Tras ocho años de mayoría republicana, el Partido Demócrata ha recuperado el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Aunque el Senado seguirá en manos republicanas, podrán no solo entorpecer la agenda legislativa del presidente, levantar un muro con México para frenar la inmigración o la liquidación de la reforma sanitaria de Barack Obama quedan heridos de muerte, sino también incrementar el control sobre su labor, incluyendo la investigación parlamentaria de asuntos tan controvertidos como su posible implicación en la trama rusa. Camara de Representantes Senado Unas elecciones legislativas marcadas por la alta participación y el reflejo de un tiempo nuevo. Los estadounidenses han escogido un Congreso con más mujeres y más diversidad racial, sexual y religiosa que nunca. Ilhan Omar y Rashida Tlaib: primeras mujeres musulmanas electas al Congreso Jared Polis: primer gobernador abiertamente homosexual de EEUU Primeras indígenas en la Cámara: Deb Haaland, de Nuevo México y Sharice Davids, de Kansas   Ayanna Pressley: primera mujer negra en el estado de Massachusetts Catalina Cruz, la primera 'dreamer' en la Asamblea de Nueva York ("dreamers" son como se conoce a los jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños cuando emigraron sus padres) Alentadas por el movimiento #MeToo y la controversia del recién nombrado miembro del Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, acusado de abuso sexual, las mujeres han hecho historia en estas elecciones al presentarse en cifras récord como candidatas a gobernadoras, Senado y Cámara de Representantes. La pérdida del control absoluto del Congreso es un notable revés para Trump, aún mayor en tanto que él mismo había planteado los comicios como un plebiscito sobre su presidencia, tras casi dos años en la Casa Blanca. El mandatario, se ha limitado a publicar un escueto twit sobre los resultados: "Un tremendo éxito esta noche. ¡Gracias a todos!". https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1060022696703070208 Lo cierto es que todos, tanto demócratas como republicanos, tienen alguna victoria por la que sacar pecho, en unas elecciones que han vuelto a reflejar la polarización del país y, en especial, la brecha entre las grandes ciudades y el medio rural. Un mapa teñido de rojo republicano, pero perteneciente a estados con poca población.