DOROTHY M. HORSTMANN: la viróloga clave en la vacuna contra la polio

En estos momentos, el mundo entero espera expectante la aparición de una vacuna eficaz que ayude a frenar el avance imparable del Covid-19. Pero mientras esperamos a que esto suceda, hemos querido echar la vista atrás para buscar otras pandemias que afectaron gravemente al planeta hace años y que también mantuvieron expectante a la población hasta que se dio con el antídoto adecuado. A principios del siglo XX fue el virus de la poliomielitis el que preocupó seriamente a medio mundo. En el año 1955 el doctor Jonas Salk encontró la vacuna contra esta enfermedad, pero lo que se cuenta en pocos sitios es que esto fue posible gracias a las investigaciones previas que llevó a cabo una mujer. Una cuyo nombre es prácticamente desconocido, como el de tantas otras pioneras de nuestra historia, el de la doctora Dorothy Millicen Horstmann.
Dorothy M.Horstmann THE YALE JOURNAL OF BIOLOGY AND MEDICINE
Dorothy M.Horstmann (THE YALE JOURNAL OF BIOLOGY AND MEDICINE)
DOROTHY M. HORSTMANN: la viróloga clave en la vacuna contra la polio

A finales del siglo XIX, un virus empezó a extenderse por muchos países europeos y de América del Norte. Poco a poco la polio se fue convirtiendo en una epidemia mundial, hasta que en 1955 el doctor Jonas Salk creó la primera vacuna inyectable contra el virus de la poliomielitis. Dos años más tarde, el doctor Albert Sabin desarrolló otra vacuna oral mucho más efectiva y los dos han hecho historia por ser los hombres que dieron con la cura a una enfermedad que atemorizó a todo el mundo durante más de medio siglo. Pero lo que pocos saben, es que fue una mujer, la doctora Dorothy M.Horstmann, la que les dio las pistas exactas de por dónde tenían que empezar para desarrollar una vacuna exitosa.

Historia de la poliomielitis

La polio es una enfermedad causada por un virus ARN, que en la mayoría de los casos es asintomática. Muchos de los afectados nunca desarrollan síntomas, pero cuando el virus afecta al sistema nervioso central se manifiesta de manera grave, ya que destruye las neuronas motoras y produce la parálisis muscular de los pacientes e incluso la muerte.

Los inicios de esta enfermedad no están muy claros. Se desconoce cuándo y cuál fue el foco principal de infección y desde dónde empezó a expandirse por todo el mundo.  Se tardó también mucho tiempo en descubrir cómo se transmitía y eso hizo que la vacuna contra la polio tardara casi medio siglo en llegar. En los primeros años de la pandemia, no se sabía muy bien si la enfermedad se transmitía por las vías respiratorias o a través del aparato digestivo y tampoco se sabía a ciencia cierta cómo y porqué afectaba al sistema nervioso produciendo parálisis.

El virus atacaba sobre todo en los meses cálidos, en zonas de grandes urbes industrializadas  y se daba en su mayoría entre la población infantil y juvenil. En los casos más graves de principios del siglo XX, la parálisis afectaba a los músculos que regulaban la respiración, lo que hizo necesario que se crearan unas cámaras llamadas "pulmones de acero", una especie de respiradores que ayudaron a mantener con vida a muchos niños enfermos.

polio-hospital-maria-ferrer Niños afectados por polio y asistidos con "pulmones de acero" en el hospital Maria Ferrer de Buenos Aires

Generalmente, quienes habían contraído el virus era por haber ingerido alimentos y aguas contaminadas o por contacto directo con las personas infectadas. Por eso, en muchas zonas se tomaron algunas medidas drásticas para evitar los contagios, como fueron prohibir la entrada de los menores de 16 años en lugares públicos, aislarlos en zonas alejadas de las grandes ciudades o incluso aislamientos forzosos en hospitales. 

En el año 1955, el doctor Jonas Salk, basándose en los estudios de los Premio Nobel John Franklin Enders, Thomas Huckle Weller y Frederick Chapman Robbins, creó la primera vacuna inyectable contra el virus, pero un error con un lote del medicamento, hizo que se siguiera investigando hasta dar con una fórmula más efectiva. En 1957 Albert Sabin desarrolló una vacuna oral con el virus atenuado (con el virus vivo), que abarató el precio y que fue mucho más eficaz, ya que generaba también una inmunidad en el aparato digestivo, que era donde atacaba directamente el virus y no solo en la sangre.

En 1988 la Organización Mundial de la Salud inició un plan para erradidar la poliomielitis y en la actualidad es una enfermedad pácticamente erradicada. Españana notificó el último caso de polio en 1989 y la Unión Europea fue declarado territorio libre de polio a principios de este siglo. Aún así, a día de hoy es una enfermedad presente en algunos países como Afganistán o Paquistán y en Ucrania y Siria ha habido brotes recientemente, asociados a la mala conservación de las vacunas contra el virus.

El papel silenciado de una viróloga

John F. Enders, Thomas H. Weller, Frederick Chapman, Jonas Salk o Albert Sabin, todos ellos nombres masculinos que están relacionados con la exitosa búsqueda de una vacuna contra una de las peores pandemias de principio del siglo XX, pero parece que la historia ha vuelto a olvidar, otra vez más, el de una figura femenina que jugó un papel muy importante en la búsqueda de una cura efectiva. La doctora Dorothy M. Horstmann, demostró que el poliovirus llegaba al sistema nervioso central a través del torrente sanguíneo, lo que le dio una pista a sus colegas de profesión para seguir estudiando en la dirección correcta hacia la búsqueda de una vacuna eficaz.

Tras muchos años de investigaciones fallidas sobre como infectaba el virus al cerebro de los enfermos, la Doctora Horstmann dio con la clave en 1943, cuando recolectó sangre de 111 casos sospechosos y solo una muestra dio positivo. Ella siguió investigando ese caso único, el de una niña de 9 años que vivía en New Haven y a la que extrajo sangre dentro de las 6 horas siguientes a desarrollar la enfermedad (a los demás casos se les había extraído la sangre varios días después de tener síntomas notables). La niña nunca desarrolló parálisis y esto le dio la clave a la viróloga para mirar más de cerca la relación entre el tiempo transcurrido desde la infección y la aparición de los síntomas. Tras varias investigaciones concluyó que la polio se detectaba en la sangre entre los 4 y 6 días después del contagio, dejando en el aire la idea de que el virus pasaba primero a la sangre antes de afectar al tejido nervioso.  Así, acotó que los sitios específicos donde se podría detener el virus para que no terminara en parálisis, serían la sangre y el tracto gastrointestinal. Sus premisas sirvieron para desarrollar métodos exitosos de cultivo de tejidos para replicar el poliovirus, por los que premiaron con el Nobel a personajes como John Enders, Thomas H. Weller o Frederick Chapman y que dieron pie al desarrollo de las primeras vacunas contra la enfermedad. El nombre de la doctora Horstmann ha pasado desapercibido para quienes quisieron premiar a los héroes masculinos que "encontraron" la cura de una de las peores pandemias de principios del siglo XX. Aún así, uno de los premiados con el Nobel por realizar estudios más exhaustivos basándose en las premisas de Horstmann, el doctor John Enders, si que elogió públicamente la labor de la viróloga en varias ocasiones, agradeciéndole el hecho de haber puesto en duda  "la sensación generalizada de que el virus crecía únicamente en las células nerviosas".

Dorothy M.Horstmann. Dr. I George Miller. La viróloga Dorothy M.Horstmann (I GEORGE MILLER)

Vida y trabajo de Dorothy

Epidemióloga, viróloga, clínica y educadora, Dorothy Millicent Horstmann fue nombrada profesora de la Facultad de Medicina de Yale en 1969, convirtiéndose así en la primera mujer que conseguía el cargo en esa universidad.  Nació en Spokane, Washington, en 1911, aunque gran parte de su juventud la pasó en San Francisco. Fue en la Universidad de California dónde obtuvo el título de medicina y estuvo trabajando en el Hospital General de San Francisco hasta 1942. Ese año la llamaron para formar parte del Commonwealth de Medicina Interna de la Universidad de Yale, justo cuando la polio se estaba convirtiendo en una de las enfermedades más temidas de la nación.  Entre los años 1943 y 1944, la unidad de Estudio de Yale, de la que Horstmann formaba parte, investigó cinco brotes importantes en diferentes ciudades de Estados Unidos, y publicó los resultados en 1946. En ese estudio exhaustivo se dejó patente el tiempo que podía persistir el virus en la faringe y el intestino, lo que dio la clave para determinar que el tracto gastrointestinal y no el nasal, era el que producía el contagio al cerebro. La labor de Horstmann tuvo grandes implicaciones para el desarrollo de la vacuna contra la poliomielitis, ya que sus resultados apuntaron a una vacuna oral como la mejor opción para protegerse de la infección, algo que finalmente logró Albert Sabin en 1957. Aunque su trabajo no fue reconocido oficialmente, algunos como el historiador Jon F. Fulton si que se han tomado la molestia de reconocer el gran trabajo que realizó la viróloga.

Esta divulgación es tan emocionante como todo lo que ha sucedido en la Facultad de Medicina de Yale desde llegó por primera vez en 1930 y es un gran crédito para su industria y su imaginación científica. John F. Fulton - Historiador de medicina de la Universidad de Yale

El trabajo de campo con niños y jóvenes afectados por la poliomielitis, marcó fuertemente a Horstmann, que decidió cambiar su enfoque laboral. Desde entonces dejó de lado la medicina interna, para centrarse en la pediatría. 

Cuando lidias con una epidemia te das cuenta de que es algo urgente. Había mucho que aprender en el contexto infantil. Dorothy Millicent Horstmann 

Se especializó en muchas otras enfermedades virales y congénitas que afectaban sobre todo a la infancia y publicó varios artículos de investigación sobre epidemiología. Incluso los resultados de un estudio suyo sobre el virus de la rubéola en niños en los Estados Unidos en 1969, fue clave para desarrollar la licencia de la vacuna contra esta enfermedad. 

Dorothy M.Horstmann. Dr. I George MillerDorothy M.Horstmann en la conferencia anual sobre Epidemiología y Enfermedades Infecciosas Pediátricas de la Universidad de Yale. (I GEORGE MILLER)

Fue la primera mujer en ser nombrada profesora titular de la Universidad de Yale y realizó numerosas contribuciones a la educación y a la ciencia. En el año 1991  se estableció en esa universidad una conferencia anual en su honor sobre Epidemiología y Enfermedades Infecciosas Pediátricas. Diez años más tarde, Horstmann fallecía en New Haven, el 11 de enero de 2001, dejando tras de si un gran legado de contribuciones como pionera en los campos de la polomielitis, la ciencia, la educación y la pediatría que han tenido poco reconocimiento, pero que nosotros queremos rescatar para recordar que hace casi 80 años, fue una mujer quién dio las pistas a otros hombres, para encontrar una vacuna eficaz contra un virus que también estaba atemorizando a medio mundo.