El último discurso de Ken Saro-Wiwa, asesinado por alzar su voz contra la petrolera Shell

Ken Saro-Wiwa fue un escritor, activista y productor de televisión nigeriano. El 10 de noviembre de 1995 fue ejecutado en Nigeria junto a otros 8 miembros de su comunidad por la dictadura del general Abacha, debido a las protestas por el desastre ecológico provocado por la petrolera Shell. Saro-Wiwa pertenecía a la etnia de los ogoni, oriundos del Delta del Níger, una zona declarada para la explotación del petróleo desde 1958. Desde entonces, la Royal Dutch Shell ha extraído petróleo por valor de 30 000 millones de dólares de las tierras de los Ogoni, que ha sufrido enormemente a causa de los vertidos de las tuberías averiadas que han contaminado sus ecosistemas y las tierras de cultivo, y de la lluvia ácida que ha contaminado el aire y destruido las cosechas. Para reivindicar la limpieza de la contaminación, los Ogoni iniciaron una campaña pacífica que fue duramente reprimida por el ejercito nigeriano, al servicio de las multinacionales petroliferas, lo que ocasionó la muerte de más de mil miembros de la etnia y un gran número de desplazados. El gobierno nigeriano prohibió la cobertura mediática de las protestas. A continuación, os dejamos con el último discurso pronunciado por Ken Saro-Wiwa

Ken-Saro-Wiwa
Ken Saro-Wiwa, que había sido candidato al Premio Nobel de Literatura, fue ejecutado a escondidas junto a otros 8 miembros de la comunidad ogoni por protestar por la contaminación provocada por la petrolera Shell.
El último discurso de Ken Saro-Wiwa, asesinado por alzar su voz contra la petrolera Shell

«Señoría,

A todos nos incumbe la historia. Soy un hombre de paz, de ideas. Consternado por la pobreza denigrante de mi pueblo, que vive en una tierra dotada de riqueza, afligido por su marginación política y por la estrangulación económica, enfurecido por la devastación de sus tierras, su última herencia, ansioso por preservar su derecho a la vida y a una vida decente, y determinado a guiar el conjunto de nuestro país hacia un Estado democrático legítimo y justo que protege a todos y a cada grupo étnico y nos otorga una concesión válida para la civilización humana, he consagrado mis recursos materiales e intelectuales, toda mi vida, a una causa en la cual creo completamente y con la cual no puedo ser chantajeado o intimidado. No tengo ninguna duda en cuanto al éxito final de mi causa, y poco importan los juicios y las tribulaciones que yo y los que la secundan encontremos en nuestro camino. Ni la cárcel ni la muerte podrán parar nuestra victoria final.

Repito que a todos nos incumbe la historia. Mis colegas y yo no somos los únicos en juicio. La Shell también está en juicio y también está representada por un abogado que se supone está observando el proceso. Ciertamente, la compañía se ha escabullido de su juicio particular, pero llegará su momento y las lecciones aprendidas aquí probablemente resultarán útiles para ello, puesto que no me cabe la menor duda de que la guerra ecológica que la compañía ha conducido en el Delta será puesta en tela de juicio antes o después y los crímenes de esa guerra serán debidamente castigados. El crimen de la guerra sucia de la compañía contra el pueblo ogoni también será castigados

En juicio también está la nación nigeriana, sus actuales gobernantes y aquellos que les asisten. Toda nación que pueda hacerle a los débiles y desventajados lo que la nación nigeriana le ha hecho a los ogoni, pierde argumentos de cara a la influencia externa sobre su independencia y las libertades. No soy unos de esos que evita protestar contra la injusticia y la opresión, argumentando que eso es algo que se espera de un régimen militar. Los militares no actúan solos. Son apoyados por una pandilla de políticos, abogados, académicos y empresarios, todos ellos escondidos bajo el argumento de que están cometiendo su deber, hombres y mujeres a quienes les atormenta limpiarse los calzoncillos manchados de orina.

Todos estamos en juicio, señoría, por haber denigrado nuestro país con nuestras acciones y por haber puesto en peligro el futuro de nuestros hijos. Cuando suscribimos lo anormal y aceptamos la doble moral, cuando mentimos y engañamos abiertamente, cuando protegemos la injusticia y la opresión, vaciamos las escuelas, denigramos nuestros hospitales, llenamos nuestros estómagos de hambre y elegimos convertirnos en esclavos de todos aquellos que asignan estándares más elevados, buscamos la verdad y honramos la justicia, la libertad y el trabajo duro. Predigo que la escena que aquí se interpretará y reinterpretará por generaciones que aún no han nacido. Algunos ya se han propuesto para el rol de villanos, algunos son víctimas trágicas, otros todavía tienen la oportunidad de redimirse. La elección de cada uno es individual.

Predigo que el desenlace del misterio del delta del Níger se resolverá pronto. La agenda ha sido establecida en este juicio. El que las formas pacíficas que he favorecido prevalezcan dependen de lo que decida el opresor, de las señales que se envíen al público en espera.

En mi defensa frente a cargos a los que aquí me enfrento, desde mi absoluta convicción, apelo al pueblo Ogoni, los pueblos del delta del Níger, y las etnias oprimidas minoritarias de Nigeria para que se levanten desde ya y luchen sin miedo y pacíficamente a favor de sus derechos. La historia está de su lado. Dios está de su lado. El sagrado Corán dice en la Sura 42, versículo 41: ‘Todos aquellos que luchan cuando los oprimidos no son culpables, no serán castigados por Alá’. Que llegue el día».

Fuente: afribuku.com