Pelotas de golf se suman al problema de plásticos en los océanos

Pelotas de golf se suman al problema de plásticos en los océanos

Estudios recientes han documentado que al menos desde la década de los 50, se han producido más de 9,1 billones de toneladas de plástico, lo cual está generando un problema creciente que amenaza no sólo la tierra, sino también el agua y el aire; pues de estas, al menos 7 billones ya no son utilizadas, es decir, se han convertido en basura.

De tal cantidad mucho va a parar al mar, actualmente se tienen detectadas al menos 5 grandes islas de basura en los océanos alrededor del mundo; mismas que se encuentran en movimiento y contaminando enormes extensiones de costas y mares. 

A este problema medioambiental se une la detectada por un equipo de científicos que han cuantifico por primera vez el impacto de pelotas de golf en la contaminación de los oceanos tras la iniciativa de unos estudiantes que han retirado más de 50.000 pelotas de los fondos marinos.

Esta curiosa investigación surgió cuando Matthew Savoca, de la Universidad de Stanford tras recibir un email de una estudiante universitaria de California Alex Weber, que se había topado mientras buceaba junto a su amigo Jack Johnson en las costas de la Bahía de Monterey que el lecho marino aparecía cubierto de centenares de pelotas de golf procedentes de los campos de la zona en los que se practica este deporte.

Meses después de unirse a ellos en la investigación y tras la publicidad que dieron a su caso diferentes medios, el equipo ha retirado más de 50.000 pelotas de las playas, lo que supone unas 2,5 toneladas.

En un trabajo publicado por Savoca en la revista Marine Pollution Bulletin, junto a los dos estudiantes, analizan el impacto y las dimensiones de este problema que pasa desapercibido pues al contrario que la mayor parte del plástico las pelotas pesan y se hunden por lo que es un problema que no es visible a simple vista.

Los autores calculan que cada año se lanzan al mar unas 100.000 pelotas de golf solo en la zona de Monterrey y que podrían ser cientos de miles en todo el país y el resto del planeta. Una pelotas recubiertas de algunas sustancias que resultan tóxicas para la vida marina. Aunque aun no se han detectado efectos, se sabe que estas pelotas se degradan y fragmentan, arrojando estos microplásticos y sustancias químicas al océano. Cuando las bolas de rompen, de hecho, las aves y otros animales pueden ingerirlos y tener problemas con ellos.

El estudio ha ayudado a concienciar a los propietarios de instalaciones de golf de este problema, de manera que muchos colaboran ahora para evitarlo y arrojar menos pelotas al océano.