El agua como recurso geoestratégico

Cerca de 2.600 millones de personas en todo el mundo viven en países expuestos a niveles altos y extremos de estrés hídrico. Como se puede ver en el siguiente mapa, el sudeste asiático y la región de Oriente Medio y África del Norte están especialmente expuestos a la escasez de agua, pero no exclusivamente. En América Latina, Chile y México son los países con la mayor vulnerabilidad al estrés hídrico. Además de contar con vastos territorios desérticos, la crisis del agua se ha hecho evidente dada la fuerte demanda que existe en el consumo doméstico, industrial y agrícola del agua disponible. En Europa, Grecia y España son los Estados en los que la población está más expuesta a este problema ambiental, consumiendo cada año entre el 40% y el 80% del total de los recursos hídricos de los que disponen.

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Nivel de vulnerabilidad al estrés hídrico en el mundo. Fuente: Statista
El agua como recurso geoestratégico

El agua es un bien esencial para que podamos desarrollar nuestra vida. El porcentaje de agua en nuestro cuerpo casi llega a las dos terceras partes. Está presente en los tejidos corporales y en los órganos vitales, y es un elemento fundamental para los procesos corporales: sin beberlo no podríamos vivir más allá de tres o cuatro días. Por otro lado, su importancia la podemos ver a través de las actividades que realiza el ser humano. Se usa para la agricultura en un 70%, en un 15% en la industria y el otro 15% en el uso doméstico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada persona necesita al día entre 20 y 50 litros de agua, sin contaminantes químicos ni microbianos nocivos, para beber y para la higiene. A estas cantidades hay que sumar el aporte necesario para la agricultura, la industria, y un largo etc.  

Reservas y distribución

El 70% de la superficie de la Tierra está cubierta por agua, y se calcula que de los 1.386 millones de kilómetros cúbicos de reservas de agua el 97.5% es agua salada. Es decir, solo el 2.5% es agua dulce (35 millones de kilómetros cúbicos). Sin embargo, este porcentaje no representa realmente el agua al que podamos acceder. El 69.7% del agua dulce está congelada en los polos o en los glaciares, mientras que el 30% está enterrada en acuíferos y un 0.3% está en ríos y lagos sin potabilizar. Estos últimos se puede utilizar en caso de necesidad. Aun así, solo el 0.007% de toda el agua del planeta está disponible “de manera segura y e inmediata” para el consumo humano (almacenada en embalses y demás).

En lo referente a su distribución, el reparto de esta pequeña cantidad de agua potable superficial es muy desigual. A día de hoy, más de 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras que 2.600 millones carecen del saneamiento adecuado. Al mismo tiempo, diez países concentran más de la mitad de las reservas de agua dulce del mundo según la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense. Esta estimación se efectúa por cantidad total, por lo que se da preferencia a los grandes países. Si se hiciera per cápita (cantidad de agua dulce por habitante), los primeros clasificados serían Islandia y Groenlandia. Estos serían los 10 países que aparecen en la clasificación de la CIA:

  • Brasil: Se calcula que dispone de 8.233 kilómetros cúbicos o 43.000 metros cúbicos per cápita.
  • Rusia: El país acumula un total de 4.067 kilómetros cúbicos, o lo que sería 29.000 metros cúbicos por persona.
  • Canadá: Dispone de más de 3.300 kilómetros cúbicos de agua dulce. A pesar de contener menos del 1% de la población, este país cuenta con el 7% del agua dulce.
  • Estados Unidos: Se estima que el país tiene un total de 3.069 Kilómetros cúbicos de agua dulce. Sin embargo, debido a su enorme población, esto apenas supone unos 8.800 metros cúbicos per cápita.
  • China: El gigante asiático tiene unos 2.840 kilómetros cúbicos de agua dulce. Debido a la enorme densidad de población, hay apenas 2.300 metros cúbicos por persona.
  • Colombia: Dispone de 2.132 kilómetros cúbicos de agua dulce, es decir, casi 46.000 metros cúbicos por persona.
  • Unión Europea: Aunque no se trata de un país, existen prácticas y normas hídricas comunes en todos los países miembros. Englobando todas las capacidades nacionales en una sola, se estima que se alcanzan los 2.057 kilómetros cúbicos. En el caso concreto de España, el país dispone de 111 kilómetros cúbicos de reservas de agua dulce, lo que supone unos 2.392 metros cúbicos por ciudadano.
  • Indonesia: El país acumula 2.019 kilómetros cúbicos de agua dulce en total, lo que supone unos 12.200 metros cúbicos por persona.
  • India: Dispone de algo más de 1.911 kilómetros cúbicos de agua. Debido a la carga poblacional, apenas dispone de 2.200 metros cúbicos de agua dulce por persona.
  • República Democrática del Congo: En total, el país tiene más de 1.200 kilómetros cuadrados de agua dulce o 12.000 metros cúbicos por persona.

Problemas y conflictos asociados a este recurso

La disponibilidad del agua dulce que se encuentra en los ríos, lagos y bajo tierra está cada vez más amenazada por el uso de la tierra, la deforestación, el cambio climático y el mayor consumo de agua dulce por una población y una industria que no dejan de crecer. Además, la calidad del agua está en peligro a causa del aumento de la contaminación, particularmente en las zonas urbanas y en relación con la agricultura intensificada.

A día de hoy, más de 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras que 2.600 millones carecen del saneamiento adecuado. La falta de saneamiento ocasiona a su vez la contaminación microbiana generalizada del agua potable. Al respecto, según la OMS, las enfermedades infecciosas transmitidas por el agua se cobran anualmente hasta 3.2 millones de vidas, lo que equivale a un 6% de las defunciones totales en el mundo.

Por otro lado, un bien tan esencial como el agua dulce, o, mejor dicho, su control, es un generador de disputas y conflictos, y un factor importante en algunas de las contiendas que se están desarrollando en diferentes partes del planeta. El calentamiento global y la sobreexplotación de los recursos hídricos no hacen más que empeorar la situación, además.

La situación es tan delicada –y presumiblemente lo será más en el futuro–  que algunas voces ya afirman que este recurso será para la geopolítica del siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX. En 1995, el ex vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, predijo que "las guerras del próximo siglo serán por el agua". En 2017, fue el Papa Francisco el que hizo la siguiente e impactante declaración: "Me pregunto si caminamos hacia la Gran Guerra Mundial del Agua". Otras organizaciones también han sonado las alarmas. "La inseguridad del agua podría multiplicar el riesgo de conflicto", advierte uno de los informes emitidos por el Banco Mundial.

Dentro de la situación actual del agua y su posible proyección futura, la ONU confirmó que existen aproximadamente 300 zonas en el mundo con conflictos abiertos alrededor de este recurso. Y es que ya sea porque su control centre la lucha, o bien porque se utilice como arma, el agua está teniendo cada vez más un papel protagonista. "El agua, la paz y la seguridad están unidas. Sin una gestión eficaz de nuestros recursos hídricos corremos el riesgo de intensificar las disputas entre comunidades y sectores y aumentar las tensiones entre las naciones", advirtió, al respecto, António Guterres, el secretario general de la ONU.

La investigadora Laura F. Zarza cita algunos ejemplos de conflictos donde el agua juega un papel muy importante: el conflicto entre Israel y Palestina; la guerra civil en Siria; la disputa entre Bolivia y Chile por las aguas de Silala; el conflicto del Tigris y Éufrates entre Turquía, Siria e Iraq; la cuenca del río Zambeze entre Mozambique y Zimbabue; el conflicto del Nilo; y la Guerra del Agua de Cochabamba.

Un estudio publicado en Global Environmental Change afirmaba que los "asuntos hidro-políticos", incluyendo tensiones y conflictos potenciales, podrían hacerse realidad en países donde se espera que se experimenten "restricciones de agua sumadas a altas poblaciones y tensiones geopolíticas preexistentes".

El estudio subrayaba que "estos factores se podrían combinar para aumentar la probabilidad de tensiones relacionadas con el agua, intensificándose potencialmente hasta el conflicto armado en cuencas fluviales transfronterizas de un 74.9% a un 95%". Estas áreas incluyen regiones situadas alrededor de ríos primarios en Asia y el norte de África. Entre los ríos mencionados se encuentran los siguientes: Tigris y Éufrates, el Indo, el Nilo y el Ganges-Brahmaputra. Además, el informe advirtió también de una probabilidad muy alta de que se desarrollen estas "interacciones hidro-políticas" en partes del suroeste estadounidense y en el norte de México, en torno al río Colorado.