Sociedad

La navidad que paró (brevemente) la Primera Guerra Mundial

El 24 de diciembre de 1914, durante la Primera Guerra Mundial y bajo temperaturas gélidas, un grupo de soldados decidió espontáneamente dejar la guerra de lado y confraternizar con el ser humano que se escondía debajo del uniforme enemigo. Este gesto se extendió a lo largo del frente occidental y provocó que alrededor de 100.000 soldados protagonizaran un momento inolvidable en el trascurso de la "Gran Guerra".  

La tregua empezó en la víspera de Navidad, el 24 de diciembre, cuando las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras en los Campos de Flandes. Poco después, comenzaron a cantar villancicos: específicamente “Stille Nacht” (noche de paz).

Al escuchar los cantos de los alemanes, las tropas británicas que se encontraban en las trincheras al otro lado, comenzaron a entonar villancicos en inglés. Además de intercambiar saludos, charlas, víveres y prisioneros, se disputaron partidos de futbol entre bandos, creando una de las imágenes más memorables de la tregua.

Christmas_Truce_1914

Fuente: Wikipedia

Los antecedentes

Corrían por entonces momentos de gran dureza, pues Alemania había invadido Bélgica en julio con el objetivo de llegar hasta París y había sido detenida por británicos y franceses. Los muertos seguían acumulándose, mientras que el sufrimiento y el horror seguían adueñándose de las tropas.

El frente, no obstante, se estancó. La situación empeoró aún más con la llegada del invierno y de las consiguientes lluvias y nevadas. Los enfermos se agolpaban en unas trincheras inundadas e infestadas de insectos.

Ninguno de los bandos avanzaba y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina. La nostalgia y la lejanía de los familiares mermaban aún más a los soldados que, víctimas del fuego enemigo, las enfermedades y las condiciones climáticas, sufrían el infierno en la Tierra.

Llega la tregua

No se sabe a ciencia cierta si fue por el espíritu navideño, por la angustia de estar lejos del hogar o por el hartazgo con una cruenta guerra que ya había dejado miles y miles de muertos en ambos bloques, pero lo ciertos es que la tarde del 24 de diciembre los alemanes propusieron una tregua desde la trinchera opuesta.

Según explica en una carta el sargento británico Bernard J. Brooks, que estaba presente en el lugar, “a última hora de la tarde los alemanes se volvieron divertidísimos, cantando y gritándonos. Dijeron en inglés que, si no disparábamos, ellos tampoco lo harían. Encendieron fuegos fuera de su trinchera, se sentaron alrededor y empezaron un concierto”.

Tal y como lo afirma el soldado británico Willie Loasby en una carta enviada a su madre desde el frente, se le encargó a él alzarse por encima de los muros y recorrer los 36 metros que separaban la trinchera británica de la alemana.

El objetivo de este encuentro con el enemigo era el de acordar una tregua. La tensión se palpaba en la fría planicie y, desde cada una de las posiciones defensivas todos los combatientes tenían preparados sus fusiles por si la cosa se torcía.

Poco después, Loasby respondió afirmativamente, y sin más dilación, se formaron dos equipos: “Lo que se me hace más raro es que en cada bando, y en otras partes, había gente que todavía combatía”, determina la misiva.

Así lo afirma también el teniente alemán Johannes Niemman en una carta en la cual explica que un soldado apareció con un balón de fútbol y, en pocos minutos, ya había comenzado el partido. “Ellos hicieron su portería con sombreros extraños, mientras que nosotros hicimos lo mismo. No era sencillo jugar en un lugar congelado, pero eso no nos detuvo. Mantuvimos las reglas del juego a pesar de que el partido sólo duró una hora y no había árbitro”, determina Niemman.

El suceso también es narrado por el general británico Walter Congrave quien, a pesar de no haber acudido a la reunión por considerarse un objetivo demasiado valioso, tuvo la oportunidad de hablar con sus subordinados del hecho.

Ha pasado algo extraordinario. Esta mañana, un alemán gritó que querían una tregua de un día. Así que, con mucha cautela, uno de nuestros hombres se levantó por encima del parapeto y vio como un alemán hacía lo mismo. Uno de mis informantes me dijo que había podido fumarse un cigarrillo con el mejor tirador del ejército alemán, quien no tenía más de 18 años, pero ya había matado a más hombres que 12 soldados juntosWalter Congrave

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Fuente: Wikipedia

[El video está extraído del film “Joyeux Nöel”]

Fuente: ABC / National Geographic

 

 

 

 

 

La navidad que paró (brevemente) la Primera Guerra Mundial