La quema de libros como herramienta para instaurar el franquismo
El dictador Francisco Franco y su régimen tuvieron mucho tiempo para reescribir la historia de España a su gusto. Unos de los capítulos en el que pusieron más ahínco para eliminar del recuerdo colectivo fue la quema indiscriminada de libros al más puro estilo nazi. Esta semana la periodista Olga Rodríguez nos ha recordado en un interesantísimo artículo esta parte silenciada de la historia.
Casi cuarenta años de dictadura fueron tiempo suficiente para que ésta se reescribiera varias veces, intentando ocultar aspectos controvertidos de su pasado. La fecha que marca un antes y un después es la caída de la Alemania nazi en 1945. A partir de ese momento Franco se acerca más a los aliados, intenta mostrarse como un régimen blando y se apresura a borrar los capítulos más violentos y bárbaros de su historia. El brazo en alto dejó de ser obligatorio ese mismo año - Olga Rodríguez
Este artículo cuenta como este bibliocausto español tuvo su propio ritual, con "autos de fe en los que los presentes leían pasajes de las llamadas buenas lecturas" y maldecían a los intelectuales y a los escritores objeto de la persecución franquista. Al mismo tiempo muchos maestros, bibliotecarios, editores y libreros fueron fusilados.
Acusaban a ciertos libros de todos los problemas del país por sus ideas, que consideraban extranjerizantes, inmorales y subversivas. Se centraron en incautaciones y destrucciones, junto con la depuración de bibliotecas públicas y privadas. Hubo un bibliocausto o una bibliofobia - Ana Martínez Rus, historiadora y profesora de la Universidad Complutense.
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