El olvidado genocidio de Estados Unidos sobre el pueblo filipino

A lo largo de la historia los seres humanos han cometido incontables genocidios contra sus semejantes: durante la colonización del continente americano y africano, el genocidio armenio, los genocidios cometidos por los nazis y sus colaboradores en la Segunda Guerra Mundial, el genocidio de Ruanda… la macabra lista es interminable. Sin embargo, la misma historia, o mejor dicho, los que la escriben, han olvidado convenientemente algunos de ellos. En el presente reportaje os hablamos de uno de esos genocidios olvidados por occidente, el cometido por los estadounidenses en Filipinas entre 1899 y 1902 que dejó un saldo devastador de más de un millón de muertos y donde se registraron brutales agresiones a los derechos humanos más básicos.

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Víctimas filipinas en el primer día de la guerra entre Filipinas y Estados Unidos. La leyenda original es 'Insurgentes muertos justo cuando cayeron en la trinchera cerca de Santa Ana, el 5 de febrero. La trinchera era circular y la imagen muestra solo una pequeña porción '. Fecha: 5 de febrero de 1899. Fuente: US Archiv ARCWEB ARC Identifier: 524389
El olvidado genocidio de Estados Unidos sobre el pueblo filipino

La historia de la humanidad está repleta de manchas oscuras, momentos en los cuales los humanos han enseñado su peor faceta y donde el horror ha hecho acto de presencia. El genocidio, es decir, la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales o religiosos es, por desgracia, un hecho habitual en nuestra historia.

Sin embargo, ya sea por razones políticas o por otros intereses, algunos de esos genocidios han sido olvidados por la historia, o, mejor dicho, por aquellos que la escriben. En esta ocasión, hablamos del genocidio que ocurrió entre 1899 y 1902 en Filipinas y que fue cometido por Estados Unidos, un suceso que ha sido convenientemente escondido por los libros de historia.

Antecedentes históricos

España colonizó el archipiélago de Filipinas en 1571, cuando Miguel López de Legazpi sometió Manila y emprendió la ocupación de Luzón, la isla principal y una de las más importantes. Durante trescientos años fue la única provincia española en Asia, y el lugar desde donde el país desarrolló su comercio en Asia oriental.

La dominación española no estuvo acompañada siempre por tiempos de paz. Hasta 1896, las unidades españolas, formadas también por isleños, “resolvieron” los levantamientos contra la ocupación sin excesivos problemas. En 1896, sin embargo, los independentistas tagalos (pobladores autóctonos) se sublevaron y comenzaron a luchar contra los colonos españoles a través de la guerra de guerrillas.

El imperio español hizo lo que mejor sabía hacer, responder con violencia. Entre las víctimas de la represión figuraron personas como José Rizal, líder autonomista filipino. Fue acusado injustamente de complicidad con la sociedad secreta independentista Katipunan, dirigido por Emilio Aguinaldo. El asesinato de Rizal prendió la mecha definitiva de la sublevación, avivada ya por las noticias que llegaban de la revolución en Cuba en 1895.

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Fotografía de finales del siglo XIX de los Katipuneros filipinos. Fuente: Saluyot / Wikipedia 

 

No obstante, los sublevados -debido a la mala organización, las divisiones internas y otros factores- no lograron liberar el archipiélago. Por otro lado, los españoles tampoco consiguieron imponerse. El imperio contaba con pocas fuerzas y, además, la mayoría de los soldados eran nativos. Ante la situación de bloqueo, Madrid decidió negociar. Finalmente, el 23 de diciembre de 1897, el imperio español y los sublevados firmaron un acuerdo de paz en Byak-na-bató.

Este acuerdo permitió a los líderes independentistas como Emilio Aguinaldo emprender el exilio. Sin embargo, pocos meses después de la firma, Estados Unidos entró en escena invadiendo el archipiélago el 1 de mayo de 1898. Washington convenció a Aguinaldo para que regresara a Filipinas y encabezara la insurrección contra el dominio español.

En cuestión de 3 meses y 17 días, España fue derrotada. Madrid no pudo resistir el asedio estadounidense, ya que no se encontraba en condiciones de enviar más efectivos por los hechos que se estaban registrando en la guerra de Cuba. El 10 de diciembre de 1898, España y Estados Unidos firmaron el tratado de París y Filipinas pasó a estar bajo el dominio de otro Estado.

Según Javier Galván, director del Instituto Cervantes de Manila en declaraciones efectuadas a la BBC, "los filipinos pensaron que los estadounidenses habían llegado a ayudarles a liberarse de los españoles". Concretamente, Aguinaldo pensó erróneamente que contaba con el apoyo estadounidense para convertirse en presidente de la recién nacida república filipina.

El líder independentista filipino leyó la Declaración de Independencia de Filipinas el 12 de junio de 1898 en Cavite, justo cuando estaba terminando la guerra hispano-estadounidense. Además, convocó elecciones constituyentes que culminaron en la redacción de la Constitución de Malolos, la primera Constitución escrita de la historia de Filipinas.

El 1 de enero de 1899 Aguinaldo fue elegido presidente. La Primera República Filipina nació oficialmente el 23 de enero de 1899. Sin embargo, Estados Unidos utilizó sus armas y su ejército compuesto por más de 100.000 hombres para que ese sueño no se convirtiera en realidad.

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Soldados estadounidenses en Filipinas, Manilla, durante la guerra entre Filipinas y Estados Unidos. Fuente: Wikipedia 

El genocidio

Quedó claro en poco tiempo que Estados Unidos llegó para quedarse. Ante esta situación, los nacionalistas volvieron a empuñar las armas y se enfrentaron a los estadounidenses en una contienda que se desarrolló entre 1899 y 1902 (oficialmente) y que fue bautizada como la Guerra filipino estadounidense, la primera guerra de liberación nacional del siglo XX.

Es aquí donde se registró uno de los mayores genocidios de la historia. Para los estadounidenses los filipinos eran “incapaces de autogobernarse y tenían que ser educados y cristianizados”. Y para doblegarlos, utilizaron una violencia inusitada.

La guerra causó la muerte de 4.324 soldados estadounidense y de 16.000 soldados filipinos. El número de civiles muertos por acciones de represalia del ejército estadounidense, por el hambre y la enfermedad se estima que es superior al millón. Concretamente, el autor de “Geografía General de Las Islas Filipinas” fray Manuel Arellano afirma que “las guerras para aplastar a la insurgencia filipina provocaron matanzas, ejecuciones sumarias y un millón de muertos en el archipiélago”.

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Filipinas, Manila, 1899. Soldados estadounidenses y prisioneros insurrectos. Fuente: Miscellaneous Items in High Demand, PPOC, Library of Congress / Wikipedia 

 

La cruda realidad es que la actuación del ejército estadounidense fue simple y llanamente genocida. Durante la guerra, los soldados estadounidenses y otros testigos enviaron cartas que describían algunas de las atrocidades cometidas por las fuerzas estadounidenses. Por ejemplo, en noviembre de 1901, el corresponsal en Manila del Philadelphia Ledger escribió:

Nuestros hombres han sido implacables, han matado para exterminar a hombres, mujeres, niños, prisioneros y cautivos, insurgentes activos y sospechosos, desde muchachos de diez años en adelante, prevaleciendo la idea de que el filipino como tal era poco mejor que un perro.

Cuando algunas de estas cartas se publicaron en los periódicos, se convirtieron en noticias nacionales, lo que obligaría al Departamento de Guerra a investigar. Dos de esas cartas incluían los siguientes testimonios:

Un soldado de Nueva York: Hace unos días se nos entregó el pueblo de Titatia, y dos compañías ocupan el mismo. Anoche uno de nuestros muchachos fue encontrado baleado y con el estómago abierto. Inmediatamente se recibieron órdenes del General Wheaton para quemar la ciudad y matar a todos los nativos a la vista; lo que se hizo hasta el final. Se informó que murieron alrededor de 1,000 hombres, mujeres y niños. Probablemente estoy empezando a tener un corazón duro, porque estoy en mi gloria cuando puedo ver mi arma en algún “piel oscura” y apriete el gatillo.

Cabo Sam Gillis: Hacemos que todos entren a sus casas a las siete de la tarde, y solo les decimos una vez. Si se niegan, les disparamos. Matamos a más de 300 nativos la primera noche. Intentaron incendiar la ciudad. Si disparan un tiro desde una casa, quemamos la casa y todas las casas cercanas, y fusilamos a los nativos, por lo que ahora están bastante tranquilos en la ciudad.

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La batalla de Caloocan, 10 de febrero de 1899. El mayor general Arthur MacArthur con binoculares. Fuente: George W. Peters / Wikipedia 

1024px-20th_Kansas_Volunteers_marching_through_Caloocan_at_night20th Voluntarios de Kansas marchando a través de Caloocan en la noche, 1899. Fuente: George W. Peters / Wikipedia 

 

En un artículo publicado en 2008 por la revista New Yorker, el historiador norteamericano Paul A. Kramer afirmaba que “la quema de villas, la violencia, y la tortura mediante el método de ahogamiento simulado por parte de las tropas estadounidenses provocaron incluso la indignación de una parte de la sociedad americana que se identificaba como antimilitarista y anti imperial”:

En mayo de 1900, el periódico Omaha World-Herald publicó una carta del soldado A. F. Miller de un regimiento de voluntarios donde revelaba el uso generalizado de la tortura contra los prisioneros de guerra y en particular, el uso de la “water cure” como mecanismo para obtener información de los filipinos. Los insurgentes filipinos eran colocados de espaldas, sujetadas por varios soldados y se les colocaba un pedazo de madera redonda en la boca para obligarlos a mantenerla abierta. Una vez sometido el prisionero filipino, se procedía a verter grandes cantidades de agua en su boca y fosas nasales hasta provocarles asfixia – ABC

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Caricatura que representa la aplicación de la "cura del agua" por soldados del ejército de los Estados Unidos en un filipino. Al fondo, soldados que representan a varias naciones europeas miran sonriendo. Los europeos dicen: "Esos piadosos yanquis ya no pueden arrojarnos piedras", lo que significa que Estados Unidos ya no tiene la moral para criticar las prácticas coloniales europeas. Portada de la revista Life, Vol. 39, # 1021 publicado por primera vez el 22 de mayo de 1902. Fuente: Wikipedia. 

 

La República estuvo en vigor hasta la captura y arresto de Emilio Aguinaldo -calificado como “bandido fugitivo” por las tropas estadounidenses- el 23 de marzo de 1901. Algunos meses después, en septiembre de 1901, enfurecido por una masacre guerrillera de tropas estadounidenses en la isla de Samar, el general Jacob H. Smith tomó represalias ordenando un ataque indiscriminado contra sus habitantes, ordenando "matar a todos los mayores de diez años". Entre 2.000 y 2.500 filipinos perdieron la vida en aquella ocasión.

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Imagen de prensa mostrando la infame orden dada por el general Smith "MATAD A LOS MAYORES DE DIEZ (años)" New York Journal, 5 de mayo de 1902. La leyenda en la parte inferior proclamaba: "Criminales porque nacieron diez años antes de que tomáramos Filipinas". Fuente: Wikipedia 

 

Por otro lado, se establecieron “zonas de protección” y a los civiles se les dieron documentos de identificación. Se les obligó a internarse en capos de concentración. Los estadounidenses insistieron en que los campos eran para “proteger a los nativos amigos de los insurgentes y asegurarles un suministro adecuado de alimentos”, al mismo tiempo que “se les enseñaba normas sanitarias adecuadas”.

Un comandante de uno de los campos, sin embargo, los calificó como “suburbios del infierno”. Se calcula que entre enero y abril de 1902 8.350 personas murieron en los campos de una población total de 289.000. En algunos se registraron tasas de mortalidad de hasta el 20%.

El Gobierno estadounidense declaró oficialmente terminada la guerra el 2 de julio de 1902. Sin embargo, el general del Katipunan Macario Sakay continuó la resistencia hasta 1907, cuando fue capturado y ahorcado. A partir de ese momento Filipinas se convirtió en una colonia de EE. UU. En 1916 se le otorgó al país cierta autonomía como “Estado libre asociado”. Pero no fue hasta julio de 1946 cuando el país proclamó su independencia tras la ocupación japonesa que se efectuó en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.