Eulixe

Sin Galizia, la impunidad sigue gobernando en Malta

Caruana Galizia era realmente una periodista incómoda para mucha gente con poder, por su insistencia en denunciar el blanqueo de capitales, llegando a testificar ante la Comisión parlamentaria de Investigación sobre los Panama Paper.

maxresdefault (1)
Daphne Caruana Galizia fue una periodista, columnista y bloguera maltesa. Fue clave en la investigación sobre los Papeles de Panamá en Malta que salpicaban al gobierno de Joseph Muscat. El 16 de octubre de 2017 fue asesinada mediante una bomba lapa pegada a su coche.
Sin Galizia, la impunidad sigue gobernando en Malta

Artículo de Angelo Nero nuevarevolucion.es

El 16 de octubre de 2017, mientras nos disponíamos a comer en un pequeño restaurante del pueblo costero de Marsaskala, en Malta, dónde estábamos disfrutando de unas vacaciones estivales, nos sorprendió ver en la pantalla del televisor, una noticia sobre la explosión de un coche-bomba, y que en el titular surgiera el nombre de Galizia. En ese mismo verano se estaba produciendo una cadena de atentados en nuestro país, y sólo en ese fin de semana, entre el viernes 13 y el q 15, se habían registrado 146 incendios provocados, que incluso habían cercado a nuestra ciudad, Vigo, y que, cómo suele ser habitual en esta clase de crímenes ambientales, quedaron impunes, aunque en aquel momento se habló de una trama organizada, y lo único que se ha podido probar es la nefasta política forestal de los sucesivos gobiernos de la Xunta de Galicia.

Pero esa Galizia que salía en los titulares de los noticiarios malteses no era la nuestra, si no que se correspondía con el nombre de una periodista de investigación, Daphne Caruana Galizia, que ese 16 de octubre había sido asesinada con una bomba lapa, adosada a su coche, en Bidnija, a poco más de veinte kilómetros de donde nos encontrábamos disfrutando de la gastronomía local. Daphne Caruana había investigado y escrito grandes reportajes sobre la corrupción en el gobierno, en las instituciones y en los poderes económicos de esta pequeña república mediterránea, y de sus conexiones con organizaciones mafiosas, así como sobre la impunidad con las que estas operaban desde hacía décadas.

En junio de ese año había elecciones generales en Malta, y la periodista estaba trabajando en un artículo sobre los Papeles de Panamá, en los que estaba implicado el primer ministro Joseph Muscat, del Partit Laburista, que se presentaba a la reelección, algo que conseguiría con una amplia mayoría, al alcanzar el 55 de los votos, frente a la coalición opositora Forza Nazzjonali, formada por el Partit Nazzjonalista (conservador), y el Partit Demokratiku (centroizquierda), que consiguió un 43%.

Los artículos de la periodista se habían publicado regularmente en The Times of Malta, hasta que fue censurada por un trabajo sobre el presidente emérito Guido de Marco, que también había sido secretario general del Partit Nazzjonalista, y finalmente encontró eco en otro diario de la isla, el The Malta Independent, así como en su notebokk Running Comentatary, donde, además de destapar la corrupción que salpicaba todos los estamentos de poder de Malta, era muy combativa con la extrema derecha, sobretodo con el partido neofascista liderado por el banquero Norman Lowell, Imperium Europa, que dos años después, en 2019, se convertiría en la tercera fuerza política más votada de Malta.

El papel de los medios de comunicación en la isla también tiene como peculiaridad que el oficialista Partit Laburista, es propietario de varios medios de comunicación, como el semanario dominical Kullħadd, el canal de televisión One y el canal radiofónico One Radio.

Caruana Galizia era realmente una periodista incómoda para mucha gente con poder, por su insistencia en denunciar el blanqueo de capitales, llegando a testificar ante la Comisión parlamentaria de Investigación sobre los Panama Papers, donde aparecían implicados, además del primer ministro Muscat, varios políticos como Konrad Mizzi, ministro de energía y sanidad. No se podía tolerar que siguiera destapando escándalos en un país que formaba parte, desde 2004, de la Unión Europea, pero que seguía actuando, en la práctica, como un paraíso fiscal, como atestiguaba el hecho de que seguía siendo el domicilio de muchas sociedades mercantiles offshore, y el lugar escogido por muchas navieras para utilizar su bandera de conveniencia. De bandera maltesa era el petrolero Erika, que se hundió frente a las costas bretonas, en diciembre de 1999, ocasionando una grave catástrofe ecológica.

Matthew Caruana Galizia, periodista como su madre, sigue cuatro años después denunciando la corrupción en Malta, al que define como un “estado mafioso”, donde el periodismo sigue siendo una profesión de riesgo. “Todavía no hay suficiente disuasión contra el crimen organizado y la corrupción”, añade en declaraciones a AFP, señalando que hay siete acusados en el complot del asesinato de Daphne, pero que teme “la falta de una sola condena por corrupción, lo que envía un mensaje al público en general de manera gradual de que la corrupción es aceptable siempre que pueda salirse con la suya.” Con motivo de la presentación del informa anual de 2020 de Reporteros sin Fronteras, Matthew Caruana declaró: “ Es más letal investigar la corrupción en mi país que cubrir un conflicto bélico; los periodistas que cubren la corrupción como mi madre hacen el trabajo de combatir la corrupción que las autoridades no hacen, y, como están solos en esa batalla, están en peligro.”

En enero de 2020, después de las protestas públicas por sus esfuerzos por proteger a sus amigos y aliados en la investigación, el primer ministro Muscat fue obligado a renunciar, forzado también porque su jefe de gabinete Keith Schembri y varios ministoros fueran investigados por corrupción, y fue reemplazado por su colega Robert Abela, que se comprometió a reforzar el estado de derecho y a proteger a los periodistas, aunque para el hijo de Daphne, “está claro que el partido del Gobierno se ha convertido en un vehículo para el crimen organizado y hacer una investigación completa para acabar con esa red quebraría el partido, por eso no quieren hacerlo; es una lástima porque, si esos nuevos líderes no hacen algo muy serio para limpiar sus formaciones, siempre van a ser vehículos para el crimen organizado.”

El pasado sábado 26 de marzo los malteses fueron llamados otra vez a las urnas, todavía con el fantasma de la corrupción planeando sobre el gobierno, y con la sombra de haber sido incluida, el año pasado, en la lista gris del Grupo de Acción Financiera Internacional por su continua exposición al blanqueo de capitales y a la financiación del terrorismo. Con una participación de un 85%, el Partit Laburista ha vuelto a ganar, por tercera vez consecutiva, y a revalidar la mayoría absoluta con un 55% de los votos emitidos, con 38 escaños, con una ventaja de más de 13 puntos -unos 40.000 votos, la mayor de la historia de Malta- mientras que su rival, el Partit Nazzjonalista de Bernard Grech ha logrado 29 escaños, con un porcentaje de un 42%, por lo que el sucesor de Muscat, Robert Abela, seguirá ocupando el cargo de primer ministro. Mientras, la fusión entre los verdes de Alternattiva Demokratika y Partit Demokratiku, de centroizquierda, en la formación AD+PD, ha quedado fuera del parlamento con sólo un 1.6 %.