La profesora que contrató a un escuadrón de mercenarios

La profesora que contrató a un escuadrón de mercenarios
Año 2014. Firas Jumaah es un estudiante irakí que está haciendo su doctorado en una universidad sueca. Un día recibe un mensaje de texto de su esposa: el pueblo donde viven con sus dos hijas pequeñas al norte de Irak está a punto de caer en manos del ISIS. La información llega a cuentagotas, pero las pocas noticias que obtiene son pavorosas. El ISIS avanza, y está cometiendo terribles atrocidades entre la población local, con especial saña hacia los yazidíes, la minoría religiosa preislámica a la que ellos pertenecen. Firas no se lo piensa dos veces y coge el primer vuelo hacia Irak. Tal y como él mismo narra en una entrevista de la revista de la Universidad de Lum: "mi esposa estaba totalmente en pánico. Tomé el primer avión para estar con ellos. ¿Qué tipo de vida tendría si algo les hubiera pasado allí?". Firas Jumaah y Charlotta Turner. Firas consiguió reunirse con su familia. El ISIS estaba ya muy cerca, los disparos se escuchaban desde su casa. La familia decidió recoger lo imprescindible y esconderse en una fábrica abandonada. La situación era extrema, no sabían cuanto tiempo pasaría hasta que los descubrieran. Firas decidió enviarle un mensaje a su profesora para explicarle que no podría acabar el doctorado. "No tenía ninguna esperanza en absoluto. Estaba desesperado. Solo quería decirle a mi supervisora lo que estaba pasando" asegura en la entrevista. Pero tuvo suerte. Porque su profesora, Charlotte Turner, decidió no resignarse y luchar por lo que consideraba una injusticia. Otras personas hubieran quizás llamado a la embajada o intentado mover algunos hilos. Pero Charlotte sabía que eso sería insuficiente: "Lo que estaba pasando era completamente inaceptable. Me enfadé tanto por el ISIS, porque estuvieran exponiendo a mi alumno y su familia a esto, e interrumpiendo la investigación". Y se enfadó tanto que decidió contratar (con ayuda del jefe de seguridad de la Universidad de Lund, Per Gustafson) a un escuadrón de paramilitares para salvar a su alumno. A los pocos días, dos vehículos con cuatro mercenarios completamente armados irrumpieron en la fábrica donde estaban Jumaah y su familia y se los llevaron hasta el aeropuerto de Erbil. Hoy viven tranquilamente en Malmö, gracias a una persona que decidió hacer algo en vez de lamentarse. No sabemos cuanto habrá costado la operación de rescate, pero a buen seguro valió la pena. Una historia con final feliz en medio de miles de historias tristes ya finalizadas en silencio.