¿Está Rusia a punto de aprobar una Constitución imperial?

Mientras todo el mundo se prepara para hacer frente a la pandemia del coronavirus, en Rusia se está llevando a cabo una reforma constitucional. Una comisión especial, compuesta por figuras públicas leales al Kremlin, ha elaborado en los últimos tres meses enmiendas a la ley fundamental de Rusia.

Constitucion rusa
Constitucion rusa
¿Está Rusia a punto de aprobar una Constitución imperial?

Al principio, los observadores y expertos externos creían que las enmiendas a la Constitución tenían como objetivo reforzar el poder de Vladimir Putin y conservarlо de manera legítima después de que termine el cuarto mandato del presidente. Sin embargo, pronto quedó claro que los objetivos de las actuales autoridades rusas son más globales. En la nueva Constitución se plantea la cuestión de la indivisibilidad de Rusia, se apuntalan los valores tradicionales y las garantías sociales. De hecho, la nueva ley fundamental de Rusia está adquiriendo características imperiales y tradicionalistas que son atractivas para el electorado ruso.

Así, salidas, devoluciones o intercambios de territorios que forman parte de Rusia ya no se podrán plantear ni de manera formal. Al revés, las nuevas enmiendas presuponen la imposibilidad de la separación de territorios rusos en cualquier caso. Esto se refiere en primer lugar a Ucrania, que perdió Crimea, y Japón, que saca constantemente a palestra la cuestión de la pertenencia de las islas Kuriles del sur. Por otro lado, otros vecinos de Rusia, como Estonia y Letonia, con pretensiones sobre pequeños territorios rusos en las regiones de Pskov y Leningradksaya oblast, han recibido una señal inequívoca, Moscú ignorará todas sus declaraciones.

Putin hablando con el grupo de trabajo sobre los cambios constitucionales

Al mismo tiempo, en el Kremlin entienden perfectamente que una iniciativa constitucional como esta causará otro pico de tensión en las relaciones internacionales; sin embargo, pueden asumir semejante riesgo, dado que esta idea es muy popular entre el electorado ruso, quien, en su mayoría, celebró con gran júbilo el regreso de Crimea a Rusia.

No menos importante para muchos votantes es la enmienda a la Constitución que implica fijar en ella las garantías sociales, en particular, las normas de indexación de las pensiones e igualar el salario mínimo al nivel que permita una vida digna. Realmente, estas formulaciones son bastante vagas. No es fácil obligar a las empresas a pagar a sus trabajadores dinero extra, y el ingreso mínimo vital en Rusia se ajusta con facilidad. Aun así, este “cuidado” atraerá al electorado el 22 de abril al referendum constitucional y permitirá a los círculos proKremlin acusar a los contrarios de la reforma constitucional de abandonar el apoyo social de la población.

Las últimas enmiendas, propuestas por el propio Vladimir Putin el 2 de marzo, tienen que ver con los valores tradicionales: reconocer que el matrimonio solo puede ser contraído entre un hombre y una mujer, referencias a la creencia en dios y la veneración de los antepasados. Cabe recordar que Rusia es un país bastante homófobo, y que se encuentra en una profunda crisis demográfica. De los más de 280 millones de ciudadanos soviéticos, en Rusia ahora solo quedan 147 millones. Al mismo tiempo, los problemas del envejecimiento de la población, la fuga de cerebros y la escasez de recursos laborales jóvenes son extremadamente graves. A principios de este año, el Kremlin, a pesar de una situación económica bastante desfavorable para Moscú, ha aprobado una serie de decretos que apoyan a las familias; incluyendo pagos importantes por el nacimiento del primer hijo. Ahora que el matrimonio tradicional se fijará de facto en la Constitución, cabe esperar nuevas medidas para su mayor protección, la prohibición parcial del aborto, el endurecimiento de las leyes de divorcio y ampliación de medidas de apoyo a las familias.

Grupo de trabajo sobre la Constitución rusa

Con estas enmiendas de fondo, los limitados cambios en el sistema de formación del gobierno ruso y ampliación de las potestades de algunas estructuras estatales se han convertido en secundarias para el electorado, cuya mayor parte no entiende del todo el funcionamiento del modelo político ruso. Mientras que los valores tradicionales, el patriotismo y la indivisibilidad de Rusia tendrá respuesta en los corazones de muchos rusos. Eso es precisamente el objetivo final del presidente ruso y los que lo rodean. 

El 22 de abril, los ciudadanos mostrarán el máximo apoyo a Vladimir Putin votando por todas las enmiendas a la vez (no se contempla la opción de apoyar solo una parte), un hecho que permitirá al Kremlin en las condiciones de la crisis económica, agravada por la pandemia de coronavirus, hablar del apoyo de la mayoría absoluta de la población. Es obvio que, como en la mayor parte de las elecciones rusas, el porcentaje de los votos favorables a la reforma constitucional no será el problema principal; lo será la participación. Al mismo tiempo, las autoridades rusas claramente quieren lograr una movilización del electorado mediante las enmiendas “imperiales” de la misma manera que utilizando su capacidad administrativa de hacer votar a los funcionarios y trabajadores de empresas estatales. Seguramente lo conseguirán.