Sociedad

Madrid acusa a la inmigración para esconder los errores ante la pandemia

Ni la falta de rastreadores o profesionales de la sanidad; ni que los centros de atención primaria estén cerrados o bajo mínimos; ni que se hayan privatizado muchos servicios esenciales y que después se haya comprobado que no funcionaban adecuadamente; ni que se haya abandonado a los mayores en centros deficientes; ni la falta de refuerzos en el transporte público. Nada de esto (ni muchos otros graves errores de las administraciones) tiene que ver con los terribles datos de contagio y muerte por COVID-19 en la Comunidad de Madrid. Para la presidenta de dicha Comunidad el problema es "la inmigración y su forma de vida".

Racismo y aporofobia a partes iguales en unas declaraciones que deberían significar el cese inmediato del cargo en un estado democrático y de derecho avanzado. Sin embargo en Madrid este comentario probablemente sea aplaudido por gran parte del electorado, y sin duda servirá a los intereses de quien los pronunció. De repente la atención ya no se centra en la nefasta gestión de la Comunidad de Madrid en materia sanitaria, sino que el tema de debate ahora es sobre si los inmigrantes son o no el foco de contagio. El comentario en sí es de una inmundicia moral de proporciones épicas, y quizás lo más preocupante es que funcione a nivel político para lograr los intereses para los que se dijo. Los que sufrirán las consecuencias son los inmigrantes de estos barrios, pero poco le importan a su Presidenta. Ella prefiere apelar a los sentimientos de sus votantes antes que a la razón y el sentido común, y a generar controversia y polarización de la sociedad, algo muy útil para desviar la atención de los problemas reales. Una forma de hacer política tan en auge como peligrosa para la sociedad. 

Madrid acusa a la inmigración para esconder los errores ante la pandemia