China se ha convertido en el primer país en alunizar en el lado oculto de la luna. Ninguna sonda ni ningún módulo de exploración lo había conseguido hasta ahora.

No ha sido fácil rastrear los movimientos del Chang'e-4, la nave espacial china que se embarcó en un viaje hace 26 días hacia el otro lado de la Luna. A diferencia de la NASA, que transmitió en vivo el aterrizaje de su rover InSight de Marte en noviembre, China había mantenido en secreto casi todos los detalles de la misión hasta el último momento.

Poco después de que la televisión ​​estatal CCTV publicara la noticia, comenzaron a proliferar imágenes y vídeos que mostraban el aterrizaje del la sonda Chang'e 4  en la zona prevista: la cuenca de Aitken, en el polo sur del satélite que alunizó a las 10H26 hora de Pekín (02H26 GMT), informó la agencia Xinhua.

Por su parte, el diario estatal Global Times calificó el hecho como un “gran hito de la exploración humana del universo”. Ya que la Luna se encuentra en rotación sincronizada alrededor de la Tierra, por lo que emplea el mismo tiempo en realizar una traslación alrededor de nuestro planeta que en rotar sobre su propio eje, de manera que nunca podemos ver su cara oculta o “lado oscuro”. Programas espaciales pioneros como el soviético o el estadounidense ya lograron hace más de medio siglo fotografiar la cara oculta pero nunca han alunizado allí, pese a que en 1962 una misión no tripulada estadounidense lo intentó sin éxito

Ahora, se abre "un nuevo capítulo en la exploración lunar de la humanidad”, dijo la agencia espacial CNSA en un comunicado en su página web, que incluía una imagen en color del cráter de la superficie lunar tomada con un objetivo gran angular.

Según la Administración Nacional del Espacio de China (ANEC), la misión realizará tareas de observación astronómica de radio de baja frecuencia, análisis de terreno y relieve, detección de composición mineral y estructura de la superficie lunar poco profunda y medición de la radiación de neutrones y átomos neutrales para estudiar el medio ambiente en la cara oculta de la Luna.

Uno de los mayores desafíos era el lograr comunicarse con el robot lunar. Como la cara oscura de la Luna está orientada en sentido opuesto a la Tierra, no hay una "línea de visión" directa para transmitir señales, salvo que se instale un relevo. Para solucionarlo, China lanzó en mayo un satélite que bautizó Queqiao, posicionado en la órbita lunar para transmitir órdenes y datos intercambiados entre la Tierra y el módulo.

El objetivo final del programa es una misión tripulada a la Luna a largo plazo, aunque no se ha fijado la fecha para ello y algunos expertos la sitúan en torno al año 2036.