Así, una de las referencias es la pandemia de la denominada gripe española (1918-1920) vivió hasta 3 olas bien claras, y en algunas regiones incluso más. El problema es que esta experiencia de la gripe española señala que la segunda ola, llegada varios meses después fue bastante más dañina que la primera. Se da la casualidad que la primera ola se dio en meses no clásicos para la gripe, junio y julio, mientras que la segunda ola vino en los meses de octubre y noviembre. Precisamente en otoño es cuando se suelen dar las peores olas de gripe. Eso ocurrió precisamente en 1918. 

Como se ve en el gráfico de cómo afectó al Reino Unido. La primera ola se dio entre junio y julio, la segunda y la más grave en otoño, y ya la tercera en en marzo-abril del año siguiente. 

La situación era en muchos parámetros diferente a la actual, pero debido a las similitudes entre las pendencias y el tipo de enfermedad, es posible que los expertos que alertan de la posibilidad de nuevas olas tengan parte de razón. Desde luego hay datos para estar alerta en este caso.