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GERARDO TECÉ, PERIODISTA Y GUIONISTA

"Rebelarse contra la dictadura progre es lo punki. Ser un fascista ahora mismo es lo transgresor para ellos"

Vivimos tiempos en los que nos sumimos en las tinieblas regresivas aunque, a veces, menos de lo que representamos, pero quizá son más oscuras de lo que imaginamos. Lo que sí tenemos claro es que el cambio nunca parece darse hacia adelante, sino en reflujo, la arcada de un pasado que, más que pasado, es cada vez más presente.Para llevar a lo terrenal los tiempos verbales, hacer carne las lecturas de un presente e interpretaciones de un futuro hemos hablado con Gerardo Tecé, columnista que se define como «observador de eso que llaman actualidad» mientras «intenta dibujarle un contexto».

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Gerardo de la Torre Cortés, más conocido como Gerardo Tecé, es un tuitero y periodista español. Es guionista en el programa Late Motiv, de Andreu Buenafuente, y corresponsal de Andalucía en CTXT.
"Rebelarse contra la dictadura progre es lo punki. Ser un fascista ahora mismo es lo transgresor para ellos"

Por Ricard Jiméneznuevarevolucion.es

¿Qué te parece la nueva normalidad? Porque ahora veo que nos insinúan, incluso, cosas como un cambio cultural para jubilarnos a los 75 años…

No sé si tú crees que eso de la jubilación a los 75 años se engloba dentro de las nuevas normalidad, digamos, relacionada con la pandemia… 

Bueno… Yo creo que incluso puede venir del mismo capitalismo en sí, su propia deriva, ¿no? 

Claro, quizás sí, es sí. Yo creo que lo que llaman nueva normalidad debería servir para ganar en conciliación. Durante un tiempo hemos podido llevar al mismo tiempo una vida laboral y una vida personal. Es decir, por esto de estar en casa, etcétera, etcétera, sería muy bueno que algo de lo que ha provocado la pandemia se quedase en ese sentido, que no volviéramos de nuevo a la cueva de los Fraggle Rock, a todo el día trabajando y cuando podamos, pues tenemos un poco de vida. 

Sin embargo, entiendo que el sistema, para lo que le convenga al sistema, nos intentará llevar adonde interese, pero creo que es una buena oportunidad ahora para repensarlo.

No sé si habrá mucha intención de hacerlo, pero desde luego, cosas como la del ministro, en este momento, seguramente sea el peor momento para ni siquiera hacer una reflexión así. Él dijo que no, que bueno, que se ha sacado de contexto tal y cual, pero no deja de ser un ministro que cuando de su boca sale jubilación a los 75 años está provocando un problema. Además es un ministro que tiene unas características especiales, sobre todo en su cuenta corriente. 

Se trata de un ministro con características especiales, pero del gobierno, cuando se ganaron las elecciones, también se hablaba de un gobierno especial en otro sentido. “El Gobierno más progresista de la historia se decía”. ¿Cómo ves las tensiones dentro de este mismo Gobierno?

Puff. Lo estoy viendo cómo uno de esos espectadores que ven la película y le gritan “cuidado que tienes al malo detrás”. Es un momento delicado porque, hablando claro y rápido, confiamos mucho en que una parte que representa mejor a la izquierda, una izquierda que quiere transformar de verdad algunas cosas estaba dentro del Gobierno. Eso desmoviliza muchísimo en la calle. Esa confianza tiene que demostrarse con hechos. Creo que no están llegando todos los hechos necesarios para que esa confianza se mantenga, creo que faltan muchísimas cosas, creo que, por supuesto, el titular del Gobierno más progresista de la historia se queda muy, muy grande ahora mismo. 

Se ha hecho lo que se tenía que hacer con la crisis, digamos, económica derivada del COVID, que es bueno el tema de los de mantener como se puedan puestos de trabajo, etcétera, etcétera, pero creo que hubiera sido una medida que también hubiera hecho un Gobierno de derechas. O sea, yo espero más de este Gobierno.

Desde luego espero no escuchar declaraciones como la de la jubilación a los 75, que no se puede hacer nada con los precios de los alquileres, ni mentiras del tipo que Europa no nos permite tocar a las eléctricas en absoluto. Espero un poco más. Es verdad que toda esa parte viene del lado socialista del Gobierno y que hay otra parte que, entiendo, al menos transmiten, están batallando por otra cosa, otra política. 

El Gobierno vive una situación, un equilibrio muy frágil, porque enfrente, además, tiene a la derecha. Con lo cual entiendo que el equilibrio consiste en que no se caiga un Gobierno que nos decepciona. 

Entonces, ya te digo, como el que ve una película gritándole a la pantalla, pero sin poder hacer mucho más, que creo que es un poco como lo vimos mucha gente. Quizás un poquito de movilización social no estaría mal, no estaría de más, desde luego. 

¿Aguantarán los cuatro años de legislatura? 

Al PSOE le tocó la lotería de tener a VOX delante, cosa que aprovechan y lo aprovechan bien. Le dan la voz necesaria para que la gente no olvide que la alternativa es fascista. Entonces, claro, es una situación muy cómoda para el PSOE. Esto también se equilibra un poco con la situación incómoda que supone ser el Gobierno más criticado y atacado. Ese titular si se lo pueden llevar. El de más progresista no, pero el de más atacado de la historia sí.

Entonces, creo que jugar con ese equilibrio es delicado, creo que lo están consiguiendo, creo que sí que podrían llegar a los cuatro años, pero qué más da… Quiero decir, si llegamos a cuatro años sin ningún tipo de cambio, con un Ministerio de Interior que no es diferenciable de lo que sería un Ministerio de Interior, yo que sé, liderado por Ortega Smith, ¿para qué queremos llegar a los cuatro años? La política consiste en hacer cosas, no en llegar a fechas. Sí creo que pueden llegar a los cuatro años. Ahora, otra cosa es cómo y para qué. 

¿Ortega Smith se diferencia de Marlaska quizá más en el discurso que en las formas? 

Por supuesto. No quiero caer en maniqueísmo. Por supuesto es diferente a un Gobierno de PSOE y Unidas Podemos que uno de PP y Vox, por supuestísimo, pero que hay cosas básicas y fundamentales que nos están haciendo ahora que tienen una oportunidad histórica única y no lo están haciendo, lo cual es muy preocupante. 

De seguir así, ¿la derecha pasaría de atrás a delante? 

Sería la respuesta lógica. Es decir, la física política de este país, digamos la ley de la gravedad, lleva a la derecha al poder por el peso de las cosas. Es lo natural, porque tienen los medios de comunicación, tienen los poderes económicos. Así que es natural que la derecha gobierne.

Cuando se hace un esfuerzo especial se consigue que eso no suceda, pero tiene que haber fuerzas especiales, una movilización ciudadana grande. Mantener esa movilización ciudadana cuando no hay resultados, cuando no se están viendo cosas que se deberían estar viendo… Yo echo muchísimo de menos que el Gobierno no se atreva a hacer una política económica de izquierdas con las eléctricas, sería un buen ejemplo… Y más fácil que se lo están poniendo no se lo va a poner nadie nunca… 

¿La derecha llegará? Pues la física natural dice que sí y que si no se impide… La forma de impedirlo es hacer una política de izquierdas, que movilice a la gente. Así que la derecha puede llegar porque con la gente en estado natural, es decir, desmovilizada,  la tendencia es que la derecha sea la que gobierne, porque es la que tiene los medios de comunicación y los poderes. O sea, que si no ilusiona, si no haces algo

Sin embargo, hace poco escribías que se encarece el aval a VOX, ¿a qué te referías con eso? 

Me refiero a que en la en las dinámicas estas de los discursos de extrema derecha, del “vamos a decir la burrada más grande”, tendrá su repercusión y llegará a más gente y tal, pero en esa carrera ya vas topando con obstáculos que ya incomodan a tus acompañantes. Ahora tenemos el ejemplo de Jiménez Losantos que es un tipo que tiene una edad como para que le interese que la vacuna funcione. Entonces, hablando de casi materialismo, porque tu vida es un producto más importante que tu ideología… Entonces, incluso Jiménez Losantos podría terminar, como está haciendo, enfrentándose a sectores de VOX que son antivacunas.

VOX tiene que ir acogiendo, digamos, a lo más esperpéntico de la sociedad. No deja de ser una especie de páginas amarillas de lo más esperpéntico de las sociedades. En VOX tiene que entrar, pues desde el nacionalista al ultra católico y hasta el que dice que la tierra es plana.

Es un inventario de gente, digamos, extremista, de alguna otra manera y en esta sociedad, entonces, claro, sus compañeros de viaje, gente como Jiménez Losantos, como Carlos Herrera, validan a VOX como una opción democrática más, y lo hacen, pues bueno, con unos discursos que con los que pueden hacerlo, por ejemplo, la inmigración.

Lo que pasa es que tiene que defender el antivacunas, anticiencia, anticambioclimático, etcétera, etcétera, y claro, acompañarlos ahí ya cuesta más trabajo. Pero bueno que no olvidemos que VOX no deja de ser una sucursal del PP. Es una franquicia que se ha independizado. El público sigue siendo el mismo, van a estar en un sitio o en otro. La derecha podría llegar igual si hay un trasvase de votos de VOX al PP, que podría pasar. Es decir, entre gente como Jiménez Losantos o gente con estos perfiles, podrían decir mira “me ilusionó VOX, pero he descubierto que son unos zumbados antivacunas y me vuelvo el PP». El voto seguirá siendo el mismo y al mismo sitio. 

¿Cómo puede confrontarse este auge de la derecha desde la prensa y las redes?

Creo que tenemos, y tengo hablo en primera persona, que yo soy de los que caen en eso y soy de los que tengo mi duda, no tengo todavía claro cuál es mi posición. Confrontarlos directamente o no, dejarlo estar, es decir, no confrontar esos discursos… Es un dilema en el que llevo sin tener una opinión clara mucho tiempo. Entonces, tengo épocas en las que me pide el cuerpo no responder a nada, a no hacer comentarios, no hacer ese juego y otras épocas en las que no me puede morder la lengua y entró al trapo, entonces, no tengo claro…

La teoría oficial dice “no le hagas caso” y yo no tengo tan claro que eso sea así. Intuyo que razón no les falta a quien lo dice, pero no tengo yo la certeza, no sé. Probablemente soy uno de los que se equivocan entrando al trapo…

Todos recordamos la imagen de Abascal solito en un banco y ha llegado hasta aquí…

 Efectivamente, ha bajado de un banco subido aquí en Sevilla y al cabo de 2 años, pues Abascal, entrando al Gobierno de Andalucía… Así, entonces no lo tengo claro. No sé qué pasó ahí, pero desde luego no era ese VOX con esta propaganda, era otra cosa. Era simplemente un descontento con el PP, una alternativa, unos grupos de Whatsapp que se dicen entre ellos “mira esto, esto es la auténtica derecha” y se fueron para allá. Es decir, ahí se movilizaron ellos, quizá es verdad que con la estrategia de Steve Bannon llegaron a más gente, pero desde luego ya había un sedimento, digamos, franquista en España, eso ya lo sospechábamos cuando estaban dentro del PP, lo que pasa es que estaban bien tapaditos, con otro discurso, ahora ya se han liberado y ahí están.

¿Es mucho más fácil hacer llegar este mensaje de derechas que uno de izquierda? 

Pues depende. Creo que tiene que ver con la época y en esta época probablemente sí lo sea. En otras épocas  todos recordamos, no estamos tan lejos, hace 15 o 20 años, un tipo con una bandera de España en su ventana, pues era un friki y ahora se ha naturalizado.

El discurso nacionalista o el momento, perdón, nacionalista que vivimos hace que los nacionalismos y todas sus gilipolleces alrededor tengan cierta validez en el discurso.

Son discursos simples, son discursos muy básicos, son discursos que, casi que también tienen una parte que me preocupa bastante, y es que son discursos punki. Es decir, hace poco en las bandas sonoras, en los parques, de botellón, eran Extremoduro, Reincidentes, ahora puede ser perfectamente que Viva España de Manolo Escobar entre los chavales jóvenes…  Es una especie de transgresión. Es lo punki.

Digamos que punk es ir contra lo políticamente correcto y lo políticamente correcto, digamos, no es más que una convivencia básica… No debes insultar a nadie porque sea extranjero, no debes insultar a nadie porque sea homosexual y eso ellos lo han interpretado como una especie de “dictadura progre” y rebelarse contra eso es lo punki. Es decir, ser un fascista, supongo que ahora mismo, es lo transgresor para ellos. Esto genera que haya discursos que son más fáciles de vender ahora mismo. 

No sé si para no caer en esta regresión, desde medios como CTXT, se hace bastante hincapié en la cultura y en la memoria histórica, ¿es relevante insistir más en ese sentido?

No sé si es, o sea, desde luego, lo que es justo, justo y responsable. Quizá probablemente, muy probablemente, sea entendido por una gran parte de la población, más de la que creemos, como un auténtico coñazo. Cuando Casado decía lo de dejarme de historias del abuelo o del otro, o dice que son viejas heridas, que tal… Puede ser incluso un discurso dominante. Quiero decir… A mí no me pasó, no sé si a ti, yo no tengo ningún familiar represaliado y quienes los tienen no son mayoría.

 A día de hoy pasa un poco como cuando te dice cómo puedes ganar Ayuso, las elecciones en Madrid con esa política irresponsable, contra la pandemia… Pues porque la mayoría no tuvo ningún familiar que muriera. Seguimos jugando a las mayorías y en ese sentido también opera ese egoísmo de no haber tenido a nadie represaliado. Esa persona te puede decir “bueno, a mí que no me cuenten, yo quiero ya vivir en el año en el que vivo, que me dejen de historia” y creo que se opera de la misma manera. El sentir mayoritario. 

Esto no quita que tiene que haber gente que haga ejercicio de responsabilidad, es decir, aquí están tirados en una cuneta y alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que dar el coñazo, por decirlo de alguna manera, aunque no tenga mucho recorrido ni muchos seguidores del asunto. 

¿Se pone un poco de manifiesto el individualismo que hay en la sociedad?

Totalmente, sí, sí. Además, la derecha lo sabe bien cuando habla de colectivizar, la colectividad a los homosexuales, por ejemplo, que el otro día veíamos una respuesta brillante de Gemma Nierga, cuando entrevistaba al líder de VOX allí en Cataluña, que decía que también colectivizar los inmigrantes cuando habla de ellos como un conjunto, como un colectivo y efectivamente, pero bueno… Eso es en redes se aplaudió mucho la respuesta de Gemma, pero en los medios grandes la que imperará será la de la ultra derecha…

El respeto a un colectivo en sociedad significa colectivizar y colectividad es una cosa de los obvios. Entonces, esos discursos tan increíblemente estúpidos, funcionan si tienes unos altavoces suficientes para que funcione. Si Ana Rosa está de tu parte, tienes mucho camino recorrido.

Al final para esta derecha la democracia es un poco lo que decía Vargas Llosa, que la democracia es aquello donde la gente vota mal, ¿no? Este individualismo de derechas es un poco “mira la democracia es lo que yo creo, y si no es lo que yo creo, apoyo un golpe de Estado», como lo apoyó Vargas Llosa en Bolivia. 

Sí y ni siquiera será reprobado socialmente un mensaje como este porque siempre habrá un yo que sé… Siempre habrá una niñera que coja en brazos a un hijo de Pablo Iglesias para poder ser noticia antes que eso. Entonces, cuando tú tienes todos los medios de comunicación trabajando de esa manera tan mercenaria, sufre, todos sufren, incluso la intelectualidad, entre comillas intelectualidad. Se puede permitir tener otro discurso plano como el que podría tener cualquier borracho de barra de bar, solo que con chaqueta y corbata. Eso parece que es otra cosa, con ese tono solemne, discurso final de Casablanca, lo importante, señores, no es la libertad, sino que se vote bien, dices tú, hostia… Qué cosa más novedosa, nunca la había escuchado, con lo cual, como es novedosa y es transgresora y es libre de pensamiento.. Debe ser intelectualidad.

Estamos viviendo esa trampa, esa trampa tan y tan brutal y tan y tan triste y tan y tan infantiloide… Estamos en ello, no sé si tiene que ver con la individualidad, pero por supuesto, la individualidad es la herramienta básica de la derecha. Es decir, que nadie mire al de al lado y hagan algo por el común de los dos, porque juntos son más fuertes, tienen que ver con eso, pero tiene que ver también con este momento que vivimos, en el cual a Vargas Llosa le debería dar un poco de de reparo intelectual decir una cosa así, pero parece que no se lo da porque sabe que es aplaudido. Esta es la intelectualidad ClickBait.

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