La estación espacial internacional cumple 20 años

Una pequeña ciudad científica a unos 400 kilómetros de la Tierra y orbita alrededor de ella a unos 28.000 kilómetros por hora, con los que completa 16 órbitas al día. La Estación Espacial Internacional (EEI) fue el fruto de un histórico acuerdo suscrito hace 25 años por los presidentes de Rusia, Boris Yeltsin, y EE. UU., Bill Clinton.

La Agencia Espacial Europea (ESA), la estadounidense NASA, la rusa Roscosmos, la japonesa JAXA y la canadiense CSA forman parte de esta aventura, la mayor infraestructura que los humanos han lanzado al espacio y que desde noviembre del año 2000 ha estado constantemente habitada.

El 20 de noviembre de 1998, el lanzamiento del módulo ruso Zaryá marcó el inicio. La primera tripulación estaba integrada por el estadounidense William Shepherd y los rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov, despegó a bordo de una nave Soyuz el 31 de octubre de ese mismo año.

Desde entonces, las condiciones de vida han mejorado, la estación pesa actualmente unas 400 toneladas y con sus 100 metros de largo y 80 de ancho es tan grande como un campo de fútbol. Su espacio habitable equivale a una casa con seis habitaciones, dos baños y un gimnasio, y su tripulación oscila entre tres y seis personas, aunque en ocasiones puntuales ha alcanzado los 13. En la actualidad se encuentra allí la misión número 58, compuesta por el alemán Alexander Gerst, la estadounidense Serena Auñón-Chancellor y el ruso Sergey Prokopyev. Y la próxima semana despegarán sus sucesores. Pueden darse un paseo por el interior en este vídeo de YouTube:

“Desde el punto de vista tecnológico, el estado de la EEI permitirá su explotación hasta 2028-30”, dijo Yevgueni Mikrin, portavoz de la corporación rusa Energuia, la fabricante de las naves Soyuz. Todos los socios que participan en su construcción, en particular Rusia y Estados Unidos, expresaron con ocasión del aniversario su deseo de prolongar otros diez años, como mínimo, la vida de la plataforma orbital.

“Prolongar la vida útil de la EEI es la decisión correcta. Debemos seguir cooperando internacionalmente, al tiempo que comercializamos la conquista del espacio”, comentó el legendario astronauta Robert Cabana, director del Centro Espacial Kennedy.

Otro motivo para prolongar el trabajo de la estación es que los turistas espaciales regresen en 2019 o 2020 tras un paréntesis de diez años, lo que no dejar de ser un estímulo financiero. Dennis Tito entró en la historia como su primer turista espacial, tras desembolsar más de 20 millones de dólares (unos 17,5 millones de euros) para partir hacia la EEI en abril de 2001, y la estadounidense de origen iraní Anousheh Ansari fue la primera mujer turista en viajar hasta allí, en 2006. El último turista fue el payaso canadiense Guy LaLiberté, pagó 35 millones de dólares en 2009 por una estancia de ocho días.

Mientras, tanto Rusia como EE. UU. miran hacia nuestro satélite, con Marte en un segundo plano. La Nasa considera prioritario el retorno a la Luna a través de una estación cislunar, mientras que los rusos se fijan como plazo poner su pie en la Luna a partir del 2030, lo cual ni siquiera pudo lograr la URSS. “¿La Luna o Marte? Primero iremos a la Luna y desde allí, a Marte”, aseveró Cabana.

Fuentes: EFE, La Vanguardia