Científicos revolucionan el conocimiento sobre los antidepresivos

Millones de personas con depresión dependen de fármacos cuyo funcionamiento en el cerebro no se comprendía del todo hasta la fecha. Un nuevo estudio titulado “Antidepressant drugs act by directly binding to TRKB neurotrophin receptors” ha revolucionado la disciplina. Al respecto, el bioquímico español y uno de los autores del estudio Rafael Moliner subraya que lo revolucionario del artículo científico es que han descubierto que los antidepresivos, tanto los clásicos como los más nuevos, tienen en común que se unen directamente al recepto TrkB, aumentando la neuroplasticidad y haciéndonos más sensibles a nuestro entorno. Según este autor, esto explica por qué la combinación de psicoterapia con antidepresivos es el tratamiento más eficaz para hacer frente a la depresión. 

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Fuente: Wikipedia
Científicos revolucionan el conocimiento sobre los antidepresivos

El funcionamiento de los antidepresivos

Es posible que el uso de los antidepresivos sea uno de los mayores experimentos en tiempo real jamás realizado en la especie humana: millones de personas las han consumido durante décadas siguiendo pautas de ensayo y error. Dosis que suben y bajan, principios activos sustituidos una y otra vez…más de la mitad de los pacientes no han conseguido obtener el equilibrio adecuado.

En psiquiatría, la tesis que desde hace décadas sostiene el uso de los antidepresivos y otros fármacos se conoce como hipótesis monoaminérgica. Según esta hipótesis, la depresión o la ansiedad están provocadas por una deficiencia en el nivel de neurotransmisores como la serotonina, noradrelanina y dopamina. Por tanto, estos medicamentos eliminarían el problema al elevar la concentración de estas substancias en el cerebro. Sin embargo, esto no es lo que siempre acaba sucediendo. 

Pese a que llevamos muchos años diseñando fármacos que tienen como diana estos sistemas de neurotransmisores, aún estamos lejos de obtener los resultados ideales. De hecho, solo 1/3 de pacientes con depresión responden satisfactoriamente a estos tratamientos, lo cual es un problema grande, porque significa que los otros 2/3 solo responden parcialmente o no responden para nada – Rafael Moliner, bioquímico.

Nuevas evidencias

A mediados de febrero de este año se publicó en la revista científica ‘Cell’ un artículo que pretende revolucionar el conocimiento existente sobre los antidepresivos. En concreto, los investigadores del artículo explican cómo funcionan estos populares fármacos o por qué, a menudo, no funcionan. El estudio está dirigido por Plinio Cassaroto y Eero Castrén, dos neurocientíficos de la Universidad de Helsinki (Finlandia). Ambos llevan años estudiando los antidepresivos con el objetivo de encontrar nuevas hipótesis alternativas que satisfagan todas las preguntas que genera la hipótesis actual y que puedan explicar la acción de los antidepresivos. A ellos se unió hace unos años el científico español Rafael Moliner.

Según Moliner, no está tan claro como antes que tener la serotonina o la noradrenalina bajas equivalga a tener depresión y que lo que haya que hacer es aumentarlas. También afirma que tenían otras cosas que les indicaban que “esto no era toda la historia”. Los antidepresivos clásicos como la fluoxetina, el Prozac, tardan, según Moliner, normalmente tres semanas en empezar a actuar. Sin embargo, según el bioquímico, a nivel sináptico estos fármacos comienzan a incrementar la concentración de serotonina inmediatamente. “Había algo que para nosotros no cuadraba”, subraya.

El bioquímico afirma que hace unas dos décadas empezaron a entrever que la neuroplasticidad era algo clave. Después de investigar y analizar los estudios que se efectuaban sobre los antidepresivos, llegaron a la conclusión de que los antidepresivos solo tienen efectos terapéuticos cuando se combinan con psicoterapia.

Lo que hemos descubierto es que, si estos medicamentos funcionan a base de incrementar la plasticidad del cerebro adulto, lo que básicamente hacen es incrementar el efecto que el entorno tiene sobre el cerebro. Dar estos fármacos en sí no tiene por qué ser terapéutico, solo incrementan esa neuroplasticidad. El problema es que hasta hace muy poco no teníamos claro cuál era este mecanismo molecular que permitía a los antidepresivos potenciar la plasticidad - Rafael Moliner, bioquímico.

El bioquímico español subraya que lo “revolucionario” del artículo científico es que han descubierto que los antidepresivos, tanto los clásicos como los más nuevos, tienen en común que se unen directamente “al receptor TrkB, que es el receptor del factor neurotrófico derivado del cerebro o, en inglés, BDNF, clave para la neuroplasticidad en mamíferos y otros vertebrados en general”. Menciona que llevaban años dándole vueltas a cómo estas medicinas incrementan la plasticidad:

Había modelos que intentaban explicarlo, pero no proponían un mecanismo unificado para la acción de los antidepresivos en general, porque se suponía que los clásicos y los más nuevos actuaban sobre receptores diferentes. Unos cuantos sospechábamos "¿y no puede ser un efecto directo sobre el receptor TrkB?", pero nos costaba ponernos manos a la obra porque nos parecía demasiado rompedor. Era una locura que rompía todo lo que el campo de la psiquiatría llevaba 50 años siendo - Rafael Moliner, bioquímico

Sin embargo, han efectuado un descubrimiento revelador:

Aquí estamos, descubriendo que todas estas drogas lo que están haciendo es facilitar la activación del receptor TrkB, lo cual incrementa la plasticidad del cerebro adulto: nos hace más sensibles a nuestro entorno; si los factores ambientales son positivos, maravilloso, eso es lo que va a hacer el efecto terapéutico y esto explica por qué la combinación de psicoterapia con antidepresivos es el tratamiento más eficaz, incluso más que cualquiera de los dos en solitario - Rafael Moliner, bioquímico

Y añade lo siguiente, afirmando que la clase social puede ser un factor importante a la hora de explicar la evolución de los afectados:

También explicaría estudios en poblaciones bastante curiosos que hasta ahora no estaban muy bien entendidos, como por ejemplo que parte de esta gente que no responde adecuadamente a los antidepresivos no solo no respondan, sino que incluso se ponen peor. Hay un estudio en particular que es muy interesante y asocia cómo la gente se recupera de la depresión cuando están en tratamiento dependiendo de su clase social. Se veía que quienes estaban en una situación más acomodada se recuperaban en un porcentaje mucho mayor que aquellas que estaban en clases más modestas y a las que se presupone están afectadas por un ambiente más negativo o pueden tener falta de necesidades básicas - Rafael Moliner, bioquímico.

El impacto de la pandemia en la salud mental 

La pandemia generada por la Covid-19 ha mermado la salud mental de millones de personas en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, la pandemia ha perturbado o paralizado los servicios de salud mental esenciales del 93% de los países del mundo, en tanto que aumenta la demanda de atención de salud mental. Dos de las afecciones mentales que han registrado un aumento son la ansiedad y la depresión.

Tal y como lo contábamos desde EULIXE, antes de la pandemia, el 6.7% de la población del Estado estaba afectado por la depresión. Se registraban el doble de casos en mujeres (9.2%) que en hombres (4%). Debido al aislamiento social, el temor al contagio, la incertidumbre, la angustia financiera y el miedo a los duelos mal resueltos generados por la pandemia, la salud mental de muchos ciudadanos del Estado se ha visto resentida. Concretamente, un análisis de 55 publicados constata un aumento de los casos de depresión, junto a los casos de ansiedad y estrés postraumático.

Durante la primera ola de la pandemia, ya se constató un aumento en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos. En concreto, entre enero y septiembre la venta de estos fármacos creció en el Estado un 4%, unos 4.4 millones de envases más, hasta superara los 110 millones dispensados. El peligro reside en que una parte de los afectados mentales de carácter reactivo se vuelvan crónicos si no se recibe la atención adecuada y deriven en patología mental persistente.