Las profesiones vetadas para las mujeres rusas: normas y excepciones

Anna Óbujova primero condujo autobuses antes de que los empleadores creyeran en ella y dejaran hacer lo que ella siempre había querido: llevar camiones de carga pesada de un extremo de Rusia a otro. Tatiana Sujánova, con la formación profesional de mecánico de barco y 28 años de experiencia en la mochila, tiene que vender sus competencias a una empresa chipriota y llevar buques a Australia y Nueva Zelanda.  Alexandra Ivleva, una soldadora de alta categoría, tiene que alquilar un taller, ya que oficialmente no puede formar parte de laboratorios y estudios de diseño por falta de licencias. Las mujeres rusas que han elegido profesiones tradicionalmente masculinas tienen que afrontar numerosos prejuicios y bromas jocosas de sus compañeros de trabajo, pero sobre todo un obstáculo fundamental: la legislación del país. En Rusia existe una lista oficial de 456 tipos de trabajos prohibidos para las mujeres que fue aprobada en 1974; el artículo legal vigente fue revisado en 2000. La ley hereda los conceptos de los primeros decretos soviéticos, que prohibían  que las mujeres desempeñaran trabajos “peligrosos”. A todo eso, las mujeres pueden formarse en tales profesiones, pero no trabajar en ellas.
Es curioso que la ley, heredando los conceptos de los primeros decretos soviéticos, fuera aprobada solo en 1974. Antes de esa fecha, las mujeres habían trabajado en puestos actualmente vetados, como la mujer maquinista del metro en la imagen La ONU ha reconocido que la lista menoscaba los derechos de las mujeres. En 2017 el Ministerio de Trabajo de la Federación Rusa prometió acortar la lista, ya que una parte de esas 456 profesiones ha desaparecido debido al cambio en las tecnologías de la producción y protocolos en los sectores de industria y servicios. Aun así, por el momento se supone que las mujeres no deben ser carpinteras o buzos, maniobrar un tren eléctrico, trabajar en la cubierta y el equipo de máquinas de un barco, conducir vehículos con una capacidad de carga de más de dos toneladas y media, así como sacrificar animales de ganadería, trabajar con plomo y mercurio, en la siderurgia, construcción, trabajos mineros y extracción de petróleo y gas. Se cree que estas profesiones son demasiado complicadas y traumáticas para las mujeres y también pueden afectar la salud reproductiva. Algunas actividades se permiten a partir de 35 años, por ejemplo, es cuando las mujeres pueden trabajar con pesticidas y químicos nocivos en la agricultura, avicultura, ganadería y la cría de animales.   Sin embargo, algunas profesionales consiguen trabajar en los puestos legalmente vetados para ellas. Los caminos que las llevan hasta un puesto de trabajo “masculino” son totalmente distintos. Hay las que desde el principio ven claro que quieren surcar mares o recorrer autopistas de Europa y Asia, pero la trayectoria profesional no suele ser recta. Los primeros desafíos empiezan durante la formación. Anna Óbujova, camionera de 37 años, primero estudió dos carreras universitarias para cumplir con las expectativas de la familia. “Siempre he soñado con conducir un camión de carga pesada, pero antes de eso tuve que hacer dos carreras universitarias, en Ingeniería y Economía, porque, según mis padres, no había otra forma, ya que tenemos ocho generaciones de maestros y médicos en nuestra familia”.
Anna Óbujova, camionera de la población de Náberezhny Chelny La capitana de la Marina mercante, Tatiana Sujánova, cuenta que al intentar entrar en la Universidad de Estudios Navales en Vladivostok  la advirtieron explícitamente que no aprobaría los exámenes de ingreso por ser mujer. “Esperé hasta que se introdujo la enseñanza de pago y estudié de forma no presencial. Creo  que en cuatro años no compré ni una sola cosa para mí, pero a cambio tuve el trabajo deseado; el primer viaje que hice fue alrededor del mundo: zarpamos en Polonia y pasamos por todos los océanos, América, África y Brasil”.
Tatiana Sujánova, de 46 años, es capitana de un carguero de contenedores Otro paso es encontrar el primer puesto de trabajo. Anna Óbujova lamenta una clara discriminación de género en los departamentos de recursos humanos. “En nuestro país, un joven de 21 años puede presentarse en una empresa grande y conseguir un puesto laboral sin menor esfuerzo. A una joven sin experiencia no la contratarán del todo, pero para ganar experiencia, tienes que conducir, y no te dejarán conducir sin experiencia. Es la pescadilla que se muerde la cola”, dice Anna. Tatiana Sujánova cuenta que las agencias de contratación de tripulaciones también dejan clara su postura. “Intenté entrar en las tripulaciones de Vladivostok "Megamarine" y "Corsair Marine", y me dijeron abiertamente: no contratamos a las mujeres”. La capitana admite que no es solo una cuestión de género. “Sí, las mujeres en la Marina son discriminadas, pero el problema no solo está en la violación de los derechos de las mujeres, sino también en el hecho de que ahora casi no hay trabajo para los marineros en Rusia”. Otro camino hacia la meta es buscar huecos legales y llegar al puesto por la designación de una empresa u organización de múltiples funciones. Oksana Chevalier, una buzo de Moscú, está segura de que la persona siempre acabará atraída por su vocación. "Primero pasé por una esfera diferente, estudié Pedagogía y Derecho. Luego conocí a los chicos del Ministerio de Situaciones de Emergencia, o EMERCOM (un servicio público de rescate a nivel nacional e internacional en Rusia), me uní a la y al final me dediqué por completo a ello". El Ministerio de Situaciones de Emergencia está compuesto por un centro de aviación, un centro de bomberos y rescate y un servicio de cuerpos de agua. "Me gusta más el medio acuático, he estado en el agua casi desde la infancia, así que me metí en mi entorno", agrega Chevalier.
Oksana Chevalier, la única mujer buzo en Moscú Algunas profesionales eligen el camino de artesanía en los oficios que tradicionalmente requerían la formación de un gremio. Es el ejemplo de la herrera Oksana Kiriliuk de Minsk y la soldadora Alexandra Ivleva de Moscú. Ambas alquilan talleres en los que trabajan en solitario. Oksana Kiriliuk ha dedicado doce años al procesamiento artístico del metal. La mujer produce todo tipo de objetos de ferretería, desde candelabros hasta cercas y cobertizos tallados. Oksana no cree que su profesión sea masculina, ya que le requiere tanto la fuerza física como también un buen gusto y la noción de belleza. "Alguien en un charco ve un charco, y alguien, un reflejo de las estrellas. La belleza siempre está dentro del espectador", agrega la herrera.
Oksana Kiriliuk, forjando en su taller Los empleados de un Instituto de investigaciones en Ingeniería en Moscú llaman a su inquilina Weld Queen, o la Reina de soldeo. Tras unas primeras lecciones del oficio que le dio a Alexandra su padre, un ingeniero industrial, la joven se formó como soldadora, alquiló el espacio al instituto y empezó a crear esculturas de acero. El primero fue un gato meditando, al que la autora le llama Tihwami.
Alexandra Ivleva con una de sus creaciones, el caballo mecedora Al felino zen le siguieron un caballo mecedora, un grupo de ángeles y incluso unos accesorios, como una shopping bag de acero. De momento Alexandra no se gana la vida con sus creaciones, aunque cada vez más organizaciones y clientes privados, entre ellos los productores del famoso festival Burning Man, se interesan por su obra.
Grupo escultórico "Hermanos", de Alexandra Ivleva Algunas profesionales ganan terreno en su lucha contra la legislación alegando a los sindicatos, defensores de derechos humanos o incluso a la ONU, como lo hizo la segunda capitana asistente Svetlana Medvédeva de la ciudad de Samara. En 2012 intentó obtener un empleo en esta especialidad en la Empresa de transporte fluvial de Samara e incluso fue seleccionada al puesto de timonera. "Inicialmente, todos estaban a favor de mi contratación: el director interino, el abogado, el mentor y el oficial de seguridad, es decir, todo el liderazgo estuvo inicialmente de acuerdo con que yo trabajara como timonera", recuerda Medvédeva. La empresa ya había firmado la solicitud para su contratación. Fue cuando el Departamento de personal recordó que  contratar a una mujer estaba prohibido por ley.
Svetlana Medvédeva, la segunda capitana asistente de Samara “Oficialmente, las mujeres en la Marina solo pueden trabajar en los puestos más bajos”, asevera Medvédeva, que estudió en la Escuela Náutica de Samara. "En mi ciudad, en la flota local, solo me permitían ser marina o patrona. Los salarios son muy bajos, los esfuerzos de romper el techo de cristal son vanos. Las mujeres no ganamos más de 15 mil rublos (algo más de 200 euros)". Svetlana no podía buscar trabajo en otra ciudad, ya que  tiene dos hijos pequeños. Simplemente no había otras oportunidades de empleo en Samara. "Estaba a punto de tirar la toalla”, recuerda Medvédeva, "pero el oficial de seguridad de la empresa dijo que debería tratar de hacer peritaje del entorno laboral y luego escribir al presidente o al ministerio para que me dejaran trabajar de forma excepcional como mecánica de motores". En Rusia los intentos de reclamar la justicia fracasaron, pero  Svetlana no se rindió y se dirigió al Comité de las Naciones Unidas para la Protección de los Derechos de las Mujeres. Allí, la denegación de empleo y el decreto sobre las profesiones prohibidas para las mujeres fueron reconocidas como discriminatorias. El último juicio en el caso de Svetlana, ya en Samara, reconoció la supremacía del derecho internacional sobre el ruso, con lo cual el caso de Medvédeva se ha convertido en el primero de la historia  cuando la comunidad mundial rompió las barreras profesionales a una ciudadana rusa. Sin embargo, las autoridades no se apresuran a contratar a Svetlana, siguiendo con el interminable hilo de trámites burocráticos. En septiembre de 2018, al parecer, el hielo administrativo empezó a romperse. El ministro de Trabajo, Maxim Topilin, declaró en el Foro Euroasiático de las Mujeres que el Gobierno revisaría la lista de las profesiones prohibidas en el próximo futuro. "La actualización de la lista de empleos ampliará las oportunidades de trabajo para las mujeres y garantizará condiciones laborales justas. Se firmará pronto un decreto correspondiente ", dijo el ministro.
Maxim Topilin, el ministro de Trabajo de Rusia Topilin agregó que, en particular, se abolirán las restricciones  en la industria de la panadería, en el transporte aéreo, marítimo, fluvial y ferroviario,  o para los conductores de camiones pesados y maquinistas de equipos especiales.