2.000 personas con fe en la criogenización
Se trata de una quimera difícilmente realizable, sin evidencia de la comunidad científica, que se muestra escéptica, por lo que evidentemente, no tiene aprobación médica. Aún así el procedimiento que tantas veces hemos visto en films de ciencia ficción, la criogenización para resucitar en un futuro y curar una enfermedad que a día de hoy es incurable, sigue sumando adeptos.
En la actualidad, se estima que más de 2.000 personas en todo el mundo, entre los que se encuentra algún español, esperan volver a la vida en unos cuantos años por este proceso, bastante costoso, por el que , una vez declarada fallecida, es preservada en depósitos a temperaturas inferiores a los 130 grados. La empresa criónica conserva su cuerpo inerte en un baño de nitrógeno líquido y sustituye su sangre por compuestos anticongelantes. En este estado de congelación, estos individuos esperan a que los avances en el futuro de la biomédicina consigan devolverlos a la vida. Así, para ser criogenizado hacen falta dos claros requisitos: tener mucha fe en los avances médicos y mucho dinero (Según un artículo de El Mundo, por este procedimiento se puede llegar a pagar unos 155.000 euros).
En la actualidad, en el mundo existen unas siete organizaciones dedicadas a la criopreservación. Cinco de ellas son de Estados Unidos, mientras que hay una en Rusia y otra en Portugal. La más antigua y prestigiosa es Cryonics Institute, creada por el "padre de la criogenia", Robert Ettinger. Este investigador fue el primero en publicar sobre el tema, así como uno de los mayores impulsores de la tecnología.
Se ha avanzado mucho en la técnica de criopreservación. Es bastante cotidiano el criopreservar los gametos, esperma u óvulos, para alargar la maternidad. Relacionado con la fecundidad está la criopreservación de embriones fecundados, que son el precursor de un cuerpo humano. También se puede criogenizar un tejido para evitar al máximo su deterioro.
Pero el procedimiento de criogenización de un cuerpo inerte, por mucho que se quiera vestir de científico, tiene mucho de superstición. Si afortunadamente el sujeto ha sido exitosamente congelado sin provocarle daños. ¿Cómo sabemos que al ser descongelado, las sustancias administradas para conseguirlo no provocarán un daño irreversible? Los crioprotectores funcionan en células, incluso en tejidos. ¿Pero en un cuerpo completo?
Aparte de los dilemas físicos a los que se expondría al resucitado, también habría que replantearse las cuestiones sociales y éticas que supondrían despertar a una persona después de morir. De por si, si el tema burocrático para un vivo ya es un engorro, imagínense para una persona oficialmente muerta que ha vuelto a la vida, sin nombre, sin nacionalidad...y un DNI ¿Con fecha de nacimiento o de resurrección? Además, el individuo tendría también problemas de dinero, pues la falta de un estatus jurídico le prohíbe recuperar ningún bien o derecho que poseía antes de fallecer.
"A día de hoy la criogenización en España no está prohibida, pero no existe regulación legal específica" dice el catedrático de Derecho Civil y abogado Francisco Lledó que encuentra "muchas lagunas"legales en la custodia del cuerpo en los contratos de criogenización.
Por este motivo muchas empresas estipulan en sus contratos algunas cláusulas, como la fijada por la Sociedad Criogénica Americana, por la cual ésta no puede ser demandada por daños morales en el que caso en el que el despertado no se adaptara a la vida del futuro.
El primer hombre criogenizado de la historia
Aunque siempre se ha hablado de la criogenización de Wall Disney, el primer hombre oficialmente criogenizado fue James Bedford el 12 de febrero de 1967 un par de meses después de la muerte de Disney.
Bedford tenía 73 años y el cáncer se le había propagado como una plaga del riñón a los pulmones, y de allí a distintas partes del cuerpo. Así que decidió que la mejor decisión del mundo iba a ser dormir el sueño eterno y pensar que en un futuro, alguien le despertaría si su cuerpo quedaba criogenizado.
El día en que murió, su cuerpo fue introducido en un gran recipiente de hielo. Conectaron el cadáver a una máquina de respiración artificial. Luego le inyectaron un líquido llamado dimetilsulfóxido, antaño empleado como disolvente. Luego, se le congeló y se le introdujo en un tanque de nitrógeno líquido.
Bedford se convirtió así en el primer hombre criogenizado de la historia y
permanece preservado en la Fundación Alcor Life Extension.