La historia de Elena Mikhailovna nos recuerda que nunca es tarde para empezar algo. Nació en 1927 en Siberia (Rusia), y le tocó vivir la II Guerra Mundial de cerca, limpiando y trabajando el campo en Oremburgo. Se casó con un militar que, al parecer, no la trataba muy bien, y tuvo una hija con la que finalmente huyó para instalarse en Krasnoyarsk, a orillas del río Yeniséi. Tras toda una vida de esfuerzo, con 83 años decidió que era su momento. Ahorrando el dinero de su pequeña pensión se fue sola a Praga, y se enamoró de viajar. Desde entonces no ha parado de hacerlo.
Viaja ligera de equipaje. Un bastón y una pequeña mochila son suficientes para recorrer el mundo, conociendo y disfrutando de la vida sin sentir que factores como su edad o el no saber hablar más que ruso sean impedimentos. Cada año realiza al menos dos viajes y así es como ha logrado visitar Alemania, Turquía, Polonia, Israel, Vietnam y República Checa, donde ha disfrutado de viajes a caballo, en moto, baños en una piscina de agua mineral, e incluso lanzarse en paracaídas.
Gracias a su hija que le gestiona las redes sociales (ella nunca ha utilizado un ordenador) ya es famosa, y se beneficia de ello y de su encanto. Por ejemplo hace dos años estuvo en Canarias, siendo España el 15º país que visitaba, con todos los gastos pagados gracias a una clínica dental, dientes nuevos incluidos. De aquel entonces es esta entrevista que no tiene desperdicio:
Hoy en día continúa viajando, y ha pensado en cambiar su vivienda habitual de Krasnoyarsk a Tenerife: "Hace calor, me encanta la comida y la gente es muy amable. Si encuentro algo, vendo mi piso y me mudo a Canarias".