Nike y el feminismo fake
A pocos días del Día Internacional de la Mujer, Nike se marca un tanto con el spot Dream Crazier, en el que defiende a las “mujeres locas” del deporte, y que se emitió en uno de los acontecimientos de más audiencia en EE.UU, la gala de los Oscar.
El anuncio muestra imágenes legendarias de pioneras en el mundo del deporte como Simone Biles, Ibtihaj Muhammad o Chloe Kim, mientras de fondo la voz en off de la tenista Serena Williams enumera calificativos que se hicieron sobre ellas al mostrar algún sentimiento: dramáticas, desquiciadas, histéricas, irracionales y, por supuesto, locas.
El vídeo denuncia este tipo de comentarios que las mujeres reciben en el mundo del deporte como consecuencia de la desigualdad de género: “Si mostramos emoción, se nos llama dramáticas. Si queremos jugar contra hombres, somos chifladas. Y si soñamos con igualdad de oportunidades, deliramos. Cuando defendemos algo, estamos desquiciadas. Cuando somos demasiado buenas, algo malo pasa con nosotras” clama Williams en el spot.
Nike y Williams animan a todas las deportistas a demostrar “lo que las locas pueden hacer” y recuerda algunos de los actos que, en su momento, fueron considerados “una locura”, como el hecho de que una mujer pudiera boxear, correr una maratón o ser entrenadora de la NBA. Así también muestran deportistas que han superado sus límites, logrando objetivos deportivos e inspirando a próximas generaciónes.
Un gran punto mediático que se apunta Nike, apropiándose del movimiento feminista y su auge para aumentar sus beneficios a través de un gran anuncio. Porque a estas alturas no creemos que haya nadie que se crea que Nike se haya concienciado y luche por el empoderamiento de la mujer. O que a McDonalds le importe el medio ambiente y la salud. Son grandes multinacionales para las que el único objetivo es generar más beneficios. Todo lo demás no es más que una estrategia para conseguir dicho fin. Y la estrategia de Nike es decirle a las mujeres que está con ellas, que compren sus zapatillas para poder conseguir un mundo más igualitario.
Esto no es nada nuevo. Las grandes marcas han aprendido hace ya tiempo que la mejor estrategia de ventas es localizar un movimiento en auge, ponerse su disfraz y fagocitarlo sin piedad. Robarle toda su identidad y exprimirlo hasta que no quede nada, momento en el que se buscará una nueva víctima. El uso del feminismo como mecanismo de venta tampoco es nada nuevo. En el año 2010, Robert Goldman, Deborah Heath y Sharon L. Smith ya lo bautizaron como “commodity feminism” (feminismo de la mercancía), que consiste en la apropiación del lenguaje y la iconografía feministas para asociar un producto con el deseo de liberación de la mujer, de forma que la participación en la actividad feminista se sustituya por la gratificación instantánea de la compra.
Así que muy bonito el anuncio, nos has tocado la patata Nike, pero no nos la cuelas. El feminismo no se puede comprar ni vender. Ni se debe utilizar para vender más zapatillas. El feminismo es una filosofía que se ejerce de abajo hacia arriba, y cuya lucha es contra el patriarcado capitalista del que Nike es abanderado. Si a Nike realmente le interesaran las mujeres, dejaría de producir gran parte de sus mercancías a través de mujeres en estado de semiesclavitud, como sigue sucediendo en Camboya o Bangladesh. Nike, just don´t do it!!