El Gobierno español ha construido una nueva valla en Melilla de más de diez metros de altura, coronada por un cilindro metálico que impide trepar. Esta construcción consta ya de cerca de 100 metros en la frontera de Beni Enzar y el Dique Sur, y se extenderá por los “puntos de mayor vulnerabilidad”, según fuentes del Ministerio del Interior.
Los operarios de la empresa de Transformación Agraria S. A. (TRAGSA) siguen inmersos en las obras que el Gobierno prevé finalizar antes de final de año, con un presupuesto de casi 18 millones de euros (8.366.333 euros serán destinados para Ceuta y 9.533.549 euros a Melilla).
Que vergüenza!!
— juan carlos mohr (@juancarlosmohr) October 14, 2020
La nueva valla de Melilla, 10 metros de altura.
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El control migratorio se ha convertido en un oscuro negocio que se lucra de la miseria y el sufrimiento de los migrantes. Esta nueva Industria del Control Migratorio (ICM) es uno de los negocios con mejor perspectiva de futuro en Europa, impulsada por una amplia red de políticos y empresarios, vinculados principalmente al sector armamentístico y la construcción, han logrado consolidar un nuevo mercado en torno al control de las migraciones y la militarización de las fronteras. En España, desde 2014 hasta 2019, el Gobierno adjudicó más de 660 millones de euros a las empresas del negocio antimigatorio a través de 1.677 contratos públicos, la mayoría sin que se efectuase concurso público.
Fuente: Desalambre