Sánchez silencia en la ONU el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación
Cuarenta y cinco palabras en un discurso de tres mil quinientas sesenta y cinco. Esta es la extensión que dedicó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al problema del Sáhara Occidental en su intervención en el Debate General del 75º periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).
El presidente del Gobierno participó por video en la Asamblea General de las NNUU el 25 de septiembre y al referirse al conflicto del Sahara Occidental, el territorio que España no descolonizó y entregó a Marruecos a finales de 1975 y del que sigue siendo de iure la potencia administradora, se limitó a decir:
“Es necesario alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable al conflicto del Sáhara Occidental, tal y como establecen las resoluciones del Consejo de Seguridad y en el marco de disposiciones conformes a los principios, a los propósitos de la Carta de Naciones Unidas”. Nada sobre el derecho de autodeterminación saharaui.
De esta forma, en su tercera intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas Sánchez hizo como el año pasado cuando dejó fuera el planteamiento de llegar a una solución que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental y rompió con una postura defendida hasta entonces por los socialistas.
El presidente del Gobierno modificó lo que dijo en su primera comparecencia en NNUU, en septiembre de 2018, en la que apoyó en nombre de España una solución política, justa y duradera y mutuamente aceptable “que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de las disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”.
El derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, que el Gobierno socialista ahora olvida, ha sido contemplado por el PSOE en la mayoría de sus programas electorales, incluidos los comicios del 28 de abril de 2019. Después de estas elecciones modificó su planteamiento y el derecho a la autodeterminación de los saharauis, al que se niega Marruecos, desapareció.
En su discurso este año ante la Asamblea General de Naciones Unidas Pedro Sánchez, además de referirse ampliamente a la Covid-19, habló de “defender más que nunca la democracia y los derechos humanos”, y señaló que la democracia es mucho más que una forma de gobierno, “es un régimen de vida, dotado de valores para la humanidad entera, sin distinción de origen ni condición, que requiere de nuestro esfuerzo y ejemplaridad para combatir con éxito a quienes se oponen a ella”.
Abogó por “impulsar las negociaciones entre palestinos e israelíes para alcanzar un acuerdo de paz justo que preserve la solución de los dos Estados”, por una salida dialogada al conflicto en Libia y por devolver al Sahel la paz y la seguridad perdidas.
Destacó, también, del especial interés que supone para España el estatus de Gibraltar tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea y afirmó que estamos llamados a cumplir con la doctrina de Naciones Unidas sobre Gibraltar, con la que España se alinea plenamente.
De tres mil quinientas sesenta y cinco (3.565) palabras, solo cuarenta y cinco (45) para abordar el problema existente en el territorio que España abandonó sin cumplir su obligación de descolonizar y que invadió Marruecos, país que se opone al referéndum de autodeterminación que acordó con el Frente Polisario en el alto el fuego al que llegaron ambas partes en septiembre de 1991 bajo los auspicios de la ONU.