Space invaders cumple 40 años

Space invaders cumple 40 años
Popularmente conocido como "juego de marcianitos", marco una época donde las máquinas recreativas eran el  mayor pasatiempo en los jóvenes de los ochenta. Creado por Tomohiro Nishikado con la compañía Taito estaba inspirado en la novela de HG Wells La guerra de los mundos (Los "marcianitos" se parecían a los monstruos que salían en la portada),  en un momento en el que el cine espacial triunfaba (a punto estaba de estrenarse Star Wars). Una simple misión, salvar al planeta de una invasión alienígena que baja lentamente y cada vez más rápido de izquierda a derecha hacia la tierra. El título original era Space Monsters, de hecho, algunas maquinas recreativas mantenían ese nombre, finalmente, desde los despachos se optó por cambiarlo por Space Invaders, lo veían con más gancho. Pero el éxito no fue inmediato, durante los primeros tres meses, los pedidos fueron bajos y la gente no terminaba de pillarle el tranquillo a la máquina. Fue a través del boca a boca que un montón de nuevos jugadores se animaron a probar ese extraño juego de los marcianitos: para muchos, fue la primera recreativa a la que se acercaron. Al año siguiente de su triunfo, apareció la primera secuela, de la mano de Taito y no especialmente diferente. Midway, el distribuidor americano no quedó muy contenta ya que tan solo incluía algún color mas, y en 1980 creó su propia versión Space Invaders II , destinado al juego competición con dos jugadores. Tal fue el éxito del juego que el grupo Player One hizo un gran éxito musical con su BSO
También tiene su leyenda urbana en la que se cuenta que tal fue el triunfo en los salones recreativos que provocó escasez de moneda en circulación, obligando al banco de Japón a acuñar más. Jamás se ha encontró declaración oficial ni fuente alguna. Y de hecho, en 1978 y 1979 se acuñó menos moneda que en el año anterior. En 1983, Atari, responsable de la versión doméstica para su consola VCS 2600, realizó una versión exclusiva: ‘Pepsi Invaders’, en la que la nave tenía que destruir las letras de la palabra “Pepsi”. El juego fue regalado a empleados de Coca Cola en una convención de ventas. Sólo se realizaron 125 copias, de un valor desproporcionado para los coleccionistas.