Tal día como hoy, el 7 de febrero de 1999, el rey Hussein de Jordania murió después de 46 años en el trono Hachemita. Había sido una de las principales fuerzas para la estabilidad en un turbulento Oriente Medio desempeñando un papel clave en el inicio de un proceso de paz en Palestina e Israel.

Después de meses de tratamiento para el cáncer de la linfa, la causa de la muerte fue la insuficiencia cardíaca. El rey de 63 años de edad, el líder más antiguo de Medio Oriente y uno de los grandes pacificadores de la región, había regresado a casa para morir cuando los médicos estadounidenses dijeron que no podían hacer más por él.

Su hijo, el príncipe Abdalá, fue juramentado como su sucesor durante una sesión de emergencia de las dos cámaras del Parlamento de Jordania.

En árabe, juró el cargo que su padre había heredado casi cincuenta años antes: "Juro a Dios Todopoderoso defender la constitución y ser fiel a la nación".

La investidura de Abdalá II tuvo lugar el 9 de junio de 1999. La recepción en el Palacio Raghadan a la que asistieron 800 dignatarios fue seguida por caravana automovilística a través de Amman presidida por el rey de 37 años y su esposa de 29 años, Rania, la entonces reina más joven del mundo.