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El cambio climático no entiende de egos

Ayer comenzó en Glasgow la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26). De nuevo se presenta el cinismo como actitud dominante y parece una cumbre abocada al fracaso desde el principio. Todos los países están de acuerdo en que hay que frenar el calentamiento global y contenerlo en 1,5ºC como máximo, pero, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), los paquetes de acciones presentados en realidad implicarán 2,7ºC más para final de siglo.
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01/11/2021. Glasgow, Reino Unido. El primer ministro Boris Johnson da la bienvenida a Joe Biden, presidente de los Estados Unidos de América, a la cumbre COP26. Fotografía de Simon Dawson / No 10 Downing Street (CC BY-NC-ND 2.0)
El cambio climático no entiende de egos

Por Tania Lezcano - Contrainformacion.es

Por si esto fuera poco, el presidente de China, Xi Jinping, ni siquiera aparecerá, solo hará una intervención por escrito. De hecho, envió su plan climático tres días antes del comienzo de la cumbre. Por su parte, Rusia tampoco acudirá. El Kremlin solicitó que el presidente, Vladímir Putin, interviniera por videoconferencia, pero, ante la negativa, únicamente enviará un mensaje de vídeo sobre silvicultura y el uso de la tierra. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha declarado que el presidente ya expuso su postura sobre el clima en la última cumbre del G20.

El objetivo de esta cumbre —que debía celebrarse en 2020, pero fue anulada por la pandemia— es que los países presenten sus planes actualizados desde el Acuerdo de París de 2015. Lo lamentable es que, uniendo todos, para 2030 las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero no solo no se reducirán, sino que aumentarán un 16% respecto a 2010, lo que llevaría rápidamente a un calentamiento de 2,7ºC, según cálculos del IPCC. Hace unos años, 1,5ºC era el límite máximo deseable, pero ahora se ha convertido en una necesidad, en vista de que el nulo compromiso de los grandes contaminadores hace prácticamente imposible reducirlo más.

El impacto de medio grado

Desde 1900, la temperatura del planeta ha aumentado 1,1ºC por la emisión de gases de efecto invernadero. Apenas un grado más que hace cien años y ya estamos viendo algunas de las consecuencias: aumento de la intensidad y la duración de las olas de calor y de frío —con la mortalidad que ello conlleva—, lluvias torrenciales que provocan inundaciones insólitas, incendios devastadores o la subida del nivel del mar.

Sin tener en cuenta casi ese grado de más de los 2,7ºC, la diferencia entre 1,5ºC y 2ºC ya tendrá terribles consecuencias en todo el mundo. El informe del IPCC de agosto de 2021 deja claro que ninguna zona se salva, aunque, como se sabía, las regiones más empobrecidas y que menos han contaminado serán las que sufran las peores consecuencias. Entre otras cosas, ese medio grado de diferencia puede provocar la multiplicación de enfermedades transmitidas por vectores como los mosquitos e incluso un cambio en la zona geográfica en la que viven, haciendo que aparezcan enfermedades a las que no estamos acostumbrados. De hecho, la comunidad científica no tiene dudas de que la expansión del mosquito tigre está vinculada directamente con el calentamiento global.

Sin duda, uno de los temas que más preocupa es el agua, ya que, reduciendo ese medio grado se puede conseguir que un 50% menos de población se enfrente a una escasez crítica. Al agua se le une la seguridad alimentaria, también en riesgo. Si no hay agua, no hay cultivos. Y si no hay cultivos, no hay alimentos. La región mediterránea aparece especialmente expuesta ante la pérdida de productividad de cultivos como el maíz, el trigo o el arroz.

Entre otras consecuencias y fenómenos extremos que serán cada vez más habituales destacan el aumento exponencial de sequías, la reducción significativa de nieve y el aumento de ciclones tropicales.

Respuesta del clima al calentamiento global. Fuente: ‘La ciencia física’ (IPCC)

Aumento del nivel del mar en cualquier caso

Medio grado marca también la diferencia entre la extinción total (99%) de los arrecifes de coral y la posibilidad de salvarlos de alguna manera (70-90%). Multitud de especies marinas sufrirán estrés y no tendrán tiempo de adaptarse al cambio de temperatura y la acidificación del agua. Y, por supuesto, el aumento significativo del nivel del mar, algo que ya no se puede revertir. Tendrá lugar en cualquiera de los escenarios, pero ese medio grado vuelve a marcar la diferencia.

Como explicaba el director ejecutivo de Carbon Project, Pep Canadell, a elDiario.es: «En los siguientes 2.000 años el mar llegará a elevarse 2 o 3 metros si el calentamiento global se limita a 1,5ºC, llegará a los 2-6 metros si se detiene en 2ºC». Además, la probabilidad de que el océano Ártico se deshiele totalmente en verano es de una cada diez años en caso del aumento de 2ºC, pero se reduce a una cada siglo en caso de 1,5ºC.

Así, muchos de los cambios que se están produciendo y que se producirán en las próximas décadas son ya irreversibles durante siglos o incluso milenios. Pep Canadell añadía que «a nadie le importa lo que va a ocurrir dentro de tanto tiempo. Hay problemas más acuciantes ahora. Pero explica el alcance de lo que se está produciendo: en cien años se ha condicionado cómo se conformarán las costas del planeta para los próximos dos milenios».

El ego

Así las cosas, resulta cada vez más indignante para la ciudadanía observar esas falsas cumbres políticas con buenos deseos y poco más. Esa falta de visión a largo plazo cegada por el ombliguismo y el beneficio inmediato a costa del planeta entero enfrentará a las generaciones futuras —y algunas ya presentes— a una lucha constante contra fenómenos que podían haberse evitado o, al menos, paliado.

El cambio climático es una de las amenazas más importantes de este siglo y el cortoplacismo con el que se aborda solo pone de manifiesto una eterna lucha de egos y un «todo vale» por el beneficio económico que acabará explotándoles en la cara. Sería algo positivo si no fuera porque toda la humanidad, fauna y flora del planeta van a pagar el precio. Es importante que todas las sociedades sean conscientes de su poder y unan sus fuerzas. A esa famosa cita que dice que «solo el pueblo salva al pueblo» se le podría añadir que «solo el pueblo salva el planeta», eso sí, sin los causantes.