El submarino nuclear hundido a 490 km. de la costa de Galicia

Las autoridades de Noruega han confirmado esta semana que el submarino «Komsomolets», hundido por un incendio en 1989, emite niveles de radiación 800.000 veces superior a la normal. Lo que muchos no saben es que en el Golfo de Bizkaia descansa también un submarino soviético hundido en 1970, con dos reactores atómicos y varios torpedos nucleares

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El submarino nuclear hundido a 490 km. de la costa de Galicia

La Guerra Fría es un pozo de secretos ocultos a la población. De vez en cuando conocemos nuevas historias que nos ponen los pelos de punta por lo cerca que estuvimos de la aniquilación, o por efectos secundarios a los que tendremos que hacer frente tarde o temprano. Como es el caso del submarino nuclear «Komsomolets», que supuso el fallecimiento de 42 de sus tripulantes en abril de 1989 debido a un incendio. Tal y como ha informado esta semana la Autoridad Noruega de Radiación y Seguridad Nuclear, este submarino se ha convertido en una especie de "Chernóbil submarino". La cifra de emisiones llega a ser hasta 800.000 superior a la normal. A pesar de ello, las autoridades noruegas aseguran que "no tendrá ningún impacto para los peces y el marisco de Noruega. Los niveles de radiactividad en el mar de Noruega son muy bajos y las emisiones del 'Komsomolets' se diluyen rápidamente, dado que el submarino está a 1.700 metros de profundidad".

Lo que muchos no saben es que muy cerca de las costas de la Península Ibérica, en concreto en el Golfo de Bizkaia, a tan solo 490 km. de la costa gallega y a 4.680 metros de profundidad, también existe otro "Chernóbil submarino". Se trata del K8, un submarino soviético hundido en 1970 con 52 miembros de su tripulación, dos reactores atómicos, y varios torpedos nucleares. 

submarino-627ASubmarino K-8 fotografiado por la U.S. Navy poco antes de hundirse

El K-8 era un submarino nuclear de doble casco soviético de la clase November, con una eslora de 107 m y un desplazamiento en torno a 4000 Tm. Fue construido en el astillero de Severodvinsk, y entró en servicio en 1960. Estaba asignado a la Flotilla del Mar Blanco, en la bahía de Gremikha. El 8 de abril de 1970, mientras formaba parte de los ejercicios de entrenamiento más grandes jamás realizados por la armada soviética para celebrar el centenario del nacimiento de Vladimir Lenin cerca del cabo Finisterre, unos cortocircuitos provocaron unas chispas que desarrollaron dos fuegos simultáneos en el sistema de aire acondicionado mientras se encontraba a 120 m. de profundidad. Los dos reactores nucleares fueron apagados y el submarino pudo emerger, pero la tripulación fue incapaz de apagar el fuego.  Mientras el submarino era remolcado hacia su base en medio de condiciones de mar muy duras, el agua empezó a entrar. El 12 de abril el submarino se hundió súbitamente, llevándose al capitán Bessonov y otros 51 marineros a una profundidad de 4.680 metros. Ninguno sobrevivió. La actuación de los miembros de la tripulación evitó una explosión nuclear térmica a pocos kilómetros de la costa europea, ya que consiguieron establecer la protección de barras de control de emergencia de los reactores nucleares. Los detalles de este accidente permanecieron secretos hasta el año 1994. La prensa del franquismo apenas informó sobre lo sucedido. Tan solo cuatro años antes, en Palomares, un accidente aéreo terminó con la caída de varias bombas nucleares, que no llegaron a explotar.

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Ya en 2012, el europarlamentario alemán Sebastian Günther solicitó información sobre este caso, instando al mismísimo Mijail Gorbachov a facilitar información sobre lo sucedido. No consiguió nada. Se estimó que la Comisión no es competente para hacer comentarios acerca del submarino hundido, ya que la cuestión no incide en su capacidad jurídica. De este modo el asunto se dio por cerrado y la sociedad se quedó sin saber cuánta radiación podría emitir el pecio del K-8.

En una entrevista al diario GARA, el mayor experto del mundo en la materia, el exoficial de submarinos soviético Alexander Nikitin, asegura sobre este caso lo siguiente:

Comparadas con otros submarinos soviéticos hundidos, las radiaciones no son tan altas como se esperaba, pues no hay mucha vida a 4.600 metros de profundidad, así que la difusión de derrames por medio de peces y organismos es difícil (...) Sin embargo, el Gobierno ruso no aborda la cuestión porque está lejos de Rusia y no forma parte de sus prioridades. De hecho, el tema es raramente mencionado por sus oficiales (...) Se necesitan expediciones internacionales e información técnica del Gobierno ruso para vigilar la situación y proporcionar al mundo información actualizada y veraz sobre el estado del medioambiente en el área del accidente.

Los restos del submarino nuclear K-8, con sus dos reactores nucleares y cuatro torpedos nucleares a bordo permanecen sobre el fondo marino en las cercanías del Golfo de Vizcaya, a 4680 m de profundidad, 490 Km al noroeste de las costas de Galicia:

Ubicación-submarino-K-8

Aunque sería posible reflotar los restos del submarino, esta operación tendría un enorme coste, y tampoco está claro si es conveniente hacerlo. La probabilidad de que se produzcan pérdidas por radiación es pequeña debido a que las pastillas de combustible nuclear están rodeadas por una aleación que sufre una lenta corrosión, lo que en teoría limitaría la liberación de radionucleidos en el medio marino. Sin embargo, la falta de información sobre el estado de los reactores es total, por lo que surgen muchas incógnitas sobre lo que está sucediendo en la profundidad el Golfo de Bizkaia. No existe constancia de que se estén haciendo ningún tipo de estudios ni mediciones.

konsomoletsSubmarinos nucleares hundidos en el Atlántico.