Es habitual entre ciertos sectores de la españolidad más rancia (queremos pensar que los menos) el sentirse orgullosos hasta la médula de todo lo que huela a españolidad, degradando o minusvalorando todo aquello que no sea lo suficientemente castizo para ellos, tergiversando la historia a su gusto o incluso inventándose directamente realidades paralelas donde sentirse cómodos y superiores. Un caso típico sería el del lenguaje. En el siguiente vídeo esta chica explica muy breve y claro lo que opina al respecto. No habría que añadir nada más.