La industria del porno y el VIH

La industria del porno y el VIH

La semana pasada corría como la pólvora por redes sociales el creciente rumor de que el popular actor porno español Nacho Vidal habría contraído VIH, y que como consecuencia, tal y como dicta el protocolo, todo lo que rodeaba a la industria pornográfica se había detenido.

De momento el actor guarda silencio, al saltar la noticia se limitó a decir:
"No sé de dónde sacas la información pero es de muy mal gusto. No diré nada gracias". Por su parte, su madre, Inmaculada González desmentía la noticia: "Esto no es algo que se publica a través de fuentes fidedignas, y no es para nada cierto que mi hijo tenga VIH". 

El actor Nacho Vidal

Ética periodística aparte por la difusión de este tema tan delicado cabe preguntarse si la industria pone los suficientes recursos para evitar posibles contagios de VIH. El nerviosismo de muchas actrices que acaban de trabajar con el actor, pone en evidencia que los medios no son los suficientes para garantizar la salud de los interpretes.

A pesar de las pruebas médicas a las que se someten regularmente los actores, muchos parecen olvidar el periodo ventana en la que el virus esta presente pero no es detectable y aún así, la ausencia del preservativo brilla por su ausencia en muchas de estas producciones.

Cuando saltan noticias así la metodología de la industria es detener todas las producciones durante un mes y realizar nuevas pruebas médicas a todos los intérpretes de porno, incluso los que no hayan hecho escenas con la persona cuestionada.

Historia del porno y el VIH

Siendo el porno un tema tabú, en los años 80 no se difundía las noticias del fallecimiento, a consecuencia del sida, de varios actores de la industria del cine para adultos en EEUU. Artistas heterosexuales sabían que la enfermedad era mayoritariamente entre hombres gay y drogadictos, así que no había demasiada preocupación hasta que, John C. Holmes, el actor masculino más famoso de esa época, que también realizó algunas películas gay, se le diagnosticó SIDA en 1985 poniendo en alerta al completo de la industria.

Así todo cambió, algunas productoras incluso suprimieron la penetración. Si se corría la voz de que un hombre era bi o consumía drogas, ninguna chica quería trabajar con él. Una caza de brujas en todos los sentidos.

No fue hasta 1998, cuando se impusieron las pruebas reguladas por la industria tras hacerse público un gran escándalo. Hasta entonces, los productores aceptaban los resultados de las pruebas médicas en papel. Pero empezaron a darse casos de positivos por VIH. Sharon Mitchell , ex actriz con un doctorado en sexualidad humana y capacitación en la toma de muestras de sangre, fue contratada por la industria para investigar. Descubrió que las mujeres contagiadas habían hecho escenas de sexo anal con un actor llamado Marc Wallice, alguien con quien ella misma había trabajado. Lo llamaron ofreciéndole una gran suma de dinero para actuar pero en realidad fue una trampa para prácticamente secuestrarlo y realizarle pruebas...dando una carga viral elevada.

Sharon Mitchell ex actriz porno y fundadora de AIM

Sharon Mitchell impulsó entonces la fundación de salud médica para la industria de cine para adultos AIM. Esta fundación promovió el establecimiento en EE.UU de un sistema que obligara los actores a realizar la prueba del VIH cada 30 días. Además, si alguno de ellos resultaba positivo, la prueba se realizaría a todas y cada una de las parejas sexuales con las que el actor hubiese tenido contacto en su trabajo durante los últimos 3 o incluso 6 meses.

La industria elevaba el uso de condón, pero solo por un tiempo ya que el aumento de pruebas rutinarias y que la tasa de trasmisión de VIH disminuyó de manera significativa entre los actores (según los informes, entre 1999 y 2004 ni una sola prueba de VIH de un artista en activo había dado un resultado positivo) quitó el miedo a contraer el virus.

En 2004 y en 2009 dos nuevos casos sacudían a la industria por el conocimiento de nuevos casos por los que la AIM Healrh Care Foundation hacía campaña para hacer que los condones fueran obligatorios en los sets de películas pornográficas.

Finalmente la clínica fundada por Mitchell fue cuestionada y cerró sus puertas cuando la base de datos fue hackeada y fueron difundidos nombres y datos serológicos de más de 12.000 actores. Así, en la actualidad diferentes empresas del cine X optan por realizar los test periódicos a sus actores

Ahora cabe plantearse nuevas medidas a tomar. La más sencilla y rápida seria la obligatoriedad de los preservativos. Pero viendo la poca voluntad en ese sentido, muchas voces ven la solución en la profilaxis preexposición (PREP), un tratamiento que personalizado y controlado por un médico ayuda a prevenir el VIH, pero de momento el PREP no es legal en España.