El voto protesta gana en una Ucrania con síntomas de profunda división

El humorista Vladimir Zelenskiy se impone en la primera vuelta de las presidenciales al actual presidente Poroshenko. Ambos pasan a una segunda vuelta que puede marcar el cambio del paradigma político en el país

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El voto protesta gana en una Ucrania con síntomas de profunda división

El humorista Vladimir Zelenskiy se ha impuesto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Ucrania con un 30,23% de los votos. Su principal rival y actual presidente del país, el oligarca Poroshenko ha obtenido un 15,95% de los votos. Ambos pasan a una segunda vuelta en la que Zelenskiy es el principal favorito. El enfrentamiento entre una cara nueva, pero sin experiencia política, y un poder con el que se ha desilusionado la gente, está servido. Igual de presente está la clásica división en las preferencias políticas entre los que viven en el oeste y los que residen en el este del país.

En la elecciones modernas de Ucrania el candidato ganador de la primera vuelta siempre ha ganado los comicios en la segunda, además la diferencia actual es la más alta de todas las veces en las que ha hecho falta una segunda vuelta. Por ello se puede empezar a hablar de cambio de tendencia en Ucrania. Las figuras que han llegado al poder tras las protestas del Maidán no han logrado lo que la gente esperaba de ellos, mejorar su nivel de vida mediante la lucha contra la corrupción y conseguir la integración en la UE.

Por ello ha ganado el voto protesta. La apuesta por alguien sin experiencia, pero con mucho carisma personal debido a sus apariciones en la la TV. Zelenskiy protagoniza una serie denominada “Sirviente de la gente” en la que su personaje, un maestro de escuela, se convierte en presidente por la fama que le dan unos vídeos virales de internet. La popularidad de la serie y de su personaje ficticio como firme luchador anti-corrupción han mezclado realidad y ficción para catapultar a Zelenskiy de momento a la segunda vuelta de las presidenciales con 5,7 millones de votos.

Los demás candidatos han hecho una campaña irregular. Por un lado el presidente Poroshenko se ha metido con más apuros de los esperados en la segunda vuelta, con 3 millones de votos. Su mensaje nacionalista y retórica desafiante ante Rusia sigue calando, pero el incumplimiento de sus promesas, como acabar con la guerra o vender sus negocios, pesan más. Parece difícil que pueda conseguir los votos de los demás candidatos para la segunda vuelta. Su futuro en Ucrania en caso de perder el poder corre serio peligro. Hace ya más de un año que Poroshenko envió buena parte de sus pertenencias a su casa en Marbella. No quiere repetir el saqueo que sufrió el domicilio del anterior presidente Yanukovich al abandonar este su puesto en 2014. 

La gran perdedora de las elecciones ha sido Yulia Timoshenko. La ex primer ministro se ha quedado con la miel en los labios con su 13,39% y 2,5 millones de votos. Diferentes artimañas electorales parecen tener la culpa de este fracaso, como por ejemplo el 0,62% que le ha robado el prácticamente desconocido Yuriy Timoshenko, un candidato que se ha sacado de la manga la administración presidencial y por el cual han votado hasta 117 mil personas, de suponer que por equivocación prácticamente todos ellos. La propia Timoshenko ha denunciado este y otros fraudes, pero ha dicho que no va a ir a juicio para reclamar, acata los resultados y se prepara para su enésima última batalla política, las elecciones parlamentarias de otoño.

Del resto de resultados destaca que el voto abiertamente prorruso sigue existiendo. Si no hubiera habido una separación en ese ala ideológica, su candidato hubiera luchado por estar en la segunda vuelta con Zelenskiy. Así Yuriy Boiko ha obtenido un 11,67% - 2,2 millones de votos, y con la misma retórica Aleksandr Vilkul un 4,15% - 485 mil votos. Su resultado trasladado a las parlamentarias augura una Rada, parlamento ucraniano, muy diferente al actual y con bastante más presencia de elementos que van a reclamar unas relaciones mucho más amistosas con Moscú.

Ucrania ha vuelto a demostrar que en ella coexisten tendencias muy diferentes dependiendo de la región. Así el este del país le ha otorgado a Boiko el primer o segundo puesto, el oeste se lo ha dado a Poroshenko o Timoshenko, mientras que Zelenskiy ha ganado en el centro y algunas regiones del este. Se vuelve a repetir la misma situación que antes de las protestas del Maidán, coexisten dos Ucranias con una manera muy diferente de ver su futuro. La occidental apuesta por la agricultura y acercarse a la UE, mientras que la oriental por la industria y la cooperación a pesar de todo con Rusia. Será Zelenskiy capaz de unificar las dos partes para trabajar en equipo? Primero deberá ganar la segunda vuelta a disputar el 21 de abril. A no ser que suceda algo extraordinario como atentados o una nueva activación de los combates en el Donbass, lo tiene todo a su favor.

Texto publicado originalmente en el diario Gara.