El supremacismo hindú lleva a la India hacia la barbarie

Son ya 38 los muertos y más de 300 heridos por la cacería contra musulmanes en la capital de India, iniciados por una controvertida ley de ciudadanía, pero que tiene como origen el fuerte nacionalismo hindú del presidente ultraderechista Modi y su partido, que han polarizado a una sociedad que hasta su llegada era el paradigma de la integración religiosa y la convivencia multicultural. 

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El supremacismo hindú lleva a la India hacia la barbarie

Al menos 38 personas han muerto en Nueva Delhi debido a la cacería contra musulmanes puesta en marcha por nacionalistas hindúes desde el domingo. Grupos de hombres armados con palos, piedras, cuchillos y hasta armas de fuego siembran desde el domingo el caos en las zonas periféricas de mayoría musulmana del noreste de la capital india, a una decena de kilómetros del centro de la ciudad.

El domingo, los grupos armados hindúes atacaron lugares y personas identificadas como musulmanes, tal y como indicó la prensa india. Las bandas gritaban "Jai Shri Ram" ("Viva el Dios Rama"). Los choques se deben a una controvertida ley de ciudadanía, que sus detractores consideran discriminatoria contra los musulmanes. Esta nueva ley que facilita la concesión de la ciudadanía a los refugiados, siempre y cuando no sean musulmanes.

Esta oleada de violencia antimusulmana coincide con la visita de Donald Trump, que llegó a India con el objetivo de cerrar un acuerdo de venta de armas por valor de 3.000 millones de dólares, y que el primer ministro Indio aceptó. Trump no ha realizado ninguna declaración de la masacre que los seguidores de Modi han desatado en las calles contra la población musulmana, quizás como parte del acuerdo. 

El auge del nacionalismo hindú

El hinduismo es una religión muy distinta a las conocidas en occidente. Una de sus diferencias principales respecto a la organización interna es que carece de estructura clerical jerárquica. No hay una corriente única, ni una iglesia principal, ni un único pontífice ni nadie que dé las órdenes. Dentro de este vacío de poder, un grupo se ha autodesignado como árbitro del significado teológico del hinduismo y arquitecto del estado nación: el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), la organización de misioneros voluntarios más grande del mundo, con al menos 4 millones de voluntarios.

Esta organización paramilitar, fundamentalista y populista propugna la unión de todos los indios en una sociedad homogénea bajo las normas de una sola religión, subordinando a todas las demás existentes en India. Fundada hace 94 años por hombres que tomaron como modelo a los los fascistas de Mussolini, ha sido acusada de planear asesinatos, avivar disturbios contra minorías y actos de terrorismo. Sin ir más lejos, Mahatma Gandhi fue asesinado a tiros en 1948 por un hombre de RSS , aunque estos afirman que había dejado la organización antes del asesinato.

El RSS, por sí solo, no se dedica a la política electoral. Pero entre sus grupos afiliados está el partido Bharatiya Janata (BJP), el partido que ha gobernado la India durante los últimos seis años y que, bajo el primer ministro Narendra Modi, ha estado rehaciendo a la India en un estado nacionalista hindú autoritario. De este modo, Modi utiliza al RSS para lograr sus objetivos políticos, y viceversa. Y así es como ha estallado la violencia anti musulmana en las calles de Delhi, de la mano del cercano al Gobierno RSS. 

La xenofobia como herramienta política

Narendra Modi fue reelegido el año pasado como presidente por un escaso margen. La complicada situación económica, que no termina de arrancar como se esperaba, sumada a un alto desempleo, provocaron durante 2019 tres huelgas generales que fueron secundadas por más de 100 millones de trabajadores, convirtiéndose en unas de las mayores huelgas obreras de la historia, y provocando un clima muy tenso contra el gobierno ultraderechista de Modi. 

Para lograr su elección, Modi utilizó un discurso marcadamente nacionalista, antimusulmán y antipaquistaní. El viejo (pero efectivo) truco de la xenofobia como cortina de humo contra la mala situación económica y los problemas reales del país. Para lograr su segunda elección, Modi siguió tensando la cuerda, llegando a aprobar una nueva ley de ciudadanía con un marcado sesgo antimusulman, puesto que busca dar la ciudadanía a inmigrantes irregulares de Pakistán, Bangladesh y Afganistán, pero excluyendo a los musulmanes.

Esta Ley de enmienda de ciudadanía, aprobada por el parlamento el 11 de diciembre de 2019, proporciona una vía rápida a la ciudadanía para los refugiados de todas las religiones del sur de Asia, excepto el Islam. Una política xenófoba que encaja perfectamente con el RSS y la demonización de los musulmanes por parte del BJP, con las fatales consecuencias que estamos viendo estos días en las calles de Delhi. 

Tan solo un día antes de que comenzaran los altercados de esta semana, un político del BJP lanzaba un ultimátum a la policía para que desalojase las protestas en contra de la ley de ciudadanía, amenazando con llamar a sus hombres del RSS. Las protestas se convirtieron entonces en una guerrilla urbana. Tanto es así que el Tribunal Superior de Delhi ha pedido ese vídeo como prueba mientras su propio partido condenaba sus palabras. 

Incierto futuro

India se enfrenta a la que es probablemente la crisis más grave en sus 72 años de vida como país libre. Ante una oposición marchita y una sociedad ahogada por la situación económica y presionada por la fortaleza de Modi, la idea de un estado nación hindú está poniendo en aprieto a la democracia liberal imperante. La constitución India no es compatible con la idea de país excluyente que representa el BJP, y los choques son más que previsibles. La actual cacería de musulmanes en Delhi podría ser solo la punta del iceberg. 

Fuentes: BBC // Whasington Post // NY Times // The Guardian // IzquierdaDiario