Campo de concentración para diez millones de uigures (parte VI)

Campo de concentración para diez millones de uigures (parte VI)

Un policía chino enfrente de la mezquita central de Kasgar antes de la oración de la mañana. El 26 de junio de 2017, Johannes Eisele / AFP / Scanpix / LETA

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Capitulo 6 Reeducacion

En febrero de 2018, Foreign Policy consiguió entrevistar a un estudiante uigur en Estados Unidos que se presentó como Imán. Dijo que el año pasado había ido a China de vacaciones y fue arrestado a bordo del avión en Pekín. Los siguientes nueve días fue interrogado en una prisión de Pekín, luego fue llevado, esposado, a un "campo educativo" en Xinjiang.

La reeducación de Imán se efectuaba en una celda, donde estaba preso con otros diecinueve uigures. Los prisioneros marchaban alrededor de la celda cantando el eslogan “¡Entrenamiento diligente, aprendizaje acucioso!”, y estaban viendo videos de propaganda durante horas. Por la tarde, se les permitía sentarse en sus literas, luego la marcha y el visionado se reanudaban hasta la cena.

Imán se hizo amigo de un compañero de celda de 60 años acusado de interpretar el Corán en mensajes enviados a su hija a través de un mensajero instantáneo. El hombre recibió una sentencia de siete años. Imán tuvo más suerte: fue liberado después de 17 días, pero las cámaras lo reconocían en las calles y se le negaba el acceso al transporte público y a los supermercados.

Al final, logró obtener un permiso para continuar sus estudios en Estados Unidos, pero el policía le advirtió que no debía hablar sobre lo que había visto: "Tus familiares permanecen aquí y nosotros también".

Los medios llevan diez años escribiendo sobre los arrestos y sentencias de los uigures chinos. En 2009, dos periodistas recibieron una pena de 13 años de cárcel por el "atentado a la seguridad del Estado". Al mismo tiempo, Gulmira Imín, quien publicaba en Internet versos en uigur, fue acusada de exhortar a manifestaciones ilegales y revelar secretos del Estado; recibió la condena perpetua. En 2010, otro periodista recibió 15 años de cárcel. En 2014, un escritor fue mandado a cumplir la condena de ocho años en los campos; uno de los eruditos más famosos de los uigures, Ilham Takhti, recibió la condena perpetua por "llamadas al separatismo". Junto con él arrestaron a sus siete alumnos.

Agentes de policía al lado de un centro reeducativo en Xinjiang, el 2 de noviembre de 2017. Foto: Ng Han Guan / AP / Scanpix / LETA

En 2015, el lingüista Abduveli Ayup, que enseñaba el idioma uigur en la escuela (ahora su enseñanza está prohibida), fue detenido en un puesto que transitaba dos veces al día, camino al trabajo y a la vuelta. En su portátil los agentes encontraron un ensayo escrito hace varios años mientras Abduveli estudiaba en Kansas, pero después de muchas horas del interrogatorio fue absuelto. Ayup logró escapar a Ankara, siendo esta la única razón por la que conocemos su historia.

En 2016 la policía detenía a los bloggers y administradores de los foros uigures. En 2017, el famoso científico Haimurat Gopur, quien trabajaba como presidente del Departamento de Control de Alimentos de Xinjiang, así como el popular cantante Abdurehim Hayit, quien había sido un favorito de las autoridades y cuyas canciones nunca habían sido censuradas, desaparecieron sin dejar rastro. Aquel año ya detuvieron en el mercado a un jugador de fútbol de 19 años que solía jugar para la Selección juvenil de China; le acusaron de visitar países extranjeros cuando asistía a partidos internacionales.

En el otoño de 2017, Kairat Samarján, un kazajo étnico, volvió a la tierra natal de Xinjiang después de haber migrado, como muchos de sus compatriotas, a Kazajistán varios años antes, para vender su casa y terrenos. En su distrito natal le llamaron a un interrogatorio; como el mismo Samarján declaró a Radio Svoboda, le habían preguntado qué había hecho en Kazajistán y "si había hecho azalá" (la oración musulmana). El interrogatorio duró tres días, durante todo este tiempo no permitieron dormir.

Samarján fue sentenciado a nueve meses de "reeducación". Llegó a conocer tres categorías de presos: algunos fueron acusados ​​de excesiva religiosidad, otros, de perturbar el orden público, y otros, de haber estado en el extranjero. Según los cálculos de Kairat, en el campo había 5.700 prisioneros: 3.000 kazajos, 2.000 uigures y 200 dungans (musulmanes de origen étnico chino). Todos estudiaban los materiales del XIX Congreso del Partido Comunista de China, celebrado en 2017, y escuchaban conferencias en las que se les enseñaba no revelar secretos de Estado, no ser musulmanes y no distinguir a las personas por sus étnias. Todos estaban medio muertos de hambres. Samarján, como él mismo dice, fue liberado tras un intento de suicidio, pero le dejaron irse a Kazajstán a reunirse con su familia solo después de que intervino el Ministro de Relaciones Exteriores de Kazajistán.

En enero de 2018 el mundo conoció la noticia de la muerte de Muhammad Salij Hadzim, de 82 años, autor de la primera traducción del Corán al uigur. Murió 40 días después de su arresto, pero no se sabe exactamente cómo falleció: la hija y sus familiares detenidos aún están bajo custodia. En mayo, aparecieron noticias sobre el destino de las cuatro personas más ricas de Kasgar: en conjunto, fueron sentenciados a 42 años de prisión "por extremismo religioso". Un poco antes arrestaron a la antropóloga mundialmente famosa Rachel Davut, de 52 años,. Hasta ahora, su investigación ha sido apoyada por el gobierno central, y los familiares habían mantenido el arresto en secreto durante ocho meses con la esperanza de que Davut fuera liberada, pero no la han absuelto y nadie más ha vuelto a oír nada de ella.

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