Los desconocidos "guernicas" del campo de concentración franquista de Oia

El Monasterio de Oia es un antiguo monasterio cisterciense fundado en el siglo XII, situado en la provincia de Pontevedra, cerca de Vigo. En 1939 en este recinto no se rezaba, sino que se sufría. Aquí llegaron a juntarse 4.500 prisioneros de guerra, en un recinto preparado para unas 250 personas. Este Monasterio fue uno de los 300 campos de concentración franquistas operativos entre 1936 y 1947, y parte de su historia quedó plasmada en sus paredes, gracias a dibujos de esos presos que todavía se conservan. 

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Escena de guerra dibujada en la pared por un prisionero del campo de concentración franquista del Monasterio de Oia (Pontevedra).
Los desconocidos "guernicas" del campo de concentración franquista de Oia

En la imagen podemos observar a un grupo de soldados dirigiéndose hacia un avión de combate en pleno vuelo. En otros dibujos podemos observar una línea que atraviesa el mapa de España señalando el largo trayecto que llevó a un prisionero desde Barcelona hasta la pequeña localidad de Oia, o una cabeza de cerdo sobre una bandeja que parece insinuar el deseo de enfrentarse a un monumental banquete. Son algunos de los dibujos realizados por los presos republicanos que acabaron en este Monasterio reconvertido en campo de concentración franquista, y que se recopilan en el libro "Con otra mirada. El horror de la Guerra Civil Española en el Monasterio de Oia. 1936-1939".

Los grafitos de los muros del Mosteiro de Oia son nuestros Guernicas, mensajes directos y claros de los que estuvieron allí en esa época terrible... Lo primero que vi escrito en aquellas paredes me dejó helado. Con un tipo de letra decía 'aquí llegó el 12-2-39 Eugenio Blanco y salió'. Con otra caligrafía, escrita por otra persona, se completaba la frase: 'pal sementerio el día 18-4-1939'. Muy duro - Javier Costas Goberna , Historiador. 

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Las condiciones de vida en este campo de concentración fueron terribles: malos tratos, hambre, falta de higiene y enfermedades que se convertían en letales por la ausencia de médicos y de enfermeros. "Era un espanto porque tuvimos una epidemia de tifus exantemático. Aquellos chicos jóvenes se murieron… muchísimos", recordaba el prisionero Josep Subirats. "No había váter, era una zanja. Y al pobre que estaba allí, llegaba un soldado, le daba una patada y le echaba a la zanja con toda la porquería", relataba Francisco Miñarro, otro de los prisioneros. Una pequeña parte de ese sufrimiento ha quedado retratado en las paredes del Monasterio, que ahora se pueden observar en una visita guiada por el monasterio. 

Fuentes: ElDiario.es - La coz de Galicia