El negocio de la vacuna contra la meningtis
Si acabas de tener un hijo y no vives ni en Canarias ni en Castilla y León la situación es muy simple; o te gastas más de 300€ en una serie de vacunas no financiadas para protegerlo contra el meningococo B, aunque puede que nunca se contagie. O puedes no gastártelos, no vacunarle y que si se contagia pueda incluso llegar a morir. Esta es básicamente la situación a la que se enfrentan los padres que quieren vacunar a sus hijos contra la meningitis.
En la actualidad, en España, los pediatras suelen ofrecer a los progenitores información a cerca de esta vacuna que está fuera del calendario oficial y dejan en sus manos la responsabilidad de vacunarles o no. Pero una vez que te han dicho que el 40 % de los casos de meningitis ha estado provocado por el meningococo B, y que es en los niños más pequeños en los que se dan los casos más graves y letales, cualquiera dice que no. Dejando a un lado el tan polémico tema de “vacunas si / vacunas no”, muy raro es que unos padres que deciden poner a sus hijos todas las vacunas oficiales, digan que no a vacunarles contra el meningococo B aunque tengan que gastarse un dineral.
Es aquí donde se abre el debate, de porqué una vacuna que recomiendan los pediatras y que incluso está incluida en el calendario de la Asociación Española de Pediatría no está financiada en nuestro país, cuando en otros lleva ya varios años siendo gratuita.
Por el momento solo Castilla y León y Canarias han anunciado que financiarán la vacuna, pero ya han sido muchas las voces que se les han echado encima y esto huele muy raro, porque incluso desde el Ministerio de Sanidad, la propia ministra se quejaba hace unos días de que acciones como esa solo rompían el calendario único.
¿Qué más da que se rompa un calendario único de vacunas si el fin es salvar vidas? Para muchos la respuesta es clara; hay que administrar tres dosis y cada una de ellas cuesta unos 100€, por lo que incluirlas en el calendario oficial sería dejar de pagar una media de 300€ por niño y eso haría mucha pupa a la industria farmacéutica. Aunque en el lado opuesto están los que dirán que no se financia porque la incidencia de esta enfermedad es muy escasa en niños pequeños (en 2018 no hubo ningún caso de meningitis B en niños menores de un año).
Y es aquí cuando surge la pregunta; ¿la baja incidencia de la enfermedad no será porque, aunque los padres se dejen un pastizal, la mayoría de los niños nacidos durante el año pasado tienen puestas las tres vacunas no financiadas?