvó a  Dalstroy de los cambios que se produjeron a partir de 1937 en todo el país. Llegó el terror rojo con sus represalias masivas. La política represiva de los años 30 hacia los elementos "contrarrevolucionarios", "saboteadores", "terroristas", "espías" y otros “enemigos públicos” dio una vuelta a la actividad de Dalstroy, una de las organizaciones económicas más grandes que dominaba la región noreste del país en ese momento. 

En septiembre de 1937 el jefe de Dalstroy, Eduard Berzin,  presentó un informe económico en el que los funcionarios vieron varios defectos. En diciembre Berzin fue arrestado y acusado de ser el “organizador y líder de la organización antisoviética, de espionaje, sabotaje en Kolymá, terrorista insurgente”. Fue declarado culpable y fusilado en agosto de 1938. 

El coronel Stepán Garanin, el segundo director de Dalstroy que desencadenó una serie de ejecuciones masivas

En su puesto le sucedió Stepán Garanin, quien fue director de la empresa solo durante unos meses antes de ser reprimido, pero introdujo un régimen mucho más duro y desencadenó una serie de ejecuciones sin juicio y criterio.

La jornada laboral de los reclusos ya no era de seis horas como antes, sino de nueve. Como en todos los campamentos,  los prisioneros fueron forzados a trabajar más por la amenaza de recibir “manutención rebajada”. La ración penitenciaria por la producción de menos de la mitad de la norma fue de 300-400 gramos de pan por día.

En 1937 y 1938, una ola de ejecuciones en masa por "el sabotaje e intento de rebelión" ahogó en sangre los campos de Dalstroy. El notorio decreto número 00447 ordenó iniciar la operación "para reprimir a antiguos kulaks (campesinos ricos), elementos antisoviéticos y criminales". Según la “gravedad” de sus “infracciones” debían someterse al fusilamiento o una pena carcelaria de 8 a 10 años. Un comité especial llegó a Dalstroy en septiembre de 1937 y revisó los expedientes de tres mil personas; 2428 de ellas fueron condenadas al fusilamiento, aunque no todos corrieron esa suerte. Los presos acusados en primer lugar fueron miembros de diferentes sectas religiosas, trotskistas y algunos asalariados “traicioneros” del campamento.

El campo de exterminio Serpantinka fue un lugar de ejecuciones en masa durante todo el año de 1938, como el centro de liquidación del Gobierno del Norte. En Serpantinka, se ejecutaron sentencias de muerte dictadas por los tribunales a los presos de Kolymá; allí utilizaban torturas. Casi todos los días los oficiales de seguridad leían en voz alta listados de los condenados al fusilamiento  en virtud del Artículo 58  el código penal soviético (“Actividad contrarrevolucionaria”); el número de trabajadores asesinados a veces llegaba a cientos por día. 

 Durante muchos meses, se leyeron las innumerables órdenes de tiro en los toques retreta y diana. Bajo una helada de 50 grados, el personal de servicios, ejerciendo de músicos, tocaba la fanfarria antes y después de leer cada orden. Las antorchas de gasolina humeantes desgarraban la oscuridad ... El papel de cigarrillo de las órdenes estaba cubierto de escarcha, y algún comandante que estaba leyendo la orden sacudía los copos de nieve de la hoja con el guante para descifrar y gritar el siguiente nombre del fusilado - Varlam Shalámov, ex recluso del campamento que posteriormente escribió los famosos Relatos de Kolymá.

Trabajos de minería en Kolymá, los años 1930

No obstante, fue nada más que la primera ola de atrocidades en el campamento; todavía quedaban por delante otras campañas de exterminio que le costaron la vida a más de diez mil personas.

Así empezó el segundo período de actividad de Dalstroy que duró 10 años, de 1938 a 1948. El consorcio adquirió las características de una empresa diversificada, bien equipada con maquinaria; su nueva prioridad fue la extracción de estaño (anteriormente la URSS había importado el metal de Gran Bretaña). En 1940 la minería de oro llegó a su máximo histórico al extraer 80 toneladas en un año. El centro administrativo se estableció finalmente en Magadán, que recibió el estatus de ciudad en 1939. Fueron construidas varias autovías estratégicas, centrales de energía eléctrica; empezó la asimilación de los recursos naturales para la ingeniería de monte y la industria en la península de Chukotka.

El cupo de los trabajadores que mantenían la actividad de Dalstroy desde su constitución constaba de tres categorías: los reclusos, los empleados libres, o asalariados, y los pueblos minoritarios autóctonos. Los números y los porcentajes variaron en diferentes períodos; en los primeros años, los reclusos, la mitad de ellos presos de perfil criminal, llegaban a un 50% de todos los trabajadores; en los años de las represalias de Stalin, los reclusos, entre los cuales más del 90% habían sido encarcelados por motivos políticos, superaban en número a los empleados; en los últimos años del consorcio y después de la amnistía de 1953 el porcentaje de los empleados fue otra vez mayor. En 1940, en los campamentos de Dalstroy residían 176,7 mil reclusos.

Hasta 1934 y después de 1954, los empleados libres formaban la mayoría de los trabajadores del consorcio.  Muchos de ellos eran migrantes internos de Moscú y Leningrado, tenían una buena formación y altas calificaciones. Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos profesionales jóvenes fueron enviados a Dalstroy por solicitud de empresas mediante contratación organizada y por la asociación de comunistas jóvenes.

Los empleados libres se dedicaban a la producción, principalmente en  la exploración geológica, y a muchos sectores del soporte vital del consorcio (industria eléctrica, suministro, vehículos motorizados, etc.). Por regla general, tenían un certificado de alta en el ejército: el estatus militar les obligaba a llevar a cabo implícitamente todas las decisiones de los comandantes. Los conflictos con el jefe de Dalstroy sobre temas específicos de desarrollo económico llevaban a la destitución del cargo.

La principal herramienta que utilizaban los altos mandos de Dalstroy para coercer y controlar a los pueblos del Norte fue la colectivización. Inicialmente, las granjas asentadas de pescadores y los pastores de renos nómadas más pobres, que pasaban parcialmente a la vida asentada, se unieron en sociedades y arteles. Se formaron consejos de trabajadores, o Sóviets, nómadas y rurales. Los pueblos indígenas, karyures y evenki, asumieron las tareas de transporte de personas y mercancías, en trineos llevados por caballos o enganches de renos, además del transporte de ganado. Asimismo, los pueblos minoritarios estaban obligados a proveer el consorcio de carne, pescado, pieles y verduras.

A principios de los años 50, la resistencia de los nómadas se quebró y sus granjas colectivizadas se convirtieron en el eslabón clave del sistema de subsistencia en Dalstroy. A pesar de la idea común de que los reclusos trabajaban gratis, todas las categorías de trabajadores del consorcio eran remuneradas. En 1934-1936 un obrero de choque podía recibir un salario de hasta 800 rublos (según la tasa de cambio de 1936, unos 158 dólares estadounidenses). La remuneración en documentos administrativos hasta finales de la década de 1940 constaba como un  "estímulo monetario "o "bonificación monetaria ". El término "salario" también se usaba a veces, pero oficialmente este nombre se introdujo en 1950.

Por lo tanto, a partir de 1939, la remuneración se transfería a la cuenta personal del recluso. Además, los presos podían recibir una cuantía que no superaba 150 rublos (unos 29 dólares) en la mano como “dinero de bolsillo”. El trabajo del prisionero era más barato que el de un empleado civil, pero no era gratuito. Además, el estado tenía que  alojar, curar, vestir y alimentar al prisionero, algo, que en teoría tenía unos estándares bastante razonables, pero en práctica era otra cosa.

Ya en 1933 existían "normas de producción promedio de los reclusos", que tenían  un equivalente formal de su consumo de energía. Al mes a cada trabajador recluso le correspondían 24 kg de pan, 2,7 kg de cereales, 6,5 kg de pescado,1,3 kg de carne, 800 g de azúcar, 200 g de aceite vegetal, 800 g de verduras secas, 300 g de fruta y al menos una lata de carne enlatada. Según las memorias de los presos, este estándar "humano" de nutrición no se cumplía, como lo indica también la prevalencia de escorbuto y las medidas especiales que se tomaban para tratarlo.

Las raciones de alimentos recibidas dependían directamente del rendimiento laboral de los reclusos. Cuanto más cumplía el recluso con las normas de producción establecidas, mejor era alimentado. El sistema estimulaba a los presos a trabajar con manutención adicional y mejorada por el sobrecumplimiento de las normas de producción. Los resultados se evaluaban para cada equipo y, por lo tanto, dependían del trabajo de cada uno. Oficialmente, las normas se calculaban a base de una jornada laboral de 8 horas, pero los mandos de Dalstroy la aumentaron a 10-11 horas por su voluntad. Teniendo en cuenta los toques, el desayuno, el almuerzo y la cena, los presos tenían cuatro horas para dormir.

A partir de septiembre de 1938, había cinco categorías de manutención: especial, mejorada, elevada, de producción, general y penitenciario. La calidad y cantidad de los alimentos, su contenido calórico dependía directamente de la pertenencia a uno de estas categorías. La alimentación de los reclusos a menudo no reponía las calorías  que se gastaban en las obras de tierras. Los resultados de las inspecciones de las minas, entre otras cosas, atestiguaron el robo y otros abusos de los responsables de la nutrición de los presos.

En 1934 ( durante el período “favorable” en la historia del campo de trabajo), una inspección a Dalstroy  anotó que "la tarea de alimentar, suministrar y alojar a los reclusos se cumple a un nivel bastante bajo, lo que lleva a la propagación de diversas enfermedades entre los reclusos por desnutrición, alimentos de mala calidad, unos horarios de comida inestables". Asimismo, el informe mencionaba que los barracones de los presos no se calentaban, no estaban acristalados, los braseros no funcionaban, no había suelos ni  lugares para secar el calzado mojado ni lugar para comer. En algunas partes los residentes no tenían ropa de cama, los presos dormían en catres encima la madera o en el suelo; había piojos, los reclusos no podían usar la sauna para asearse durante dos meses; faltaban medicamentos por lo cual las heridas se trataban con gasolina.

Las normas de producción y alimentación se establecieron sin tomar en cuenta las condiciones climáticas de Kolymá. La jornada laboral era, en sus mejores tiempos, de 8 a 16 sin pausas; los trabajos se suspendían si las temperaturas bajaban más de -45⁰ Celsius en las zonas costeras y más de -55° en las minas de monte. Más tarde, por la orden de los altos mandos del campamentos, la temperaturas límite aptos para la producción bajaron hasta - 60°. En 1941, todos los trabajadores, sin importar su categoría (reclusos,  empleados del campo, personal del campamento), estaban obligados a lavar de 3 a 8 gramos de oro por día. La norma era obligatoria. El no cumplimiento, si se reconocía como intencionado, se calificaba como sabotaje y se castigaba con penalización, hasta la ejecución.

La comparación de las normas alimentarias y el consumo de energía  en el trabajo no mecanizado de minería (especialmente con alta intensidad de mano de obra) revela un déficit de calorías de 20-40%. Las raciones de alimentos no dependían del tipo de trabajo y el crecimiento del recluso. La intensidad de trabajo fue el principal determinante de la supervivencia: el traslado  a las áreas de minería llevaban al trabajador a una escasez crónica de equilibrio energético, distrofia y muerte.

Pronto apareció una nueva forma de reclusión: el presidio, donde los reclusos trabajaban en campamentos especiales, en cadenas,  sin colchones y mantas por la noche. No sobrevivía nadie.

Incluso en las primeras semanas del corto verano de Kolymá, la tasa de mortalidad estaba sobrepasada. A menudo la muerte llegaba de forma súbita, a veces  en el trabajo. Una persona que estaba empujando una carretilla en una subida alta podía detenerse repentinamente, balancearse un rato y caer desde una altura de 7-10 metros, y todo estaba acabado. Otro recluso que estaba cargando  la carretilla, impulsado por los gritos del brigadier o el guardia, caía de golpe al suelo, empezaba a sangrar por la garganta y se moría. Cada año, hasta el 15% de los reclusos del campamento morían a causa de condiciones de trabajo y de vida intolerables.

Trabajos de minería en Dalstroy, los años 1940

Poco a poco, las actividades del consorcio empezaron a  manifestar índices de crisis: una reducción en la densidad de  reservas aluviales de oro en las minas, el desequilibrio entre el número de reclusos y escoltas, que desaceleraron el desarrollo económico del territorio y llevaron a una reducción en la producción de oro y estaño. Empezó  la tercera etapa de Dalstroy (1949-1956).

La característica principal de las actividades de Dalstroy en esta etapa es la transición a la explotación de pequeños depósitos de oro, y para trabajar en cada uno se necesitaban pequeños grupos de reclusos. Ya había maquinaria, pero la presencia de  escoltas era obligatoria incluso para grupos más pequeños. Había un déficit constante de soldados para las escoltas y se producían paros en la producción por este motivo. Por la mano de obra mecanizada, el precio del tiempo de inactividad era obviamente mucho más alto que antes. La tasa de crecimiento de casi todos los indicadores económicos bajó  en este período. Obviamente, el consorcio había llegado a sus límites de crecimiento en su forma específica de campamento.

En marzo de 1953 murió Stalin y su breve sucesor, Lavrenti Beria, inmediatamente lanzó una amnistía de reclusos de los campamentos de GULAG, lo que causó déficit de personal calificado en la industria minera. El colapso de la organización, vinculado rígidamente al “suministro" anual de presos, después de la desaparición del sistema de campos de trabajo forzado, la formación de la región de Magadán, la división de la antigua unidad extraterritorial de Dalstroy entre las regiones de Yakutia y el territorio de Jabarovsk, se hizo inevitable.

Según afirman los investigadores, en  los 25 años de su existencia Dalstroy fue lugar de residencia para al menos 800 mil personas, de las cuales hasta 150 mil fallecieron. En total, más de 2 millones de presos fueron enviados a Kolymá y a Chukotka, donde había otros campos de GULAG.

La Máscara de la Tristeza  es un monumento conmemorativo erigido en la ciudad de Magadán en conmemoración a las víctimas de represalias políticas en Kolymá

A finales de 1940, Dalstroy se convirtió en el campo más grande de los organismos de represión y de producción  del sistema soviético totalitario realizando con éxito las tareas establecidas por Stalin. Los  presos y empleados civiles extrajeron en Kolymá  350 toneladas de oro en 1932-1940, lo que permitió al estado soviético comprar en el extranjero la maquinaria  industrial necesaria para crear un potencial militar poderoso.

Se puede afirmar, sin exagerar, que sin el oro de Dalstroy en el período anterior a la guerra, la Unión Soviética no podría haberse convertido en una potencia industrial en tan poco tiempo y haberse preparado para la Segunda Guerra Mundial. Lo sucedido en Kolymá fue terrible, pero desde luego es una gran equivocación comparar estos campos de trabajo con lo sucedido en la Alemania nazi. Fue un componente más que ayudó a la URSS en la terrible época comprendida entre los años 30 y 50 del siglo pasado. La mano de obra esclava fue un elemento que ayudó a proporcionar la base para futuros logros, algo de lo que tampoco se libraban naciones capitalistas como EE.UU. o Gran Bretaña.