Watergate fue el nombre que se le dio a un caso de investigación que se llevó a cabo en los Estados Unidos en los años 70 y que salpicó hasta la propia Casa Blanca. Robos, agresiones y extorsiones eran tan solo algunas de las acusaciones que pesaban sobre los implicados, entre los que se encontraba James McCord, el jefe de seguridad del comité para la reelección del presiente Richard Nixon, lo que hizo que el mandatario tuviera que dimitir cuando no había pasado ni un año de haber sido reelegido en el cargo.

Todo empezó cuando en junio de 1972 detuvieron a cinco hombres acusados de intentar robar documentos de las oficinas del Comité Nacional Demócrata, entre los que se encontraba el jefe de seguridad del comité para la reelección de Nixon. El hecho no dañó la imagen del presidente que fue reelegido en 1973, pero las investigaciones de dos periodistas del Washington Post empezaron a apuntar a un nexo entre el robo y el gobierno y la sospecha fue cogiendo fuerza cuando apareció una carta que recogía las presiones de la Casa Blanca a un juez para que inculpara a los periodistas. Empezó entonces una investigación más a fondo denominada Watergate y algunos miembros del gobierno fueron detenidos por estar implicados en el caso del robo de documentación en el Comité Nacional Demócrata y por extorsiones. Además, el abogado John Dean informó de que tenía sospechas de que Nixon grababa sus reuniones en la Oficina Oval y el fiscal Archibald Cox ordenó el registro de la estancia para comprobar si era verdad. El presidente se negó a que su despacho fuera inspeccionado e hizo que despidieran a Cox, lo que provocó que aumentaran las sospechas sobre su implicación en el caso. Finalmente se probó que Nixon había conspirado contra los demócratas y que había entorpecido la investigación del FBI y por eso el 8 de agosto de 1974 el republicano hizo una aparición pública para anunciar que renunciaba a su cargo, aunque no asumió públicamente ese día su responsabilidad.