El 10 % de la contaminación global en el mundo procede de la industria de la moda, sobre todo por el auge de la ‘moda rápida’ que apuesta por una fabricación barata, un consumo frecuente y un uso de corta duración.
Uno de los lugares donde se aprecia claramente el sinsentido de esta forma de entender la moda es el desierto de Atacama, en Chile, que se ha convertido en basurero clandestino de ropa que se compra, viste y calza en Estados Unidos, Europa y Asia. Son montañas que crecen a medida que unas 59 mil toneladas anuales de ropa entran por la zona franca del puerto de Iquique. El consumo desmedido y fugaz de ropa, con cadenas capaces de sacar más de 50 temporadas de nuevos productos por año, ha hecho crecer de manera exponencial los desechos textiles en el mundo, que tardan unos 200 años en desintegrarse.
Es ropa fabricada en China o Bangladesh y comprada en Berlín o Los Ángeles, antes de ser desechada. Al menos 39.000 toneladas terminan como basura escondida desierto adentro en la zona de Alto Hospicio, en el norte de Chile, uno de los destinos finales de ropa "de segunda mano" o de temporadas pasadas de cadenas de moda rápida.
Fuente: eluniversal.com