¿Por qué nuestros padres pudieron tener una casa e hijos antes de los 30 y nosotros no?

¿Por qué nuestros padres pudieron tener una casa e hijos antes de los 30 y nosotros no?
Miramos los datos oficiales de edad de emancipación de los jóvenes europeos ofrecidos por Eurostat y descubrimos que en España la media está en 29,3 años. Nos fijamos también en cómo ha evolucionado desde el año 1975 la edad media a la que que se tenía por primera vez un hijo y vemos que hemos pasado de los 25 años a los 30. Está claro que algo ha cambiado en tan solo una generación para que los jóvenes cada vez tardemos más tiempo en independizarnos y seamos padres a edades más tardías, pero ¿qué es lo que realmente nos ha influido para que cada vez tardemos más en irnos de casa y formar nuestra propia familia? La culpa es de la crisis Desde el año 2008, España ha tenido que adoptar grandes medidas para intentar salir de la crisis económica que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), terminó en el año 2014. Pero en la actualidad, la economía española sigue sufriendo las consecuencias de los grandes recortes, el aumento de la competitividad y las exportaciones. Hoy en día el crecimiento del país es mucho más sano, gracias entre otras cosas a que la burbuja inmobiliaria llegó a su fin (se dejó de construir de manera masiva, se dejaron de inflar los precios y la compra/venta de viviendas de manera lucrativa dejo de ser una tendencia). Pero en el año 2010 presenciamos también una fuerte crisis bancaria que indirectamente derivó en una drástica disminución de los créditos a las familias y pequeños empresarios. Se perdieron muchos puestos de trabajo dentro del sector inmobiliario y por el cierre de pequeños negocios, lo que hizo que el desempleo alcanzara máximos históricos. Los efectos de la crisis golpearon fuertemente al plano económico del país, pero también al social. Desde el año 2008 la desigualdad económica en la sociedad española ha aumentado. Mientras que los salarios medios anuales bajaron un 3% en el periodo de crisis, los sueldos más altos subieron casi un 2,5%. La población española ralentizó su crecimiento y empezó a descender, entre otras cosas porque aumentó la emigración a otros países en busca de nuevas oportunidades. Parece que actualmente la situación está mejorando, ya que según datos del año 2017 España registró un crecimiento del 0,9%, convirtiéndose en el país desarrollado que más creció, pero todavía seguimos pagando las consecuencias de la crisis. En la actualidad todavía seguimos pagando las consecuencias de la crisis. FUENTE: DER NEUE MANN Las preferencias han cambiado Las consecuencias del grave momento económico por el que atravesamos hace algunos años las estamos notando ahora. Hoy en día los bancos no suelen conceder préstamos hipotecarios con tantas facilidades como lo hacían antes de la crisis. Para poder pedir un préstamo para comprar una vivienda hay que tener bastante dinero ahorrado, porque por ley los bancos no deberían dar más del 80% de lo que cuesta la casa. Pero la alta tasa de desempleo de los últimos años y la precariedad laboral, ha hecho casi imposible que los jóvenes hayan podido ahorrar tanto dinero y a consecuencia ha sido casi imposible que se independicen. Los más afortunados han podido abandonar la casa de sus padres e irse a vivir de alquiler, en la mayoría de los casos compartiendo piso, ya que son escasas las ayudas públicas para la emancipación. Pero parece que adquirir una vivienda no es una de las prioridades de la sociedad juvenil española actual, y según una investigación elaborada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, el 45% de los que tienen entre 20 y 29 años creen que tendrán menos oportunidades laborales que sus padres y un 67% considera bastante o muy probable tener que depender económicamente de su familia en los próximos años. La encuesta personal llevada a cabo entre jóvenes de 16 a 29 años, concluyó que la gran mayoría consideraba la formación profesional como una apuesta de futuro, lo que explica que cada vez se dediquen más años a formarse y se entre al mercado laboral con una edad más tardía. Consecuentemente nos independizamos más tarde porque no tenemos los suficientes ingresos para hacerlo antes y como resultado retrasamos el ser padres hasta que no vemos una estabilidad económica y laboral adecuada. Los jóvenes prefieren formarse primero y retrasan más la edad de emancipación y la de formar su propia familia. FUENTE: SATHYA TRIPODI ¿Seguiremos siendo independientes cada vez más tarde? Parece que en el terreno económico y a nivel de vida familiar los jóvenes españoles no tienen tantas oportunidades como lo tuvieron sus padres, pero por el contrario, aquellos que tienen menos de 30 y que aún siguen sin independizarse ven su situación como una oportunidad para formarse y ser un poco más libres durante más tiempo. Lo que no sabemos es si por el momento la tendencia a salir del cascarón y formar una familia propia seguirá rondando la edad de los 30 años o poco a poco podremos volver a dejar de depender económicamente de ellos mucho antes. Si hacemos caso a algunos expertos, parece que no nos espera un futuro muy prometedor en este sentido. Javíer G. Jordán, autor del artículo “La crisis que nos acecha” dice que hay que empezar a preocuparse porque la economía ha desaparecido del debate social, el precio de la vivienda empieza a dispararse y los mercados están volviendo a pelearse por una rentabilidad sin tener en cuenta los riesgos. Aunque puede que todavía haya esperanzas, porque afirma que “es imposible prever cuándo ocurrirá la próxima crisis y tampoco se puede predecir que profundidad tendrá, pero si parece descartable un hundimiento tan grande como el de 2008, entre otras cosas, porque la economía está más saneada a nivel global”.