Tal día como hoy en 1948, la Asamblea General firmaba en París la declaración universal de derechos humanos. Entonces los países que acababan de conformar la ONU declaraban que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. Un texto compuesto por 30 artículos que reivindicaba la dignidad, un documento histórico que proclamó los derechos inalienables inherentes a todos los seres humanos, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, o origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento ni ninguna otra condición. Este documento, impulsado por la política estadounidense Eleanor Roosevelt, está disponible en más de 500 idiomas y es el más traducido de la historia. Posteriormente se han ido firmando Tratados y Convenciones Internacionales de obligado cumplimiento para todas las naciones. El peligro en la actualidad se encuentra en que crecen en todo el mundo opciones políticas extremas y sentimientos en algunos sectores sociales que ponen en cuestión abiertamente la vigencia de los derechos humanos o cuando menos de los valores que los inspiran. En el caso de Trump, Amnistía Internacional ha detallado hasta 100 amenazas en sus discursos y acciones que vulneran directa y abiertamente los derechos humanos.