El otro G7

Mientras 7 de los autoproclamados grandes líderes mundiales debaten unilateralmente sobre el futuro del planeta, el País Vasco francés se convierte en una zona militarizada donde las fuerzas de seguridad y los manifestantes escenifican las diferentes formas de entender el futuro del mundo  

Texto y fotos: Juan Teixeira

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La ciudad vasco francesa de Bayona era lo más parecido este fin de semana a un decorado de una película postapocalíptica: comercios cerrados y con tablones de madera en los cristales, calles vacías y una enorme presencia de las fuerzas de seguridad, que asaltaban constantemente a las pocas personas que decidían ejercer su derecho de estar en la vía pública. Una situación más propia de una zona de guerra bajo la Ley Marcial que de una región turística francesa en pleno agosto. La razón: la reunión del G7 en la vecina Biarritz, donde era absolutamente imposible adentrarse. 

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El G7 está compuesto por los líderes de las principales economías del mundo: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. A pesar de representar tan solo al 14% de la población mundial, ellos mismo se autodenominan líderes del mundo, y durante tres días llevan a cabo un teatro obsceno donde mueven los hilos del futuro de la Humanidad en reuniones secretas. Es evidente que cada año este grupo exclusivo y excluyente de "líderes mundiales" pierde más y más influencia, hecho que se está demostrando con la falta total de acuerdos en los principales temas que se han tocado: Brexit, crisis iraní, guerra comercial o las relaciones con Rusia. El G7 se ha convertido en un anacronismo que evidencia la situación de crisis de modelo y cambio que se vive a nivel mundial. 

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Así, el G7 es a día de hoy una especie de show anual donde estos líderes intentan demostrar a base de ostentación y demostración de fuerza que son el "gobierno mundial informal". Este año se ha elegido Biarritz como escenario de esta grosera obra de teatro, una de las mayores zonas turísticas de Europa durante el último fin de semana de agosto, y que ha cambiado los turistas por un despliegue policial compuesto por 13.200 policías y gendarmes franceses, 4.000 ertzainas, 1.000 policías y guardias civiles, barracones prefabricados para personas detenidas, helicópteros, barcos...

Contracumbre

Durante toda la semana previa, diversos colectivos han organizado todo tipo de actividades para posicionarse en contra de este "gobierno mundial informal" y valorar y ofrecer alternativas al actual modelo de sociedad representado por el G7.  

Nos movilizamos cara a un G7 dividido, del cual no surgirá nada. A pesar de mantener un discurso que dice incluir la lucha contra las desigualdades, la cumbre del G7 es y será el estandarte de políticas neoliberales y autoritarias. El G7 lleva a cabo políticas que han aumentado las desigualdades sociales, han reforzado las divisiones y las dominaciones basadas en el racismo y el patriarcado, han colonizado continentes, esquilmado sus recursos naturales a la vez que se levantan muros y se impide la libre circulación de las personas migrantes pobres, han organizado la industrialización de la agricultura, se potencia la industria armamentística, han acelerado la crisis medioambiental, los desarreglos climáticos y la pérdida de la biodiversidad - Manifiesto de la organización de la contracumbre del G7

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El sábado por la mañana, una gran manifestación secundada por unas 15.0000 personas recorrió los 4 kilómetros que separan el puerto deportivo de Hendaya y el centro ferial FICOBA de Irún, en un ambiente festivo y reivindicativo. La marcha estaba encabezada por una gran pancarta en la que se podía leer en euskera, español y francés: “No al G7, construyendo otro mundo desde Euskal Herria”. La policía no ha intervenido y no se han registrado ningún tipo de incidentes.

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Bayona

Las cosas fueron muy distintas el sábado por la tarde en la cercana localidad francesa de Bayona. Allí había convocada otra manifestación, esta vez sin autorización policial. El lugar de la convocatoria fue secreto hasta el último momento, y llegar hasta allí, toda una odisea. La exageradísima presencia policial hacía que avanzar por la ciudad fuera un proceso muy lento y engorroso, puesto que en cada esquina las fuerzas de seguridad francesas realizaban registros a todas las personas que se encontraban en la vía pública.

 

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En un momento dado, varios policías incluso nos rodearon a miembros de la prensa, y a pesar de identificarnos como tal, se dedicaron a confiscar elementos de protección básicos como máscaras antigás y gafas de protección. Un par de horas después, la manifestación comenzaba por la Petite Bayonne, y al llegar al puente Esprit las fuerzas de seguridad lanzaron la primera carga de gas lacrimógeno del día directamente a los periodistas, tal y cómo se puede observar en el siguiente vídeo (00:27). También hicieron uso del cañón de agua. 

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Durante toda la tarde los manifestantes (entre los que había miembros de los blac blocks y chalecos amarillos) recorrieron de forma pacífica el centro de la ciudad sin un rumbo fijo. La policía cercó la Petite Bayonne cortando todos los puentes y dejando incomunicada la zona. Cada vez que los manifestantes se acercaban a uno de los puentes, los policías les cortaban el paso con barricadas móviles y un elevadísimo número de efectivos. Se realizaron lanzamientos de piedras por parte de algunos manifestantes, y a partir de ahí los efectivos policiales comenzaron a lanzar más gases lacrimógenos y realizar detenciones. Se realizaron en total 68, de los cuales 38 quedaron en custodia en comisaría, acusados de participar en concentraciones organizadas con fines violentos, estar en posesión de objetos susceptibles de ser utilizados como armas, ocultarse el rostro para no poder ser identificados y lanzar proyectiles contra las fuerzas del orden.

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La agenda de la contracumbre para el domingo tuvo que suspenderse por los sucesos del sábado, puesto que según los organizadores "no se dan las condiciones mínimas" para hacerlo con seguridad: 

Teniendo en cuenta el sobredimensionado dispositivo y el ambiente policial que reina en el territorio, clima policial que prevalece en el País Vasco, los organizadores estimamos que no existen las condiciones mínimas para poder realizar una movilización que garantice la seguridad y la integridad física de los participantes 

A pesar de la suspensión, G7 ez! y Alternatives G7 consideran que la contracumbre ha sido "un éxito". El año que viene, el show continuará en otra parte.