El coraje de los corderos y la temeridad de desafiar al planeta

Darwin se percató de que seleccionando animales más dóciles la especie se transformaba, ya que se seleccionaba a la vez toda una serie de rasgos que formaban parte de un “paquete” único. En general, el síndrome de domesticación tiene que ver con una retención de caracteres juveniles. El desarrollo se detiene o se ralentiza, y el adulto final se parece a un joven o a un niño de la raza o de la especie originaria. Y claro, este bloqueo del crecimiento no solamente actúa sobre su anatomía sino también sobre su carácter. Además de menos agresivos, los adultos-cachorros, como en el país de Nunca Jamás, son también más juguetones, curiosos y creativos... Otra de las características que distingue el temperamento juvenil de la sabiduría de la senescencia es el respeto hacía el ambiente que uno habita. Las viejas generaciones han podido entender lo delicado que puede llegar a ser su entorno, y cuidan más sus hogares. Las nuevas se sienten menos atadas, desconocen lo efímero de los recursos, viven al día y emocionalmente no le tienen miedo al futuro. Esta comparación vale para nuestros mayores y los adolescentes, pero también, y más en general, para toda una especie, como la nuestra, que se ha quedado evolutivamente infantil.

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Foto: Asociación Villacaótica.
El coraje de los corderos y la temeridad de desafiar al planeta