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Bad Gyal o el chonismo “de bien”

Bad Gyal, la trapera que según los medios generalistas “lo está petando” en este momento dice hablar en su mixtapeSlow Wine, de una mujer independiente y empoderada. En este contexto, para la trapera empoderada significa llamarse zorra y posar semidesnuda junto a otras mujeres (las cuales cobran por ello). En resumen: Para Bad Gyal, empoderarse, entre otras cosas significa hipersexualizarse como producto de la nueva industria musical que se disfraza de underground.
badGyal
Captura de pantalla del videoclip "Zorra", de BadGyal (YouTube).
Bad Gyal o el chonismo “de bien”

Artículo original de Nueva Revolución

Teatro: el barrio como decorado y el clasismo como guión 

El trap de Bad Gyal, Rosalía o C. Tangana no es ni un movimiento desafiante, ni antisistema, ni underground. Es una expresión y renovación del capitalismo y las formas de hacer cultura del neoliberalismo. Una especie de renovación del nuevo Pop que nació en los 80’s con La Movida madrileña (individualismo, consumismo y color), pero añadiendo los tópicos de la vida de barrio: chandal, riñonera, prostitución, drogas y hasta una forma de habla vulgar. Y sobre todo, clase media disfrazada de barrio.

Lo que mola en sus videoclips es ver a kinkis (con dinero por supuesto) en chandal, drogándose y tocando las palmas porque es “alternativo”. Lo que mola siendo un adolescente es subir una foto a Instagram imitando a estos traperos porque es ser un malote que huye de la norma. Lo que no mola es verlo en tu barrio o ciudad, porque la realidad social es otra y no como te la cuentan en YouTube.

Los que no molan son “los nadie” que diría Galeano. Los chavales de barrio obrero que ni estudian ni trabajan. Eso no es ser diferente, sino cutre. Ya lo explicaba Owen Jones en su libro Chavs, la demonización de la clase obrera. Al final es una exotización de las clase obrera/populares.

Esos traperos y traperas “chonis” usan riñonera y chandal Gucci de 500€. Clasismo es eso. Clasismo es que los pijos escuchen a La Rosalía o Keo, suban el denominado efecto Tusa a Twitter y se sientan de barrio por ello, pero sus papis le lleven al cole privado para que no se junten con la chusma.

Parte de las clases populares que siguen a estos artista intentan vestir como ellos. La mina de oro ha sido la apertura de tiendas de ropa vintage. En estas tiendas puedes comprar ropa Gucci, Balenciaga, Levis y diversas marcas caras a un precio más que barato en comparación al que se encuentra en las tiendas oficiales. Claro, esa ropa es de segunda mano o incluso tercera. El elitismo al alcance de todos, el consumismo extremo guiado por el aparentar y el pensamiento único. 

Cenizas de La Movida: La traPversalidad  

La Movida fue interclasista, peor que un movimiento de pijos” - Victor Lenore, Espectros de La Movida.

Podríamos decir que, al igual que La Movida fue interclasista, el trap es la transversalidad de lo musical. Desde Froilán de Borbón hasta el hijo del albañil pueden escuchar trap, intentar vestir como traperos y drogarse como ellos. El clasismo al llamar choni a la gitana de tu barrio pero diosa a Bad Gyal. Todo porque al final hay algo que se llama estructura de la sociedad [de clases] y es imposible que la cultura del trap, dada de esta forma consumista, lo rompa.

Más País usó en su última campaña el trap como recurso comunicativo para llegar al público joven. Recuerda demasiado al uso de las artes y la cultura en general por parte del PSOE en los años 80. Un uso de las artes como adorno del poder.

Esta izquierda defiende estilos de vida plurales, pero no disputa las estructuras de poder económico. Homeopatía política para niños de bien. Algo así como hablar con la “e” como genérico, pero que las Kellys cobren a euro la habitación que limpian. Plástico y simulacro. Izquierda plural e incluyente pero que supone una renuncia al conflicto de clases.

El PSOE tenía a Almodovar y Más País tiene a los Javis. Esta pasividad ante disputar las estructuras de poder aun yendo de “radicales” se ve claramente en el cantante Don Patricio. Don Patricio, en confrontación con el mensaje combativo que lanzan Los Chikos del Maíz, en una entrevista para EFE decía; «Estamos aquí para entretenernos, no para dar lecciones de vida”. Don Patricio es como el típico Cayetano de náuticos y pulsera de España en muñeca, pero vistiendo en chandal. Viste como un underground pero piensa como los Indies del grupo Taburete.

Y es que, “El sistema ama a la gente que no tiene nada que decir”. (Koma). Alaska y Mario Vaquerizo en La Movida no vestían como señores de bien del barrio de Salamanca, pero pensaban como señores de bien del barrio e incluso quedaban a tomar café con Esperanza Aguirre. Se podría decir que Don Patricio, es en el trap la Alaska o el Mario Vaquerizo de su época. En este sentido, Gata Cattana, rapera con un claro mensaje social nunca tuvo un espacio mediático por no ser como esas que “el sistema ama porque no dicen nada”. Comparándola con algún poeta de posguerra, Gata Cattana sería como Gabriel Celaya; “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos se desentienden y evaden.”

Mientras que Bad Gyal es como cualquier poeta de la denominada Estética Veneciana, llamados así porque mientras España se encontraba en periodo de tardofranquismo, ellos recitaban poemas hablando de lujos, trajes caros y viajes a Venecia ignorando el conflicto. Al final, La Movida Madrileña, el Trap y la cultura Hipster coinciden en tejer alianzas con el mundo de la moda, la publicidad y el marketing. Por lo tanto: de barrio, de rupturista y de lo que lo quieran llamar no tiene nada (habiendo excepciones claras como Tribade, Tremenda Jauría, Dellafuente o Machete en boca, entre otras) La Movida (con el PSOE manejando la maquinaria desde las instituciones) y el Trap, también coinciden en eso de que “El arte de los negocios es el paso que sigue al arte”. (Andy Warhol). La elección de manejar los negocios como una parte importante llegando a considerarlo arte. Desastroso, pero todo culmina con el uso de la cultura como factor de desmovilización social: ‘’Sírveme otra cerveza y aquí no ha pasado nada’’.

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