Convocada la mayor huelga científica y académica mundial de la historia
Comunicado de Scientist Rebellion
Ya no es posible limitar el calentamiento a 1,5 ºC, ya no es válido el acuerdo de París. Nuestros gobiernos no han estado a la altura. Dada la gravedad y urgencia de la situación, lanzamos las siguientes preguntas:
¿Tiene sentido seguir investigando, o enseñando, como si nada estuviera ocurriendo, sabiendo que nuestro planeta y la humanidad se enfrenta en los próximos años a un colapso sistémico masivo en forma de emergencia climática? ¿Cuál queremos que sea nuestro papel en esta historia?
Hacemos un llamamiento a todas nuestras compañeras científicas e investigadoras a unirse a nosotras en una huelga internacional, junto con todos los estratos de la comunidad académica universitaria, ya sea el estudiantado o el profesorado, para demandar que se escuche a la ciencia, y que se tomen las medidas urgentes, radicales y necesarias para abordar esta situación. Las científicas tenemos la responsabilidad moral de actuar con todos los medios que estén en nuestras manos para advertir a la población de la gravedad actual del problema que enfrentamos y ejercer la máxima presión posible para frenar esta catástrofe. La huelga está enmarcada dentro de la campaña internacional de desobediencia civil masiva de la Rebelión Científica durante la semana del 4 al 9 de abril de 2022, la cual constará de diversas acciones y movilizaciones masivas.
La demanda
Pedimos la inclusión en todas los grados universitarios, másteres y formaciones de formación específica sobre la actual situación de la emergencia climática, crisis energética y colapso civilizatorio que vivimos actualmente, su interrelación con las ideas del crecimiento económico infinito de nuestro actual sistema y el papel de la rama específica de conocimiento a la hora de paliar y adaptarse a esta nueva situación.
¿Por qué rebelarse?
A pesar de ser perfectamente conscientes de la situación, los responsables políticos de nuestros países muestran una absoluta negligencia e incapacidad al abordar esta situación, y no hay señales de que lo vayan a hacer, a no ser que tengan una fuerte presión desde la sociedad civil. El rotundo fracaso de la COP26, marca un hito histórico por el cual consideramos evidente el fracaso de las vías oficiales por las cuales se está abordando esta crisis, a pesar de las graves advertencias de la comunidad científica. Las ciencias sociales son claras al respecto.
La desobediencia civil masiva de carácter no violento es la vía más rápida y eficaz de lograr cambios sociales. La desobediencia, en este caso en forma de huelga y desobediencia educativa, no solo está plenamente justificada, sino que se vuelve una condición necesaria para el cambio.
El propio IPCC ha reconocido que los movimientos sociales tienen un papel clave como catalizadores del cambio. No más soluciones basadas en pensamiento mágico Exigimos a las universidades, los equipos de investigación y otros espacios científicos que tomen medidas a la altura de la emergencia. Ellos tienen la responsabilidad de dar la voz de alarma a la población civil y exigir que se tomen acciones coherentes y proporcionales a la magnitud del problema, dejando a un lado el conocimiento en tecnología inexistente o probadamente ineficaz, como los sistemas de captura y al almacenamiento de carbono.
Los informes científicos señalan que estamos en un momento de inflexión. Ya hemos causado daños irreversibles al sistema Tierra, y vamos camino de enfrentar en las próximas décadas los peores escenarios posibles, los cuales suponen una amenaza existencial extremadamente grave tanto para nosotros como para la mayor parte de formas de vida que habitan la biosfera.
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