¿Por qué todos hablan de Parásitos ('Parasite')?

No es una comedia. Tampoco un drama. Ni si quiera un thriller. Es todo esto y más. Ganadora de la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes, la sexta película de Bong Joon-ho no para de recibir elogios tanto de usuarios como de la crítica. Es la sensación de cinematográfica de 2019. En el texto, el autor Jon Ruiz analiza la película tras verla en el Zinemaldia.

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¿Por qué todos hablan de Parásitos ('Parasite')?

Una obra maestra. Una de las películas más esperadas del año. Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Sexta película de Bong Joon-Ho. Eso es Parasite, que se proyectó en la sección de Perlak del festival de cine Internacional de San Sebastián (Zinemaldia).

El director surcorenao, Bong Joon-Ho, es un viejo conocido del Zinemaldia, pues fue aquí donde se le "descubrió". Cuando en otros festivales no cogieron sus dos primeras películas, 'Perro ladrador, poco mordedor' (2000) y 'Memories of murder' (2003), el Festival se apuntó dos grandes tantos. Esas dos primeras películas sirvieron de presentación para un director con ganas de contar historias con mucho estilo y saber hacer. Sin duda, el punto que más ayudó a aupar a Joon-Ho a lo que es ahora fue la Concha de Plata al mejor director que ganó con Memories of Murder en San Sebastián. Desde entonces, los festivales se lo rifan.

Pero centrémonos en 'Parasite'. ¿De qué trata esta película? De la diferencia de clases. Clase baja contra clase alta. Bueno, a veces, también clase baja contra clase baja. Todo sea por la supervivencia. Por parasitar todo lo que se pueda. Así de simple, aunque desarrollándolo un poco más, en la película conocemos a una familia sin recursos, pero muy inteligente que sabe cómo, cuándo y de quién obtener lo que necesitan para subsistir diariamente. Traman planes según les van llegando las oportunidades, y una de esas oportunidades será la que les ofrece una familia adinerada, con la cual cada vez tendrán más implicación. Tal y como yo lo veo, una de las grandes cosas buenas que tiene Bong Joon-Hoo es la forma que tiene de desmarcarse de otro cine coreano, también muy potente, muy bien realizado y respetado internacionalmente, como puede ser el que realizan Kim Jee-Won ('I saw the devil') o Park Chan-Wook ('Oldboy'), por mencionar sólo a otros dos directores surcoreanos muy notables. Si bien el cine de estos dos citados es mucho más visceral, sangriento y violento, el de Joon-Hoo, sin dejar de serlo en algunos momentos, es mucho más relajado, pero manteniendo la tensión y el suspense continuamente, en cada fotograma. Y por si fuera poco, sin dejar de lado grandes dosis de humor negro, elemento común en toda su filmografía, llegando a parecer 'Parasite' una comedia pura en no pocos momentos.

Con un manejo de la cámara tranquilo, se sigue perfectamente a todos los personajes, ya sea en el cubículo donde vive realmente la familia protagonista o en la enorme casa de la familia rica (aquí es donde más se evidencia lo comentado de la diferencia de clases: espacios pequeños frente a espacios muy amplios), podría decirse que otro de los elementos comunes de las películas del coreano son las conversaciones que mantienen los personajes: da la impresión de que están hablando al espectador, casi mirando a cámara. De esta forma se logra aún más inmersión en la historia, al hacernos partícipes de todo lo que estamos viendo a los que lo vemos "desde fuera". Precisamente sobre conversaciones y la lucha de clases, me gustaría destacar una reflexión que hace el padre interpretado por un habitual de Bong Joon-Ho (ha colaborado ya en cuatro películas), el actor Song Kang-Ho: aquella en la que explica qué son para él los ricos. No tiene desperdicio, y si encima el momento está contado en penumbra (la fotografía de la película es otro tema a favor, es excepcional) y con una amargura tremenda. Así, la contundencia del mensaje es aún mayor.

Con varios giros inesperados que surgen con la aparición de algún nuevo personaje en la trama, se conforma una divertida tensión que ya no dejará descanso hasta prácticamente el final, logrando algunos momentos memorables que hacen que el espectador viaje entre las carcajadas (es imposible no reírse en muchos momentos) y la estupefacción (porque lo que sucede es realmente contundente y termina por estallar). Eso sí, es en esos minutos donde quizá se encuentre la única pega que le veo: un pequeño bajón de guion, al volverse previsible antes de su tercio final, y es que todo el mundo sabe que la ley de Murphy se cumplirá no una, sino muchas veces, y lo que sabemos que va a pasar, pasará, liándose todo sobremanera. A pesar de eso, se le perdona al ser un guion magnífico durante el resto de la película. Un guion que, por cierto, hace que difícilmente empaticemos con ninguno de los personajes, lográndolo sólo en poquitos momentos, muy concretos.

Tanto con el guion como en la forma de dirigir de Bong Joon-Ho se aprecia una película quizá más "europea" que coreana (por lo comentado de la calma con la cámara o del tipo de planos), donde nos podemos acordar de gente como Hitchcock, Buñuel o Claude Chabrol (y probablemente de muchos otros nombres), jugando con el suspense, el terror, el drama, la comedia y la denuncia social, aludiendo incluso a esa gran institución que es la familia... Eso sí, sin olvidarse de asestarnos un buen puñetazo final. Lo decía al principio y lo repito para acabar: 'Parasite' es una obra maestra.

Jon Ruíz es autor del Blog cultural ¡A Txiflar! y participa en el El podcast de los cinéfagos muertos.